So I decided to start with “Shaman” (published in Legends of the Dark Knight # 1-5, from November 1989 to March 1990), the inaugural arc of a new title that DC released to commemorate Batman’s 50th anniversary. Nowadays with dozens of Batman-related books on the shelves, it’s actually quite difficult to believe that back in the late 80s, there were only 2 titles: Detective Comics and Batman. Legends of the Dark Knight became the third ongoing series, and clearly DC made an extra effort in putting together the best creative teams for unique and memorable stand-alone arcs. And who could’ve been better suited than Dennis O’Neil to start the ball rolling?
Building upon the premises established by Frank Miller in “Batman: Year One”, O’Neil came up with a fascinating saga about a young and inexperienced Bruce Wayne. In the initial chapter, Bruce is still training to become the world’s greatest detective, and his quest takes him to Alaska. In a lonely mountain, Bruce Wayne fights against a dangerous adversary, and barely manages to escape: “It’s cold. Probably 30 below. Fifty, with the wind chill. I have no food, no matches, no radio or flares, and very little clothing. I’m somewhere in north Alaska. The nearest village is a day’s trek away. The storm will hit soon”.
There is a reason why we may connect with Batman better than with other superheroes. Although he is able to accomplish impossible feats, at the end of the day he’s nothing more than a human being. But he is the best we can ever hope to be. He has trained for years to master all fighting techniques, honing his abilities, perfecting both body and mind in the process. And his human capacity, taken to the extreme, is what we find so captivating. Against impossible odds, Batman will figure out a way to succeed. Or he will die trying. “Shaman” exemplifies this notion. Surviving in low temperatures without equipment becomes a tough challenge for Bruce Wayne. But he knows he cannot give up. He must keep walking. The cold is the enemy, and if he stops, even for a second, he’ll freeze to death. O’Neil describes Bruce Wayne’s agonizing march in such a manner that we can almost feel the drop in temperature. In the end, Bruce Wayne is rescued by a shaman and his daughter, he knows he owes them his life, but he’s still an immature young man who believes that giving money away will prove his gratitude. And that’s a mistake that triggers a dramatic sequence of events.
Bruce Wayne goes back to Gotham, and a couple of years later, he starts patrolling the streets at night as Batman. Of course, he’s assisted by Alfred Pennyworth; in the past he was simply a supporting character and now, in the hands of O’Neil, he’s a more complex and appealing co-protagonist. Alfred’s “sardonic wit” and British irony are now the most well-known personality traits of the most famous butler in comics’ history, and it’s all thanks to O’Neil. In subsequent chapters, a series of seemingly unrelated events start pointing out at a connection between Alaska, shamanism, pagan rites and a new adversary powerful enough to defeat Batman on their first confrontation. I don’t think it’s a good idea to spoil the ending, so I won’t get into details. But I will mention a couple of my favorite moments. The first one is Bruce Wayne’s return to Alaska, who discovers that the money he had given to the tribe through the Wayne Foundation has corrupted their way of living, turning the aborigines into alcoholics or drug-addicts; the saddest part is when Bruce finds the shaman that saved his life, and sees him performing cheap tricks for tourists and degrading himself for a bottle of liquor. That’s the kind of scene I don’t think we could ever get to see in a DC book nowadays, not because the editors wouldn’t allow it but mainly because our generation genuinely believes that all the problems in the world can be solved with money.
Bruce Wayne: the clothes maketh the man / Bruce Wayne: el traje lo es todo |
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Yo ni siquiera había nacido cuando el legendario escritor Dennis O'Neil presentó por primera vez a Ra's Al Ghul como un digno antagonista, o cuando redefinió a Green Lantern y Green Arrow. Curiosamente, el primer comic de O'Neil que leí fue el número 1 de “Batman: la espada de Azrael” en los 90s. Incluso 20 años después de su emblemática etapa en Batman, este veterano autor seguía creando nuevos personajes. Supongo que ese es el asunto con las personas verdaderamente creativas, nos siguen sorprendiendo año tras año, década tras década. Obviamente, me convertí en un fan de O'Neil de inmediato. Y tuve la necesidad de encontrar algunos de sus trabajos previos.
The early years of Batman / los primeros años de Batman |
Gotham |
A powerful enemy / un poderoso enemigo |
Conectamos con Batman mejor que con otros superhéroes por una razón: a pesar de que es capaz de lograr hazañas imposibles, al final del día no es más que un ser humano. Pero él es lo mejor que podríamos aspirar a ser. Él ha entrenado durante años para dominar todas las técnicas de lucha, perfeccionando sus habilidades, entrenando el cuerpo y la mente. Y su capacidad humana, llevada al extremo, es lo que encontramos tan cautivadora. Contra viento y marea, Batman encontrará la manera de triunfar. O morirá en el intento. “Shaman” ejemplifica esta noción. Sobrevivir a bajas temperaturas sin equipamiento alguno se convierte en un reto difícil para Bruce Wayne. Pero él sabe que no puede darse por vencido. Debe seguir caminando. El frío es el enemigo, y si se detiene, siquiera por un segundo, morirá congelado. O'Neil describe la marcha agonizante de Bruce Wayne de tal manera que casi podemos sentir el descenso de la temperatura. Al final, Bruce Wayne es rescatado por un chamán y su hija; él sabe que les debe la vida, pero sigue siendo un joven inmaduro que cree que al regalar dinero demostrará su gratitud. Y ese es un error que desencadena una dramática secuencia de eventos.
Bruce Wayne regresa a Gotham, y un par de años más tarde, en las noches, comienza a patrullar las calles como Batman. Por supuesto, es ayudado por Alfred Pennyworth; en el pasado, él era simplemente un personaje secundario y ahora, en manos de O'Neil, es un co-protagonista más complejo y encantador. El “ingenio sarcástico” de Alfred y su ironía inglesa son ahora los rasgos de personalidad más conocidos del mayordomo más respetado de los cómics, y es todo gracias a O'Neil. En los capítulos siguientes, una serie de eventos aparentemente no relacionados señalan una conexión entre Alaska, el chamanismo, los ritos paganos y un nuevo adversario lo suficientemente poderoso como para derrotar a Batman en su primer enfrentamiento. No creo que sea una buena idea revelar el desenlace, así que no entraré en detalles. Pero sí mencionaré un par de mis momentos favoritos. El primero es el retorno a Alaska; allí Bruce Wayne descubre que el dinero que donó a la tribu mediante la Fundación Wayne ha corrompido su modo de vida, convirtiendo a los aborígenes en alcohólicos o drogadictos; la parte más triste es cuando Bruce encuentra al chamán que le salvó la vida, y lo ve realizando trucos baratos para los turistas y degradándose a sí mismo por una botella de licor. Ese es el tipo de escena que no creo que podríamos llegar a ver en un cómic de DC hoy en día, no porque los editores lo impidiesen, sino sobre todo porque nuestra generación realmente cree que todos los problemas del mundo se pueden resolver con dinero.
the shaman mask / la máscara del chamán |