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December 5, 2019

Freshmen # 1-3 - Hugh Sterbakov & Leonard Kirk

More than 10 years ago, I remember reading an article online about Freshmen, which was a Top Cow / Image miniseries succinctly described as “The adventures of college freshmen with extraordinary powers”. Of course, even under this rather generic description I immediately knew that writer Hugh Sterbakov along with co-creator Seth Green had come up with something special.

Well, it took me more than a decade but I finally got around to read the first issues of Freshmen, and I absolutely loved them. The basic premise, as Sterbakov explains is that “a bunch of college freshmen have been given superpowers by the explosion of a special machine, and the powers are based on whatever they were thinking at that moment”.


What would a normal freshman be thinking about in the middle of the night? Lots of things. And it is the variety, the randomness and also the naturality of these thoughts that Sterbakov manages to convey with ease and good narrative pulse. Before the explosion, all the main characters have attended a party at a fraternity. “So one guy can burp at anyone and make them drunk, one girl can make everyone fall in love with her, another guy is totally sticky, that dude can talk to plants, this girl can jump into people’s minds… and they’re (sort of) led by a comic book geek who didn’t get any powers and a talking beaver obsessed with building dams”. 


In addition to this crazy selection of power, Sterbakov creates characters that are unique and very memorable. For example, the high school valedictorian that got drunk at the party and ended up throwing up had sworn never to drink again (as all guys do when they’re really drunk), and yet his newely gained powers are based on alcohol and now he’s in a perpetual state of hangover. Of course some have more useful powers than others, for example there is the boy who was humiliated at the party, stripped naked and ridiculed due to the modest size of his penis, at the moment of the explosion he has unzipped his pants and is measuring his penis, feeling dissatisfied with its size: his power will be having an extremely long dick. The vegan in the group gains the power of communicating with plants, which in the end will prevent him from eating even a salad, since he can hear every plant talking to him and complaining about things. I could not stop laughing at the irony of having a vegan regretting even the possibility of eating an apple (since the apple yells at him ‘please don’t eat me’). And what about the couple that had sex and now they must touch each other to use their powers even if they’re constantly fighting?

frat party / fiesta en una fraternidad
And one of my personal favorites is Norrin (who has named himself after the Silver Surfer). He reads comics all the time and since he left the building to get pizza, he’s the only one in the group that didn’t get super powers, so he turns into a sort of Robin, with a utility belt and a cape. Of course, even though Norrin insists that they should all get codenames, wear costumes and conceal their secret identities, they’re not a group of superheroes. They’re still irresponsible students even if they have extraordinary abilities. 
does size matter..? / ¿el tamaño importa..?
It’s amazing to see how much character development Sterbakov is able to include in only 3 issues, I guess his experience writing Robot Chicken for Cartoon Network helped him to become a more efficient writer. Leonard Kirk is the ideal artist for this project. With considerable experience in superhero comics, Kirk knows how to make characters identifiable and how to give them different physical traits while remembering that they’re all teenagers. Kirk’s pencils are greatly inked by Andrew Pepoy. The cover artists are amazing, Joseph Michael Linsner for issue 1 and Rodolfo Migliari for issues 2 and 3, like Sterbakov explains “Either Rodolfo really likes our kids or he’s just that talented, but he always captures their emotions and makes them look their age, and I love him for it”. Indeed, Migliari is an artist I wasn’t familiar with, but his amazing talent shines through in all his covers.  
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Hace más de 10 años, recuerdo haber leído un artículo en línea sobre Freshmen,  una miniserie Top Cow / Image descrita sucintamente como “Las aventuras de estudiantes universitarios de primer año con poderes extraordinarios”. Por supuesto, incluso bajo esta descripción bastante genérica, supe de inmediato que el escritor Hugh Sterbakov junto con el cocreador Seth Green habían inventado algo especial.

before the superpowers / antes de los superpoderes
Bueno, me llevó más de una década, pero finalmente pude leer los primeros números de Freshmen, y quedé encantado. La premisa básica, como explica Sterbakov, es que "la explosión de una máquina especial ha dado superpoderes a un grupo de estudiantes universitarios de primer año, y los poderes se basan en lo que sea que estuvieran pensando en ese momento".
gifted... / dotado...
¿En qué estaría pensando normalmente un estudiante de primer año en medio de la noche? Muchas cosas. Y es la variedad, la aleatoriedad y también la naturalidad de estos pensamientos lo que Sterbakov logra transmitir con facilidad y buen pulso narrativo. Antes de la explosión, todos los personajes principales han asistido a una fiesta en una fraternidad. “Así que un chico pueda eructarle a cualquiera y emborracharlo, una chica puede hacer que todos se enamoren de ella, otro chico es totalmente pegajoso, ese tipo puede hablar con las plantas, esta chica puede meterse en la mente de las personas... y están (más o menos) dirigidos por un friki del cómic que no obtuvo ningún poder y un castor parlante obsesionado con construir represas”.
disagreement / desacuerdo
Además de esta loca selección de poder, Sterbakov crea personajes únicos y muy memorables. Por ejemplo, el estudiante estrella de la escuela secundaria que se emborrachó en la fiesta y terminó vomitando había jurado nunca volver a beber (como hacen todos los muchachos cuando están realmente borrachos), y sin embargo, sus poderes recién adquiridos se basan en el alcohol y ahora está en perpetuo estado de resaca. Por supuesto, algunos tienen poderes más útiles que otros, por ejemplo, está el muchacho que fue humillado en la fiesta, desnudado y ridiculizado debido al tamaño modesto de su pene, en el momento de la explosión se desabrochó los pantalones y estaba midiendo su pene, sintiéndose insatisfecho con su tamaño: su poder será tener una polla extremadamente larga. El vegano en el grupo gana el poder de comunicarse con las plantas, lo que al final le impedirá comer incluso una ensalada, ya que puede escuchar a cada planta hablar con él y quejarse de las cosas. No pude dejar de reírme de la ironía de que un vegano lamentara incluso la posibilidad de comer una manzana (ya que la manzana le grita "por favor, no me comas"). ¿Y qué hay de la pareja que tuvo relaciones sexuales y ahora deben tocarse para usar sus poderes incluso si están peleando constantemente?
Norris
Y uno de mis favoritos es Norrin (que se nombra así gracias a Silver Surfer). Él lee cómics todo el tiempo y ya que salió del edificio para comprar pizza, es el único en el grupo que no obtuvo superpoderes, por lo que se convierte en una especie de Robin, con un cinturón lleno de artilugios y una capa. Por supuesto, a pesar de que Norrin insiste en que todos deben obtener nombres clave, usar disfraces y ocultar sus identidades secretas, no son un grupo de superhéroes. Todavía son estudiantes irresponsables, incluso si tienen habilidades extraordinarias.
First mission / primera misión
Es sorprendente ver cuánto desarrollo de personajes puede incluir Sterbakov en sólo 3 números, supongo que su experiencia escribiendo Robot Chicken para Cartoon Network lo ayudó a convertirse en un escritor más eficiente. Leonard Kirk es el artista ideal para este proyecto. Con considerable experiencia en cómics de superhéroes, Kirk sabe cómo hacer que los personajes sean identificables y cómo darles diferentes rasgos físicos al tiempo que recuerda que todos son adolescentes. Los lápices de Kirk están estupendamente entintados por Andrew Pepoy. Los artistas de las portadas son increíbles, Joseph Michael Linsner para el número 1 y Rodolfo Migliari para los números 2 y 3, como Sterbakov explica: "A Rodolfo realmente le gustan nuestros muchachos o simplemente es tan talentoso, pero siempre captura sus emociones y los hace ver de su edad, y lo amo por eso". De hecho, Migliari es un artista con el que no estaba familiarizado, pero su increíble talento brilla en todas sus portadas.

August 31, 2013

Disco rayado - John Chauca Laurente (Galería Yvonne Sanguineti)

Kaboom (2010)
Directed by Gregg Araki 

Gregg Araki's films share a special signature. As a filmmaker, his interest towards certain themes are aptly exploited in different and peculiar ways. In "Mysterious Skin" we witness the alien abduction fantasy embraced by one of the protagonists, in "Nowhere" an alien invasion serves both as a metaphor and as in incursion into the real. In Kaboom, Araki plays again with that which surpasses normal humanity, redefining it in the process.

We find ourselves immersed in a story about college, young men and women, mysterious murders, secret societies and conspiracy theories that, somehow, mingle together with a surreal sensitivity. The first scene takes us to Smith's mind, an 18-year-old student… or, more exactly, to a dream he has been having frequently. After that he starts masturbating while fantasizing with his roommate Thor, a blonde surfer with perfect abs. Smith, however, doesn't want to be labeled… he considers himself neither gay nor bisexual. He has indeed sexual encounters with boys and girls, but his best friend Stella is convinced that he leans more towards guys. Stella is a lesbian that finds conflict in a risky relationship with a girl that has, to put it mildly, supernatural abilities.

At the same time, Smith finds out that a girl from college, one that appears in his dreams, has been murdered by men in black disguised with animal masks. Except he cannot be sure if he's imagining things because of the hallucinogen drugs he takes or simply because he's becoming paranoid and losing his mind in the process. It's college and there are drugs and alcohol everywhere; here actually one of Araki's favorite actors, James Duval, interprets the typical school "stoner", who pretty much sums up Stella's assertion: "college is just an intermission between high school and the rest of your life. Four years of having sex, making stupid mistakes and experiencing stuff".

When Stella has sex with her girlfriend there is a special luminosity that announces a supernatural element… and when Smith agrees to engage in sexual intercourse with a lighthearted girl named London he also experiences a weird luminescence which he attributes to drugs. In the same way he cannot define himself as homosexual or bisexual, he is also constantly escaping out of normal consciousness, which is made clear with the dream at the beginning of the film. Psychoanalyst Jacques Lacan would correlate the privileged mode in which we capture our own selves through narcissistic investment with the type of knowledge based on the 'illusion of consciousness' in which it is implied that the entire reality could become accessible to the mind, turned inside-out, and as a result, it could be illuminated and made transparent. Kaboom deals closely with this illusion of consciousness; it explores the mindset of Smith taking him constantly to different extremes of realities.
my drawing: from pencils to inks /
mi dibujo: del lápiz a la tinta

This illusion, however, is insufficient if Smith is to find his place in the world, and he experiences its limitation when he confronts the phenomenon of the strange -with all its connotations, the stranger, the alien, the unfamiliar- here exemplified by the animal mask men that start chasing him; it doesn't matter if they are after him or if he's only imagining it, but the important thing is that he experiences fear (and thanks to the director's skills, we also experience the suspense of the persecutions); this seriously puts into question the very possibility of auto-transparency or auto-knowledge for Smith.

Perhaps this is all linked with Smith's lack of a parental figure, as Lacanian theory would tell us it is the nom de pere or name of the father that inscribes the subject into the symbolic order. Smith has a loving mother, but he has never met his father who was conveniently reported dead in a car accident just before he was born. Without the name of the father, without the castration which takes place when the father removes any possibility of the mother having the phallus, it's clear that the individual, in this case Smith, would always be out of place or at least displaced from society. In a world ruled by heterosexual normativity, Smith has no clear space or location, and in the same way sexuality means for him to wander around aimlessly, he also starts slipping into an uncomfortable fissure that brings forth elements of reality and also from his personal oneiric world.

I think no other director could have pulled this off. Kaboom succeeds in forcing us, the viewers, to reevaluate what we think, to defy established knowledge. When Smith finds out the truth behind the murders and the truth behind his father's death, he will no longer be able to see the world as he used to. But then again doesn't the same thing happen to us, as we grow up?
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John Chauca Laurente es un artista de reconocida trayectoria que ha logrado sorprender al público una y otra vez. Y esta es una difícil tarea, que muy pocos logran cumplir cabalmente. Porque además del buen arte hace falta también una buena propuesta artística, y finalmente hace falta romper un poco los moldes, ir más allá de la norma establecida, confiar en que el don de la originalidad elevará de categoría a la obra. Por suerte, John Chauca ha logrado todo esto, y la evidencia se encuentra sobre todo en sus muestras individuales en la Galería Yvonne Sanguineti (“Al fondo… ¿hay sitio?” y “Fantasías animadas de ayer y hoy”).

En esta ocasión, la sala barranquina presenta “Disco rayado”, un magnífico ejercicio creativo que se apoya por partes iguales en la ironía, en el homenaje a la cultura pop y en el redescubrimiento de los placeres analógicos que, en la actualidad, han sido reemplazados por la frialdad de lo digital. 

Los cuadros o bien presentan formas circulares o se aprovechan de la circunferencia para delimitar el tema visual central; y claro, también tenemos cuadros que son discos que se han convertido en los lienzos que utiliza el artista. Y como una codiciada colección discográfica, todas estas imágenes están ordenadas con sumo cuidado en los muros de la Galería Yvonne Sanguineti. Se trata de una colección que todos querrían tener, al menos a esa conclusión llegué mientras conversaba con mi gran amigo Andreé Ferro, quien me acompañó en esta ocasión; por supuesto, todos los que asistieron a la inauguración quedaron gratamente impresionados: Marcos Palacios, Paola Tejada, Hugo Salazar, Roberto Cores, Akira Chinen, etc.

Es curioso pero a veces me paso una o dos semanas enteras sin comentar ninguna de las muestras a las que he asistido. Y no es por pereza. Simplemente, lo que veo a menudo en diversas galerías limeñas me parece insustancial y de escaso o nulo valor. Esta semana, en cambio, he quedado fascinado con dos exposiciones de primer nivel: la de Hugo Salazar y la de John Chauca. 

Siempre es refrescante observar cómo John aborda el tema de la pintura, y cómo de algún modo establece un juego dialógico con el espectador, en una suerte de transfusión visual que nos sorprende y a la vez nos deja ensimismados. Ahí está el Capitán América (más cercano a la actual versión de la línea Ultimate que al héroe de la década del 30) despojado de su escudo verdadero y portando, en su lugar, una orgullosa escarapela. O a Marilyn Monroe (quizás uno de los más preciados fetiches de John) enterrada entre dos carnosos labios que prometen un apasionado beso.

Basta leer el texto de John Chauca para comprender su nostalgia por los discos de vinilo, y así hayamos vivido en el auge de la época de los tocadiscos o hayamos nacido en la era del mp3, hay algo en la propuesta de John que resuena en nuestro interior. Porque la música, como los latidos del corazón, no puede parar y porque la pasión por el arte debe seguir y seguir… y seguir… como un disco rayado.

Arcadio Bolaños