June was a special month: my graduation took place and I traveled to Europe again. Of course, June was also Pride month so let’s start with a few LGBT productions: Été 85 (2020) is a unique cinematic masterpiece directed by François Ozon, famous for his prolific gay filmography. When 16-year-old Félix Lefebvre loses control of his boat, he’s quickly rescued by 18-year-old Benjamin Voisin. On the surface, the risk is drowning in the water, however, deep down, the real rescue is drowning in social conventions and denying the heart’s true desire. Soon after this incident, the two teenagers become inseparable, and a strong and very intense friendship begins. Benjamin is two years older than his friend, but he’s had plenty of sexual experiences both with guys and girls. Being younger, Félix is still discovering his sexuality, and after his first gay sexual experience he falls deeply and madly in love with Benjamin. Ozon delves deep into the passion of youth, into the intense, harrowing, heartbreaking and unforgettable power of a first love, and above all, the urgency to experiment and go beyond conventions, something that causes the boys of this film quite a few problems. Of course, happiness never lasts, and when tragedy strikes, Félix will have to do everything he can to survive emotionally. The feeling of drowning is there. Also the pain. The loneliness. The despair. We’ve all felt that before. And Ozon reminds of that in such a fabulous way.
Rialto (2019), directed by Peter Mackie Burns, revolves around the anodyne life of Tom Vaughan-Lawlor, a British man in his 40s who has been married to a woman for years, always denying to himself his true sexuality until he finally decides to have a sexual encounter with Tom Glynn-Carney (The King), an attractive young man willing to masturbate in his car for a price; watching the young man ejaculating gives pleasure to the protagonist who is not yet ready for intercourse. Although at first the young prostitute tries to blackmail the protagonist, and money is exchanged, they soon realize they both have lives defined by emptiness and loneliness. In a very realistic way, the filmmaker portrays the inner conflicts of someone who lives a mediocre life and who has nothing to feel proud about, except the possibility of a romantic adventure with someone who prostitutes himself.
Francis Lee writes and directs God’s Own Country (2017), a powerful and evocative film that takes place in rural Wales. Josh O'Connor (The Crown) is an only child working at his parents’ farm. Once a week, he leaves the farm, ventures into town, and fucks random guys in dirty restrooms. His way of having sex is always rough, aggressive, even violent, and after finishing he immediately pushes away the other guy. That’s what he always does, physically and emotionally, the protagonist rejects everyone around him and especially himself. Unhappy and bitter, Josh is drinking himself to death and his life is miserable until the arrival of Alec Secareanu, a Romanian immigrant that is going to help in the farm. Although at first the protagonist treats the immigrant with contempt, soon his cold façade starts to melt down. Isolated and far away from prying eyes, the two men will end up having sex, it’s again an encounter that seems almost like a physical confrontation, each one of them competing to dominate and penetrate the other, but it’s also the first time in which the protagonist wants to remain next to his lover. A relationship begins between them, but the protagonist’s insecurities and his fear of commitment will ruin everything. Francis Lee creates a gripping tale of self-discovery and acceptance, full of emotion and heartbreaking moments, in which tears, whether of joy or sadness, are abundant.
Controversial as always, Bruce La Bruce decides to tackle an almost unknown form of sexual attraction: Gerontophilia (2013), as announced by the title, analyzes a particular expression of sexuality in which a young person only feels attraction towards very old people. Pier-Gabriel Lajoie is a young man who loves to work in a recreational facility that caters to retired people and he gets aroused by being in contact with the saggy and wrinkled skin of old people. Such is his enthusiasm that he cannot prevent an erection after touching an old man, and thus is fired. Soon he finds another job, this time in a retirement home, and he befriends Walter Borden, an openly gay septuagenarian man who, of course, finds the attention from the young man quite flattering. Eventually, they run away from the retirement home, chasing in vain a way of life that simply isn’t possible. It isn’t just a question of whether or not a 70-year-old can still perform sexually and satisfy the demands of a young man, it’s also a question of how long, or short, can this relationship be. Love to the death, in this case, is quite literally around the corner, as the elderly gentleman doesn’t have that many days left. La Bruce creates a fascinating scenario of transgression and redefines the limits of love.
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Junio fue un mes atareado: además de mi graduación, viajé nuevamente a Europa. Por supuesto, junio también fue el mes del orgullo, así que comencemos con algunas producciones LGBT: Été 85 (2020) es una singular obra maestra cinematográfica dirigida por François Ozon, famoso por su prolífica filmografía gay. Cuando Félix Lefebvre, de 16 años, pierde el control de su bote, Benjamin Voisin, de 18 años, lo rescata rápidamente. Desde la superficie, el riesgo es ahogarse, sin embargo, en el fondo, el verdadero rescate consiste en asfixiarse en las convenciones sociales, negando el verdadero deseo del corazón. Poco después de este incidente, los dos adolescentes se vuelven inseparables y comienza una amistad fuerte y muy intensa. Benjamin es dos años mayor que su amigo, pero ha tenido muchas experiencias sexuales tanto con chicos como con chicas. Siendo más joven, Félix todavía está descubriendo su sexualidad, y tras su primera experiencia sexual gay se enamora profunda y perdidamente de Benjamin. Ozon profundiza en la pasión de la juventud, en el poder intenso, desgarrador, doloroso e inolvidable de un primer amor y, sobre todo, en la urgencia de experimentar e ir más allá de lo convencional, algo que causa bastantes problemas a los chicos de esta película. Por supuesto, la felicidad nunca dura, y cuando ocurre la tragedia, Félix tendrá que hacer todo lo posible para sobrevivir emocionalmente. La sensación de ahogarse está ahí. También el dolor. La soledad. La desesperación. Todos hemos sentido eso antes. Y Ozon nos lo recuerda de una manera fabulosa.
Rialto (2019), dirigida por Peter Mackie Burns, gira en torno a la anodina vida de Tom Vaughan-Lawlor, un británico de unos 40 años que lleva años casado con una mujer, negándose siempre a sí mismo su verdadera sexualidad hasta que finalmente decide tener un encuentro sexual con Tom Glynn-Carney (The King), un atractivo joven dispuesto a masturbarse en su coche por un precio; ver al joven eyaculando le da placer al protagonista, quien aún no está preparado para el coito. Aunque al principio el joven que se prostituye intenta chantajear al protagonista y pese a que hay intercambio de dinero, pronto se dan cuenta de que ambos tienen vidas definidas por el vacío y la soledad. De forma muy realista, el cineasta retrata los conflictos internos de alguien que vive una vida mediocre y que no tiene nada de qué enorgullecerse, excepto la posibilidad de una aventura romántica con alguien que subsiste prostituyéndose.
Francis Lee escribe y dirige God's Own Country (2017), una película poderosa y evocadora que tiene lugar en la zona rural de Gales. Josh O'Connor (The Crown) es hijo único y trabaja en la granja de sus padres. Una vez a la semana, sale de la granja, se aventura en la ciudad y folla a muchachos anónimos en baños sucios. Su forma de tener sexo es siempre ruda, agresiva, incluso violenta, y al terminar inmediatamente empuja al otro chico. Eso es lo que siempre hace, física y emocionalmente, el protagonista rechaza a todos los que lo rodean y en especial a sí mismo. Infeliz y amargado, Josh se está matando lentamente con la bebida y su vida es miserable hasta la llegada de Alec Secareanu, un inmigrante rumano que va a ayudar en la granja. Aunque al principio el protagonista trata al inmigrante con desprecio, pronto su fría fachada empieza a derretirse. Aislados y lejos de miradas indiscretas, los dos hombres terminarán teniendo sexo, es nuevamente un encuentro que parece casi una confrontación física, cada uno de ellos compitiendo para dominar y penetrar al otro, pero también es la primera vez en la que el protagonista quiere permanecer al lado de su amante. Comienza una relación entre ellos, pero las inseguridades del protagonista y su miedo al compromiso lo arruinarán todo. Francis Lee crea una apasionante historia de autodescubrimiento y aceptación, llena de emoción y momentos desgarradores, en la que las lágrimas, ya sean de alegría o de tristeza, abundan.
Polémico como siempre, Bruce La Bruce decide abordar una forma casi desconocida de atracción sexual: Gerontophilia (2013), como anuncia el título, analiza una particular expresión de la sexualidad en la que un joven sólo siente atracción hacia personas muy mayores. Pier-Gabriel Lajoie es un muchacho al que le encanta trabajar en un centro recreativo que atiende a jubilados y le excita el contacto con la piel flácida y arrugada de las personas mayores. Su entusiasmo es tal que no puede evitar una erección después de tocar a un anciano y, por lo tanto, es despedido. Pronto encuentra otro trabajo, esta vez en un asilo de ancianos, y se hace amigo de Walter Borden, un septuagenario abiertamente gay que, por supuesto, encuentra bastante halagadora la atención del jovencito. Al final, huyen de la residencia de ancianos, persiguiendo en vano una forma de vida que simplemente no es posible. No es sólo una cuestión de si una persona de 70 años todavía puede desempeñarse sexualmente y satisfacer las demandas de un hombre joven, sino también de qué tan larga o corta puede ser esta relación. El amor hasta la muerte, en este caso, está literalmente a la vuelta de la esquina, ya que al anciano no le quedan muchos días. La Bruce crea un fascinante escenario de transgresión y redefine los límites del amor.
I can definitely say that I do not have gerontophilia. I might have to look for some of the other ones.
ReplyDeleteIt's quite a niche title, I'd say.
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