In the opening sequence we get to meet a smart, successful and famous British writer (perhaps Neil Gaiman’s alter ego) who decides to go out with two writers, close friends of his, and the enigmatic Miss Finch, a woman who seems to be an expert in a number of scientific fields. She possesses more knowledge than anyone else, and she has no problems in sharing all this information with the protagonist and the rest of the group.
Due to a series of strange coincidences, they end up in a circus. But it’s not the typical circus. First of all, it’s located underneath the streets of London, in one of the oldest parts of the city. The men and women performing in the circle are very strange creatures, some of them barely resemble normal human beings. Of course, the protagonist and their friends, confidente in the information at hand, quickly theorize about the elaboration of luminic effects, complex makeup processes and many other tricks that might explain what they’re looking at.
“We’re always processing more information than we imagine”, affirms the protagonist. And I’d like to add that we’re constantly working with our imagination, often in mysterious and unfathomable ways; and when it’s impossible to understand the world around us then we simply imagine a different world to make sense of it all. Slowly but surely, the protagonist begins to understand that there is something eerily real behind the acts he’s witnessing.
The public goes from one room to the next, and as they move forward, the show gets weirder and weirder. There are 10 rooms, just like there are 10 circles of hell in Dante Alighieri’s Divine Comedy. And in the same way that each one of the circles of hell represents an specific stage of condemnation or a special sin, each one of the rooms in the circus represents a different state of mind, a different mood, and a physical manifestation of those things that can only exist in fantasy books or old horror movies.
In addition to vampires, zombies, Frankenstein monsters and other citizens of the underworld, we even get to see Alice Cooper warning the public about what they might run into. Neil Gaiman and Michael Zulli had already given us a very personal reinterpretation of singer Alice Cooper in “The Last Temptation”, and this time they rebuild some of the tension and histrionism from that graphic novel.
My favorite moment involves Miss Finch and the Cabinet of Wishes Fulfill'd. For the first time in her life, she’s offered the opportunity to make her innermost wish come true. “Beware what you wish for”, goes an old Chinese proverb. And indeed Miss Finch should’ve been careful… she has one wish: to go back in time and see in person the smilodons, the sabretooth tigers, she has studied and read about for years. And then something unbelievable happens: her dream comes true.
There is a fascinating moment in which the protagonist steps into a prehistoric forest, and he feels that he’s being watched by animals. A few seconds later, he clearly sees Miss Finch, now a beautfil cavewoman, flanked by two sabretooth tigers. The temperature, the smell of the animals, the sounds, everything is so real that he realizes this is no trick. This is actually happening, and unless he takes the necessary precautions he may very well end up devoured by these beautiful but deadly beasts.
“The Facts in the Case of the Departure of Miss Finch” is magnificently illustrated by Michael Zulli. This time, however, the artist chooses looser lines instead of his usually meticulous and precise lines, there is an undeniable beauty in his expressionistic brushwork, and even if it’s quite different from his previous works (which were much closer to Durero’s etchings than the typical and average comic book drawing), it still succeeds in conveying just the right amout of visual information, while preserving a magical atmosphere that seems to permeate every single page. In books like The Fracture of the Universal Boy, I was left in awe after admiring Zulli’s highly detailed work, and in this Dark Horse graphic novel, I’m simply surprised by his versatility as a creator.
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La información es un privilegio y en muchos casos un recurso muy útil. La imaginación, por otro lado, puede ser considerada como poco práctica o simplemente innecesaria. Para un escritor, tener información es ciertamente útil, pero nada puede sustituir a la imaginación. “Los hechos en el caso de la partida de la señorita Finch” (publicada originalmente por Dark Horse Comics como una edición de tapa dura el 2008) es una deliciosa novela gráfica independiente que reúne estas dos posiciones aparentemente irreconciliables.
En la secuencia inicial conocemos a un escritor británico inteligente, exitoso y famoso (tal vez el alter ego de Neil Gaiman) que decide salir con dos escritores, amigos cercanos, y la enigmática señorita Finch, una mujer que parece ser una experta en diversos campos científicos. Ella posee más conocimientos que cualquier otra persona, y no tiene problemas en compartir toda esta información con el protagonista y el resto del grupo.
Debido a una serie de extrañas coincidencias, ellos terminan en un circo. Pero no es el circo típico. En primer lugar, se encuentra debajo de las calles de Londres, en una de las zonas más antiguas de la ciudad. Los hombres y mujeres del circo son criaturas muy extrañas, algunos de ellos apenas parecen seres humanos normales. Por supuesto, el protagonista y sus amigos, confiados en la información, teorizan rápidamente acerca de la elaboración de efectos lumínicos, complejos procesos de maquillaje y muchos otros trucos que podrían explicar lo que están viendo.
“Siempre estamos procesando más información de lo que imaginamos”, afirma el protagonista. Y me gustaría añadir que estamos trabajando constantemente con nuestra imaginación, a menudo en formas misteriosas e insondables; y cuando es imposible entender el mundo que nos rodea entonces simplemente imaginar un mundo diferente ayuda a dar sentido a las cosas. Poco a poco, el protagonista comienza a entender que hay algo extrañamente real detrás de los actos que está presenciando.
El público pasa de una habitación a otra, y mientras se mueven hacia adelante, el espectáculo se vuelve más raro y más raro. Hay 10 habitaciones, al igual que los 10 círculos del infierno en la Divina Comedia de Dante Alighieri. Y de la misma manera que cada uno de los círculos del infierno representa una etapa específica de la condena o un pecado especial, cada una de las habitaciones en el circo representa un estado diferente de la mente, un estado de ánimo diferente, y una manifestación física de esas cosas que sólo pueden existir en los libros de fantasía o en las películas de terror antiguas.
Además de los vampiros, zombis, monstruos de Frankenstein y otras creaturas del mundo subterráneo, también vemos por ahí a Alice Cooper dándoles advertencias al público. Neil Gaiman y Michael Zulli ya nos habían dado una reinterpretación muy personal del cantante Alice Cooper en “La última tentación”, y esta vez reconstruyen de modo similar la tensión y el histrionismo de esa novela gráfica.
Mi momento preferido involucra a la señorita Finch y el Gabinete de los deseos cumplidos. Por primera vez en su vida, a ella le ofrecen la oportunidad de hacer realidad sus deseos más íntimos. “Ten cuidado con lo que deseas”, dice un viejo proverbio chino. Y de hecho la señorita Finch debería haber sido cuidadosa... ella tiene un deseo: volver atrás en el tiempo y ver en persona a los esmilodontes, los tigres dientes de sable, que ha estudiado e investigado por años. Y entonces ocurre algo increíble: su sueño se hace realidad.
Hay un momento fascinante en el que el protagonista se mete en un bosque prehistórico, y siente que está siendo observado por los animales. Unos segundos más tarde, él ve claramente a la señorita Finch, ahora una hermosa cavernícola, flanqueada por dos tigres dientes de sable. La temperatura, el olor de los animales, los sonidos, todo es tan real que él se da cuenta de que esto no es un truco. Esto realmente está sucediendo, y a menos que tome las precauciones necesarias podría ser devorado por las preciosas pero mortales bestias.
“Los hechos en el caso de la partida de la señorita Finch” está magníficamente ilustrado por Michael Zulli. Esta vez, sin embargo, el artista elige líneas más flexibles en lugar de su enfoque por lo general meticuloso y preciosista, hay una innegable belleza en su pincelada expresionista, e incluso si es muy diferente de sus trabajos anteriores (que eran mucho más cercanos a los grabados de Durero que al típico dibujo de un cómic y promedio), igual logra transmitir una gran cantidad de información visual, preservando al mismo tiempo un ambiente mágico que parece impregnar cada página. En libros como “The Fracture of the Universal Boy”, me quedé asombrado después de admirar el trabajo tan detallado de Zulli, y en esta novela gráfica de Dark Horse, simplemente estoy sorprendido por su versatilidad como creador.
That looks pretty crazy. I don't think I'd want to go back in time to see sabretooth tigers. I did see a bronzed skeleton of one in Tucumcari, New Mexico.
ReplyDeleteThat's what I like the most about Gaiman's crazy and extravagant stories.
DeleteI'd love to go to New Mexico and visit Tucumcari!
¡la portada del Señorita Finch me superencantó!
ReplyDeleteSí, es una portada extraordinaria.
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