Ian Gibson |
“By rights no robot should go wrong. They were programmed never to go wrong. But they always did. I should know. I’ve made my living catching them for forty years” explains Slade in the initial chapter of “Verdus” (originally published in 2000 AD progs 76-84 and 100-112, from August 1978 to May 1979). The notion of robots turning against their human masters has usually been the inspiration for very dramatic tales, but Wagner would concentrate instead on the humoristic side with excellent results.
“When they get Slade, they stay slayed”, is the protagonist’s motto. The job of a bounty hunter specialized in rogue robots isn’t an easy one. But years of experience, street savvy and unflinching ingenuity are enough to turn this antihero into a very charismatic man. At the beginning of this saga he’s dispatched to Verdus, an entire planet colonized by robots, waiting to receive humans. But when humans arrive they never report back to Earth. Something fishy is going on, and Slade is the right man to find out the truth.
With an entire planet of robots to play with, Wagner gives us some really hilarious sequences. One of my favorites is the one that takes place in an apartments building. Robots have been waiting the arrival of people for decades, but due to their faulty programming, they were unable to recognize humans, and thus the people from Earth had been labeled as Sims (simulated humans), and sentenced to a life of imprisonment. When Sam Slade arrives to Verdus, his first mission isn’t to rescue the humans or find out how things got out of control, his first and sole goal is to survive through the day. Besieged and attacked by robots in every street and every corner of Verdus, he ends up looking for temporary shelter in an abandoned residence. Except that there is no such thing as abandoned homes in Verdus, they’re all inhabited by robotic house appliances and even robotic furniture. The discussion between the robots is a celebration of absurdity taken to the extreme; indeed, while some of them admit being “bored out of my circuits”, waiting for humans that never arrive, others aren’t sure about how to determine if Slade is the real deal or just another Sim. “After due consideration we’ve come to a decision […] our decision is that we are undecided”. However Boots, the cleverest robot of the bunch, decides to take Slade to SJ1, alias Smoking Joe, the first robot sent to Verdus, and the only robot in this planet that knows humans.
Ian Gibson |
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Sam Slade and Kidd, prisoners of Verdus / Sam Slade y Kidd, prisioneros en Verdus |
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La mayor parte del tiempo, escribimos sobre seres humanos. Escribir sobre animales, alienígenas o plantas pensantes es un reto difícil, pero creo que un buen escritor no debería tener problemas afrontando semejante desafío. Después de crear a Juez Dredd, uno de los personajes más legendarios del Reino Unido, John Wagner no se durmió en sus laureles. A fines de los 70s, las páginas de la antología de ciencia ficción “2000 AD”, eran el escenario ideal para crear nuevos conceptos e historias innovadoras, y Wagner tenía una enorme cantidad de ideas. Además de Dredd, el autor británico también sería el creador de “Strontium Dog” (¡uno de mis cómics favoritos!) y, por supuesto, “Robo-Hunter Sam Slade”.
One fight after another / una pelea tras otra |
Malfunctioning robots get recycled / los robots estropeados se reciclan
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“Cuando Slade les cae encima, ya nunca vuelven a levantarse”, es el lema del protagonista. El trabajo de un caza-recompensas especializado en robots renegados no es una tarea fácil. Pero años de experiencia, astucia callejera y un ingenio inquebrantable son suficientes para convertir a este antihéroe en un hombre muy carismático. Al comienzo de esta saga es enviado a Verdus, un planeta entero colonizado por robots, que están a la espera de recibir a los humanos. Pero cuando los humanos llegan pierden toda comunicación con la Tierra. Algo raro está pasando, y Slade es el único hombre capaz de descubrir la verdad.
Con todo un planeta de robots a su disposición, Wagner nos entrega algunas secuencias realmente hilarantes. Una de mis favoritas ocurre en un edificio de apartamentos. Los robots han estado esperando la llegada de la gente desde hace décadas, pero debido a su programación defectuosa, no fueron capaces de reconocer a los seres humanos, y por lo tanto la gente de la Tierra había sido etiquetada como Sims (humanos simulados), y condenados a ser prisioneros de por vida. Cuando Sam Slade llega a Verdus, su primera misión no es rescatar a los seres humanos o averiguar cómo las cosas se salieron de control, su primer y único objetivo es sobrevivir. Asediado y atacado por robots en cada calle y cada esquina de Verdus, él termina buscando refugio temporal en una residencia abandonada. Excepto que no hay tal cosa como casas abandonadas en Verdus, todas están habitadas por electrodomésticos robóticos e incluso muebles robóticos. La discusión entre los robots es una celebración de lo absurdo llevada al extremo; de hecho, mientras algunos de ellos admiten su aburrimiento esperando a los seres humanos que nunca llegan, otros no están seguros acerca de cómo determinar si Slade es de verdad o simplemente otro Sim. “Después de la debida consideración hemos llegado a una decisión [...] nuestra decisión es que estamos indecisos”. Sin embargo Botas, el robot más listo del grupo, decide llevar a Slade a SJ1, alias Fumador Joe, el primer robot enviado a Verdus, y el único que conoce a los humanos.
Not even the sewers are safe / Ni siquiera las alcantarillas son seguras |
Después de una larga serie de desventuras y enfrentamientos sumamente amenos, Sam Slade se da cuenta de lo que debe hacer. En el proceso también conocemos a los robots tan íntimamente que no podemos evitar identificarnos con ellos. Ciertamente, Wagner es un escritor tan brillante que todos sus personajes, humanos y robots, son igualmente fascinantes. Uno de mis favoritos es el Comandante Kidd, de 1 año de edad, un piloto que fuma y suelta groserías constantemente, y el único que en lugar de resolver problemas causa estragos dondequiera que va; luego está Cutie, la robómetro de Slade, una aliada fiel que detecta robots y analiza sus debilidades, mientras habla muy seductoramente con su amo humano; ¿y cómo podría olvidar a Fumador Joe? Un viejo robot que actúa como un abuelo inofensivo, quejándose constantemente de la nueva generación robótica, es una máquina lenta y torpe, pero con un gran corazón en medio de sus circuitos. Hay muchos otros personajes memorables, como B.O. un robot de las alcantarillas que ha estado aislado durante medio siglo, “acompañado” por su doble personalidad (la forma en la que se habla a sí mismo nos recuerda a criaturas como Gollum, de “El señor de los anillos”). El Gran Cerebro, el robot más poderoso y evolucionado en Verdus, es también un personaje defectuoso, vencido por sus contradicciones internas. Y podría seguir durante horas.
Debo confesar que esta no es la primera vez que leo “Verdus”. De hecho, cuando estaba en el colegio solía releer todos mis cómics de “2000 AD” por lo menos una vez al año, y los ejemplares quedaron tan gastados que hace unos años tuve que deshacerme de ellos y comprar un nuevo set completo (en este caso, las reimpresiones de Eagle de 1984). Así que, obviamente estoy un poco parcializado. Robo-Hunter tiene un gran valor sentimental para mí. Pero, al mismo tiempo, al volver a leerlo ahora, después de tantos años, no pude dejar de reírme a carcajadas una y otra vez, y como sucede tan a menudo con las obras literarias verdaderamente asombrosas, descubrí cosas que había pasado por alto cuando era niño. Y en el proceso, mi admiración por Wagner ha aumentado considerablemente.
Smoking Joe, Sam Slade, Boots & Kidd |
It sounds like Blade Runner only funnier. Seems like an idea that could work for TV or a movie, though Dredd hasn't exactly worked out twice as a movie.
ReplyDeleteOh believe me, it's a lot of fun.
DeleteI really enjoyed the 2012 Dredd film, but seems like it wasn't successful enough. It's a shame because I would've loved to see a sequel.