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September 4, 2013

Astro City # 1 & 2 - Kurt Busiek & Brent Anderson

Alex Ross
“In my dreams, I fly”. But don’t we all share fantastic dreams that are only nurtured by the extravagant and colorful worlds of the superhero genre? Flying isn’t easy… most of the time we get stuck on the ground. For every ten superhero titles only one is good enough to ignite our imagination, to make us fly, to make us dream about flying. And for every hundred titles only one is good enough to actually elevate our minds into a whole new stratosphere. Astro City is one of those rare titles, a true gem, an example of unparalleled creativity and innovation.

The first time I read Astro City was over a decade ago. I was lucky enough to get the first volume as a gift and the minute I read the first page I felt a deep connection with the Samaritan –Astro City’s equivalent of Superman–, a hero so fed up with the daily routine of catching bad guys and saving the world that his only desire is to sleep and fly peacefully, freely. Because when he flies to save lives and fight against villains, he’s never free. He’s a slave of the heroic circumstances that are forced upon him. So only in his dreams can he truly fly.

The Samaritan,  the First Family and the Honor Guard return to the pages of Astro City, accompanied by a vast array of old and new characters. The arrival of the Ambassador is a celebration of cosmic grandeur, he is one of those larger-than-life creatures, similar to Galactus. Busiek and Anderson pay homage to the Lee / Kirby era in Fantastic Four with the creation of the Ambassador. Certainly, the love for Kirby’s oeuvre was more than evident in one of Busiek’s most recent works: Kirby Genesis (published by Dynamite). 
Alex Ross

But Busiek never forgets the regular people, like Marella who works in Humano Global, a call center devoted to answering superhero emergencies. The balance between the ordinary and the extraordinary, between the human and the superhuman is what made this series so special in the 90s and what makes it even more relevant now, in an era befouled by mega-events, constant renumberings and relaunches, and multiple gimmicks.

In only two issues, the authors have added even more depth to an already large and complex metropolis. “Astro City is art, and it’s good art. It creates something –a place, perhaps a medium, or just a tone of voice– in which good stories are told”, explains Neil Gaiman. And it’s true. Although Astro City was born on the page it also lives in our hearts, and in a certain way we also live in it, populating the streets of this fascinating urban experiment. 

Returning to Astro City is like meeting old friends, like getting reacquainted with people you care about that, for a number of reasons, haven’t been in touch with you in years. I know I haven’t read the works of Busiek, Anderson and Ross in over a decade, but that doesn’t mean I haven’t missed them. Every time  I get asked about my favorite authors I talk about Alan Moore, Neil Gaiman, Grant Morrison and the entire pantheon of British writers, but I also talk about Kurt Busiek, one of the few American writers that is on par with his British colleagues. And that, my friends, is quite an accomplishment. 
The heroes of Astro City / los héroes de Astro City

Anderson reassumes his duty as penciler and inker, preserving his signature style, a combination between the classic lines of the heroes of yesteryear with the refreshing dynamism of more modern eras. Of course, another egregious citizen of Astro City reappears: Alex Ross. The famous artist provides some of the best covers I’ve seen in a long time. His hyperrealism is as fascinating as always, and his fantastic designs are an incomparable visual feast. Alex Ross draws great covers every month, but his work in this title is on another level.
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The Samaritan: a hero dressed in red and blue /
Samaritan; un héroe vestido de rojo y azul

"En mis sueños, vuelo". Pero ¿no compartimos todos esos sueños fantásticos que son nutridos por los extravagantes y coloridos mundos del género súper-heroico? Volar no es fácil... la mayoría de las veces nos quedamos en el suelo. De cada diez títulos de superhéroes sólo uno es lo suficientemente bueno como para despertar nuestra imaginación, para hacernos volar, para hacernos soñar con volar. Y de cada cien títulos sólo uno es suficientemente bueno para hacer que nuestra mente se eleve hacia una nueva estratósfera. "Astro City" es uno de esos raros títulos, una verdadera joya, un ejemplo de la creatividad y la innovación sin paralelos.

La primera vez que leí Astro City fue hace más de una década. Tuve la suerte de recibir el primer volumen como regalo y un minuto después de leer la primera página sentí una conexión profunda con Samaritan –el equivalente a Superman en Astro City–, un héroe tan harto de la rutina diaria de atrapar a los tipos malos y salvar el mundo que su único deseo es dormir y volar pacíficamente, libremente. Porque cuando vuela para salvar vidas o pelear contra villanos, nunca es libre. Es un esclavo de las circunstancias heroicas que le han sido impuestas. Así que solamente puede volar de verdad en sus sueños.


Samaritan, la Primera Familia y la Guardia de Honor retornan a las páginas de Astro City, acompañados por una vasta cantidad de viejos y nuevos personajes. La llegada del Embajador es una celebración de grandeza cósmica, él es una de esas criaturas 'más grandes que la vida', similar a Galactus. Busiek y Anderson rinden homenaje a la etapa Lee / Kirby en "Fantastic Four" con la creación del Embajador. Ciertamente, el amor por la obra de Kirby se hizo más que evidente en uno de los trabajos más recientes de Busiek: “Kirby Genesis” (publicado por Dynamite). 
Humano Global

Pero Busiek nunca olvida a la gente común y corriente, como Marella que trabaja en Humano Global, un call center abocado a responder emergencias súper-heroicas. El balance entre lo ordinario y lo extraordinario, entre lo humano y lo superhumano es lo que hizo esta serie tan especial en los 90s y lo que la vuelve aún más relevante ahora, en una época contaminada por mega-eventos, constantes re-numeraciones y relanzamientos, y múltiples trucos de venta.

En sólo dos números, los autores han añadido incluso más profundidad a una metrópolis ya de por sí grande y compleja. “Astro City es arte, y es buen arte. Crea algo –un lugar, tal vez un medio, o sólo un tono de voz– en el que son contadas buenas historias”, explica Neil Gaiman. Y es cierto. Aunque Astro City nació en la página también vive en nuestros corazones, y en cierto modo nosotros también vivimos allí, poblamos las calles de este fascinante experimento urbano. 

Regresar a Astro City es como saludar a viejos amigos, como reencontrarse con personas a las que aprecias pero que, por diversos motivos, no has visto en años. Sé que no he leído los trabajos de Busiek, Anderson y Ross hace más de una década, pero eso no significa que no los haya echado de menos. Cada vez que me preguntan cuáles son mis autores favoritos hablo de Alan Moore, Neil Gaiman, Grant Morrison y el panteón entero de escritores británicos, pero también hablo de Kurt Busiek, uno de los pocos escritores estadounidenses que está a la par de sus colegas británicos. Y eso es todo un logro.

Anderson retoma su rol como dibujante a lápiz y a tinta, preservando sus estilo característico, una combinación entre las líneas clásicas de los héroes del ayer con el refrescante dinamismo de eras más modernas. Por supuesto, reaparece otro egregio ciudadano de Astro City: Alex Ross. El famoso artista entrega algunas de las mejores portadas que he visto en mucho tiempo. Su hiperrealismo es tan fascinante como siempre, y sus fantásticos diseños son un incomparable festín visual. Alex Ross dibuja grandiosas portadas cada mes, pero su trabajo en esta colección está a otro nivel.