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September 8, 2013

Sex - Joe Casey & Piotr Kowalski

What's cooking in Simon Cooke's head? As a protagonist, he seems to be quite hermetic. He spent years of his life fighting against crime as the Armored Saint, a costumed vigilante. But those days are now in the past. And he must find a way to redefine his existence without the adrenaline of his superhero life. 

We’ve probably read many stories about retired superheroes, but what Joe Casey is trying to do here is something different. He’s basically trying to answer one simple question: could someone like Batman adapt to a normal life as the CEO of the city’s largest corporation? Simon Cooke is now in charge of his company, a business that had been unattended during his years as the Armored Saint. Fiscal plans, investment opportunities, meetings with shareholders, it all becomes rather tedious for Simon. Perhaps the only way to escape from all of that is fantasizing about sex.

But the question here, and that’s the subtle level of perversity Joe Casey has created for this book, is why fantasize about sex instead of having sex? Why the richest man in the city decides to pay not for sex but rather for a voyeuristic exercise? Indeed, he pays two prostitutes to act as a couple of horny lesbians. But he just sits there and watches… and watches. Eventually, the hookers get nervous: “Hey asshole --you gonna jerk off or what?”, they yell at him. But Simon’s sexual repression is too strong, he can’t have sex, he can’t even feel comfortable with masturbation.  

Simon visits the most exclusive sex club of Saturn City, and not even the “Community Lounge” gets him horny. While dozens of men and women participate in a wild orgy, Simon only looks at them with curiosity and a certain degree of contempt. On the other hand, the woman who was the equivalent of Catwoman uses a vibrator to stimulate her vagina while she reminisces the way she was chased down by the Armored Saint. 

We never know what’s going on inside Simon Cooke’s head. But we can make some assumptions after listening to his words: “I just don’t know what the hell I’m doing half the time. It’s like I’m sleepwalking through all the things that ‘normal’ people do. Something about this city… I was going to save it. Now I’m just… someone who lives here”. 

And Simon’s problems keep getting bigger. He rejects the ‘complimentary’ prostitute he gets, he rejects all possibility of sex almost as severely as he rejects his heroic past. But Saturn City is a corrupted metropolis, and sooner or later, chaos will erupt. 

I had no idea who Piotr Kowalski was. So before paying for “Sex” I googled him and I liked what I found. And he does a great job here, specializing in double page spreads that immediately capture our attention. The architecture of Saturn City is very original, and the sex scenes are highly erotic and dynamic. Brad Simpson’s solid colors are the ideal complement to Piotr’s lines. 

I’ve tremendously enjoyed the opinion section / letter column: 3 pages devoted to Joe Casey’s reflections about the comic book industry: “The current, editorially-driven approach to corporate comic books, the 'writers room' mentality that the creators involved claim to embrace (but, seriously, what choice do they have? You wanna play with the toys, you play by their rules), does little to bring out the idiosyncratic work that was a hallmark of Stan Lee's classic 60s writing or Marvel's 2nd generation of confused --and drug infused-- brilliance in the 70s or even Dick Giordano's 'try anything'-ethos of DC in the 80s. Instead, it promotes 'focus tested' --and very often bloodless-- takes on otherwise great characters. Writers and artists become interchangeable within the corporate system”.

I should also highlight the work of Sonia Harris, a graphic designer who adds a very sophisticated touch to “Sex”. Finally, Rus Wooton (The Walking Dead’s letterer) does an outstanding job here, choosing a font that is unusual for American comics but quite common in Europe (personally, it reminds me of Alfonso Font’s handwriting). Evidently, aesthetics are essential here, but isn’t that also essential when it all comes down to… sex?
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¿Qué es lo que hierve dentro la cabeza de Simon Cooke? Como protagonista parece ser bastante hermético. Durante años combatió el crimen como el Santo de la Armadura, un vigilante enmascarado. Pero esos días han quedado en el pasado. Y él debe encontrar un modo de redefinir su existencia sin la adrenalina de su vida como superhéroe. 

Probablemente hemos leído muchas historias sobre superhéroes retirados, pero lo que Joe Casey intenta hacer aquí es algo diferente. Básicamente, intenta responder una simple pregunta: ¿Podría alguien como Batman adaptarse a la vida normal del CEO de la mayor corporación de la ciudad? Simon Cooke ahora está a cargo de su compañía, un negocio que no ha sido atendido durante sus años como el Santo de la Armadura. Planes fiscales, oportunidades de inversión, reuniones con los accionistas, todo se vuelve bastante tedioso para Simon. Tal vez su única forma de escapar es fantasear sobre sexo.

Pero la pregunta aquí, y ese es el sutil nivel de perversidad creado por Joe Casey, es ¿por qué fantasear sobre sexo en vez de tener sexo? ¿Por qué el hombre más rico de la ciudad decide pagar no por sexo sino por un ejercicio de voyerismo? De hecho, paga a dos prostitutas para que actúen como una pareja de lesbianas calentonas. Pero él nada más se sienta y mira... y mira. Eventualmente, las rameras se ponen nerviosas: “Oye imbécil --¿te vas a pajear o qué?”, le gritan. Pero la represión sexual de Simon es demasiado fuerte, no puede tener sexo, ni siquiera se siente cómodo con la masturbación.  

Simon visita el club de sexo más exclusivo de Ciudad Saturno, y ni siquiera el "salón comunal" lo pone cachondo. Mientras docenas de hombres y mujeres participan en una salvaje orgía, Simon apenas los ve con curiosidad y un cierto grado de desdén. Por otro lado, la mujer que era la equivalente a Catwoman usa un vibrador para estimular su vagina mientras recuerda la forma en la que era cazada por el Santo de la Armadura.

Nunca sabemos qué es lo que se cuece en la cabeza de Simon Cooke. Pero podemos hacer algunas suposiciones después de escuchar sus palabras: “No sé qué demonios estoy haciendo casi todo el tiempo. Es como si caminara sonámbulo a través de las cosas que hace la gente ‘normal’. Es algo sobre esta ciudad... Iba a salvarla. Ahora sólo soy... alguien que vive aquí”. 

Y los problemas de Simon aumentan. Él rechaza a la prostituta 'de regalo' que le mandan, él rechaza toda posibilidad de sexo casi tan severamente como rechaza su pasado heroico. Pero Ciudad Saturno es una metrópolis corrompida, y tarde o temprano, el caos hará erupción.

No tenía ni idea de quién era Piotr Kowalski. Así que antes pagar por “Sex”, lo busqué en Google y me gustó lo que encontré. Y él hace un gran trabajo aquí, especializándose en páginas dobles que inmediatamente capturan nuestra atención. La arquitectura de Ciudad Saturno es muy original, y las escenas de sexo son muy eróticas y dinámicas. Los colores sólidos de Brad Simpson son el complemento ideal para las líneas de Piotr.

He disfrutado tremendamente la sección de opinión / columna de cartas: 3 páginas dedicadas a las reflexiones de Joe Casey sobre la industria del cómic: “El enfoque actual, manejado editorialmente, de los cómics corporativos, la mentalidad de la  'sala de escritores' que los creadores involucrados tanto claman adorar (pero, en serio, ¿qué opción les queda? Si quieres jugar con los juguetes, sigues esas reglas), ayuda poco para generar el trabajo idiosincrático que fue el distintivo de la clásica escritura sesentera de Stan Lee o la brillantez confundida --y drogo-imbuida-- de la segunda generación setentera de Marvel o incluso el ethos de 'intentar lo que sea' de Dick Giordano en la DC ochentera. En su lugar, el enfoque actual promueve interpretaciones 'de rumbo probado' --y muy a menudo sin potencia-- sobre personajes que, bajo otras circunstancias, serían grandiosos. Los escritores y artistas se vuelven intercambiables dentro del sistema corporativo”.

También debería resaltar el trabajo de Sonia Harris, una diseñadora gráfica que añade un toque muy sofisticado a “Sex”. Finalmente, Rus Wooton (el rotulista de "The Walking Dead") hace un trabajo sobresaliente, eligiendo una fuente inusual para los cómics estadounidenses pero bastante común en Europa (personalmente, me recuerda a la caligrafía de Alfonso Font). Evidentemente, la estética es esencial aquí, pero ¿no es también esencial cuando todo se trata de... sexo?