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July 20, 2012

Epitafio - Frecuencia Latina


Epitafios (Cementerio Presbítero Maestro)
EPITAFIO: “tu vida en una frase”. En efecto, tras la muerte, existe la vana ilusión de poder sintetizar la existencia de alguien en una sola frase que se inscribirá en la tumba. A veces, estos epitafios ocultan una vida azarosa, trágica o simplemente desafortunada. Bajo esta premisa, Contraplano Producciones decidió realizar una serie de televisión que reconstruiría las vidas -y desde luego las muertes- de diversas personas a partir de los epitafios encontrados en el Cementerio Presbítero Maestro.

La serie empezará a emitirse por Frecuencia Latina (canal 2) próximamente. Al haber estado involucrado en la redacción de un par de capítulos puedo afirmar que para cada relato ha habido una rigurosa investigación histórica (realizada por historiadores de la UNMSM o de la PUCP, entre ellos mi antiguo profesor Juan Luis Orrego), y a partir de esta investigación un equipo de guionistas ha creado historias llenas de intrigas y conflictos. Tuve la oportunidad de escribir parte de los capítulos que hablan sobre el Marqués de Torre Tagle, la Marquesa de Lara, Carlos Deza Araoz, María Bosso de Cavassa, José María Lastres y Juan Terry, entre otros. Cuando se estrene la serie busquen mi nombre en los créditos: Arcadio Bolaños.  

Testamento del Marqués de Torre Tagle (documento original)

Y, como siempre, pasamos a hablar sobre las muestras de arte de la semana:


El día martes llegué tempranito a la inauguración de "Muestrario: impresiones de Corriente Alterna", audaz colectiva que engloba el trabajo sobre soporte digital de los más destacados artistas de la reconocida escuela: Esther Bartolo, Patricia Bueno, Jorge Cabieses, Andrés Chávez-Alcorta, Iris Díaz, Bruno Dibós, Ana Cecilia Farah, Sylvia Fernández, Ivana Ferrer, Nicole Frenchy, Patricia Gygax, Jaime Higa, Diego Lama, Andrés Miró Quesada, Pablo Patrucco, Natalia Pilo-Pais, Lucía Reátegui, Adriana Tomatis, Patricia Villanueva, Giancarlo Vitor, Alice Wagner.


Con propuestas distintas y originales, cada artista dio rienda suelta a su imaginación, pero hubo dos obras en particular que capturaron por completo mi atención: “Kit de supervivencia criolla” de Iris Díaz, una irónica e hilarante crítica a la criollada limeña tan nuestra, en donde vemos productos sumamente curiosos como el ‘lanza coima’, el reloj ‘hora peruana’ (la hora sin demora) o la barriga inflable portátil (para no hacer colas en bancos o supermercados). 


Andrés Miró Quesada
Otra gran obra, con una potente carga erótica y a la vez lúdica, es “Treasure Trail” (algo así como el camino o el rastro del tesoro) de  Andrés Miró Quesada -de quien no había visto nada desde su magnífica PLAY en la Sala Luis Miró Quesada Garland (diciembre 2010)-. En esta ocasión, el talentoso artista nos ofrece dos fotografías en gran formato en las que un apuesto chico -él mismo- posa para la cámara en un juego de luminosidades que deja translucir aquello que pretende ser ocultado por su ropa interior. El erotismo aquí obedece a la máxima de aquello que no necesita mostrarse de manera explícita sino aquello que se sugiere o se intuye, dejando el resto a nuestra imaginación. Así, vemos dos sugerentes fotos: en la primera, podemos percibir entre sombras los genitales del joven, a la vez que leemos el provocador título de la foto “This silly rabbit shows us that trix are not just for kids” (malicioso juego de palabras que apunta al juego infantil, a los tricks o trucos que los chicos realizan en Halloween, se podría traducir como “este tonto conejo nos muestra que los trucos no son sólo para chibolos”); la segunda es  “Wildstuff” (lo salvaje o la cosa salvaje o aquello que es salvaje), ahí vemos la silueta del pene contrastada con la superficie ligeramente translúcida de la tela del bóxer. Sin duda, se trata de dos fotografías únicas y extraordinarias. 

Hubo una gran afluencia de público en la muestra, y me encontré con José Medina (ArtMotiv), Marcos Palacios, Paola Tejada, Joseph de Utia, Julio Garay, Carolina Hanspach Gómez de la Torre, Christian Fuchs e Irene Tomatis. Finalmente, me fui con mis amigos Marcos y Paola al malecón Pazos, más concretamente a la casona de 80M2 en donde se inauguraba la muestra colectiva “Afuera” que reúne a diversos artistas peruanos que, desde técnicas y enfoques muy diversos indagan sobre la problemática de la minería, tema tan en boga actualmente. Allí me encontré con Lorenzo Zolezzi y me quedé conversando con Marcos y Paola un buen rato en este amplio espacio barranquino.


Entre todas las obras hubo una en particular que me pareció fascinante, se trata de una serie de fotografías de la artista Daniela Ortiz. Curiosamente, en la muestra “¿Y qué si ocurre la democracia?” -realizada hace algunos meses en este mismo espacio- su trabajo había sido uno de mis favoritos. Ahora, por segunda vez consecutiva, quedé admirado por la audacia y la lucidez de su propuesta. A primera vista, puede parecer una simple provocación, pero el conjunto fotográfico presentado aquí va mucho más allá, hurga en la herida misma de la pobreza y en la diferencia abismal -presentada con crudeza y honestidad brutal- entre dos realidades completamente opuestas: las residencias de los altos directivos de la compañía minera Volcan y los hogares empobrecidos y marginales de aquellas personas que parecieran no tener voz en una sociedad como la nuestra que presume de ser democrática. 


Ortiz ha tapizado algunas de estas casas -pobres, destartaladas, miserables- con ampliaciones gigantescas de, por ejemplo, la residencia de uno de estos influyentes ejecutivos en el golf de San Isidro, y luego ha tomado una foto a este nuevo panorama. El resultado es avasallador, frente a los caminos de tierra o mal pavimentados, los ladrillos desnudos, las ventanas mugrosas o rotas, la maraña de ropa mal colgada, el abandono y el deterioro, vemos una impecable avenida sanisidrina, el edificio de lujo diseñado por algún arquitecto de moda y el verde muro de arbustos del Lima Golf Club. Son imágenes fuertísimas, sin embargo Daniela Ortiz no intenta disgustarnos: lo suyo no es el escándalo, es el pensamiento; ella ha superado la tentación pueril del “épater le bourgeois” y en su lugar nos presenta la barrera infranqueable entre el mundo de los ricos y el mundo de los pobres, tal como la hubiera concebido el estructuralista Claude Lévi-Strauss. Frente a una mirada tan fidedigna como devastadora no podemos permanecer indiferentes; la artista nos invita -nos incita- a la reflexión. Por eso la calma aparente de sus fotos, en las que no vemos movimiento alguno, nunca hay personas ni perros callejeros que se asomen. Pero es una paz aparente, es el elocuente silencio del subalterno, del que no tiene voz ni puede hacerse escuchar. Una vez más, Daniela Ortiz nos confronta con una realidad precaria y desoladora que a menudo olvidamos, ya sea por miopía psicológica o simplemente por indiferencia. 

my inks / mis tintas

Finalmente, el jueves en la noche estuve en el Centro Colich con mi gran amigo Brian Power. La vez pasada nos divertimos bastante gracias a -o a pesar de- la breve entrevista que hicimos para Polizontes con Érika Beleván (por supuesto, muchas de las fans del señor Power lo vieron en Plus TV cuando se transmitió el programa). En esta ocasión se inauguraban dos interesantísimas muestras centradas en el dibujo, "Bodies" de Charlotte Busse, una mirada íntima y turbadora sobre los cambios físicos de la adolescencia, los cuerpos desnudos que transitan desde la pubertad hacia la juventud, todo con una envidiable economía de trazos y un despliegue cromático sencillo pero muy bien orientado. 


Reminiscencias Trastocadas” de Pablo Cruz Gastelumendi presenta imágenes muy sugerentes, que combinan un cierto nivel de caricatura con un expresionismo gestual formidable, el extraordinario uso del grafito así como una paleta de colores dosificada con gran maestría elevan de categoría una obra ya de por sí imprescindible. La muestra queda abierta al público hasta el 10 de agosto en Jirón Colina 110, Barranco. Si pueden, visítenla. 


December 5, 2010

PLAY

Three young artists are gathered in “PLAY”. When I went to the inauguration this Thursday, I run into a lot of familiar faces. However, I did have more than enough time to look at the paintings. I found the works of Andrés Miró Quesada and Andrés Chávez Alcorta particularly striking.


Miró Quesada focuses on the male body and keeps faces veiled or fully hidden. In the first painting a couple of hands grab (almost grope) an electronic gadget. In the second one, we’re privy to quite an interesting voyeuristic exercise. The third painting is very erotic, and its energy resides precisely in that which we cannot see, thus the refusal to reveal nothing but a couple of arms ignites the viewer’s imagination.


The paintings of Andrés Chávez Alcorta are equally fascinating. In Toy Soldier we witness the performativity associated with iconic war-themed elements; while at the same time Toy Soldier plays with concepts like Boy Toy and so on. The second painting reminds me of wonderful artists like Jo Chen and Rodin Esquejo.

After such great painting I can only say "we need more"!
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“PLAY”, actualmente en la sala Luis Miró Quesada Garland, congrega a tres jóvenes artistas: Andrés Miró Quesada, Andrés Chávez Alcorta y Patricia Gygax. La inauguración fue el jueves y me encontré con más personas de lo que hubiese imaginado. Algunos de Corriente Alterna otros de mi colegio, como Sofía Lores y Matías Cillóniz. Matías me explicó, por ejemplo, que en los cuadros de Miró Quesada existía un estudio fotográfico previo; imagino que el proceso total de la obra ha requerido un trabajo minucioso y enérgico.


Los cuatro cuadros de Miró Quesada tienen varios elementos en común. Lo importante en ellos es la preeminencia del cuerpo y la ausencia de rostros. Esto puede observarse claramente en las dos manos que se aferran con fruición al aparatito electrónico, y crean una imagen más expresiva que una docena de muecas.




En el segundo cuadro, este esquema se reitera en un escenario de aparente paz y orden. Aunque no deja de ser curiosa la expresión casi de voyeur de los cerditos de porcelana.





El tercer cuadro es sumamente sugerente, tiene una gran fuerza erótica y su energía reside precisamente en aquello que oculta, en lo que se niega a revelar. El espectador tan sólo atisba el movimiento agitado de dos pares de brazos, y eso es más que suficiente para encender la chispa de la imaginación (tampoco es gratuita la ubicación del patito de hule).





Finalmente, el último cuadro coquetea con la posibilidad de desvelar un rostro, al menos parcialmente. Sin embargo, lo primordial aquí es la interacción del cuerpo con los objetos que lo rodean.





La obra de Andrés Chávez Alcorta es igualmente fascinante. Por ejemplo, “Toy Soldier” es casi un ejercicio performativo que subvierte el poder icónico de lo bélico; el juego es central; del mismo modo, el título se presta a diversas interpretaciones, de Toy Soldier se podría pasar a Boy Toy y muchas otras variaciones, algunas más sugestivas que otras.

                         Toy Soldier

 El siguiente cuadro presenta una magnífica técnica y un cuidadoso enfoque de ideas. Tanto en este caso como en el anterior, el estilo pictórico podría remitirnos a ciertos ilustradores norteamericanos o portadistas de comic books. En concreto, pienso en artistas como Jo Chen y Rodin Esquejo.

Frente a tantas excelentes obras solamente puedo decir "necesito ver más" (parafraseando lo que uno de mis personajes decía en mi siguiente dibujo):