Lo primero que hice fue caminar hacia el malecón de Barranco, al jirón 28 de Julio, calle que solía frecuentar hace años, cuando muchos amigos de mi colegio vivían allí. El taller de Rhony Alhalel está ubicado en la zona más privilegiada del distrito, en uno de los lugares más preciosos de Lima. Fue verdaderamente un lujo poder observar de cerca los cuadros de Rhony y, al mismo tiempo, disfrutar de la espléndida vista al Océano Pacífico. Conversamos un rato y luego me fui hasta el Centro Cultural Juan Parra del Riego y visité el taller de Tomás Prochazka Núñez, un espacio lleno de energía creativa. Poder mirar los bocetos de Tomás y los dibujos previos a la realización de sus cuadros fue algo realmente extraordinario.
En la noche, asistí puntualmente a la inauguración de Mamamia. Mientras saboreaba un delicioso chilcano heladito, cortesía de pisco Finca Rotondo, conversé un buen rato con Sebastián Lores, Eduardo Lores y María Elena Fernández. Desde hace más de 10 años soy un visitante asiduo de Dédalo, la hermosa casona barranquina de María Elena sigue siendo un punto de encuentro para personas creativas. Cuando esté lejos del Perú, extrañaré noches como esta.
mi dibujo (versión a color) |