No longer a prisoner, the young barbarian tracks down Jenna and her new lover Igon. The two page sequence in which Conan deals with Igon is superb. First we have five tall and narrow panels that set the mood of the scene, then the Cimmerian’s first strike, and the preamble of the fight. In a swift battle, the Cimmerian’s superiority is made evident. Barry Windsor-Smith knows how to depict a spectacular death by showing us Igon’s body rolling down the stairs; and the final frames, one close up after another on the protagonist’s face is a crafty way of showing us his fury.
Jenna’s first appearance was quite memorable for a single reason: she stole Conan’s gold and taught him a lesson: the ways of Shadizar the Wicked were, indeed, mischievous to say the least. Later on, Conan risks his life again to save her, and how does she repay him? By summoning the guards while the barbarian is defenseless in bed. Finally, this young man has learned the lesson, and thus, not without cruelty, he deals with Jenna in the most unpredictable manner.
In part two of “Rogues in the House” (November 1971), titled “The Talons of Thak”, Conan is faithful to his word and attempts to assassinate Nabonidus. Before completing his mission, he finds Murilo, the noble man who saved him from prison, and later on they locate Nabonidus… but before they can kill him they must first vanquish a terrible foe: Thak, a monstrous gorilla with a sinister intelligence that makes him far more dangerous than any other beast. The fight between Conan and Thak is memorable, Barry Windsor-Smith’s talent allows us to see the agony of the barbarian as well as his final relief after victory.
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Luego de la muerte de Burgun, Conan está furioso. Buscará venganza pero al ser traicionado por Jenna ahora se encuentra en un calabozo. Incapaz de escapar, la buena fortuna le sonríe cuando un noble llamado Murilo lo visita en prisión y le ofrece la libertad a cambio de sus servicios. La misión de Conan no parece difícil: matar a Nabonidus, el más temible hechicero de la ciudad.
Fuera de prisión, el joven bárbaro rastrea a Jenna y a su nuevo amante Igon. La secuencia de dos páginas en la que Conan se enfrenta a Igon es soberbia. Primero hay cinco paneles altos y angostos que establecen el tono de la escena, luego viene el primer golpe del cimerio, y el preámbulo de la pelea. En una veloz batalla, la superioridad del cimerio se hace evidente. Barry Windsor-Smith dibuja una muerte espectacular al mostrarnos el cuerpo de Igon que rueda por las escaleras; y las viñetas finales, un acercamiento tras otro a la cara del protagonista es una ingeniosa forma de mostrarnos su furia.
La primera aparición de Jenna fue memorable por una razón: se robó el oro de Conan y le enseñó una lección: las costumbres en Shadizar la Perversa eran, ciertamente, reprensibles. Después, Conan arriesga su vida salvarla, ¿y ella cómo se lo agradece? Convocando a la guardia mientras el bárbaro está indefenso en la cama. Finalmente, este joven ha aprendido la lección, y de este modo, no sin crueldad, se encarga de Jenna del modo más impredecible.
En la segunda parte de "Forajidos en la casa" (noviembre 1971), titulada "Los talones de Thak", Conan es fiel a su palabra e intenta asesinar a Nabonidus. Antes de completar su misión, se encuentra con Murilo, el noble que lo liberó de prisión, y juntos localizan a Nabonidus... pero antes de poder matarlo deben vencer primero a un terrible adversario: Thak, un monstruoso gorila con una inteligencia siniestra que lo hace más peligroso que cualquier otra bestia. La lucha entre Conan y Thak es memorable, el talento de Barry Windsor-Smith nos permite ver la agonía del bárbaro así como su alivio final al lograr la victoria.