June 11, 2012

Flex Mentallo # 2 - Grant Morrison & Frank Quitely


My Beautiful Head / mi hermosa cabeza
“It’s not the acid that’s killing me. It’s the painkillers. You can’t overdose on LSD” affirms Wally Sage. He has no intentions of calling an ambulance, he would rather spend his last minutes talking on the phone with an unknown Samaritan. “And there were all these little boys, squatting in a circle… they were shitting on the floor”, he recalls. What kind of childhood trauma did he experience? And why is it that he can’t remember who took him to that appalling place?


How could we avoid the traumatic impact of directly exposing ourselves to the terrifying abyss of the other? How could we cope with the anxiety-provoking encounter of the other's desire? According to Lacan, fantasy provides an answer to the enigma of the Other's desire. An enigma that becomes ungraspable in the case of Wally. Is his depression perhaps a consequence of not being able to identify the Other’s desire? Simultaneously, Flex Mentallo reminisces his final battle against Mentallium Man and as he ascertains: “Would it be shocking pink mentallium, under the influence of which I was invariably invited to explore complex issues of gender and sexuality?”. Here the desire of the other is clearly a part of Flex Mentallo’s weakness, as he can’t condone the fact that an alien substance (akin to Superman’s kryptonite) can force him to engage into sexual practices deemed as aberrant...

childhood trauma / trauma infantil


According to Lacanian theory there is no such thing as my own desire, all that exists is the other's desire, the desire of those around me with whom I interact. The original question of desire is not "What do I want?", but rather "What do others want from me? What do they see in me? What am I for the others?". Nonetheless, there are no answers to these questions, we can never know what the other wants from us. And this doubt can be a torture. In the mind of a young male prostitute, some answers become evident: “I’m sick of the real thing. Dirt and shit and going down on fat guys for a few dollars […]”. So drugs become the one and only alternative to escape from reality. One of his friends, a transvestite prostitute runs into Flex Mentallo and asks for help. Flex Mentallo tries to help the youngster, but it’s too late, an overdose takes his life, but not before showing him in a hallucinatory state a world brimming with superheroes, a world that can be saved. Surrounded by male hustlers and transvestites in a filthy public bathroom, Flex Mentallo understands that it’s not his prerogative to save the world. Not anymore, because the world has changed and maybe, just maybe, he can’t keep up with all these changes.


Meanwhile, Wally Sage explains the differences between the Golden Age and the Silver Age of comic books. In the Golden Age we had “musclemen in costumes, idealized masculine figures, the Charles Atlas hard body. Homoerotic wish-fulfillment”. Then comes the Silver Age, a state of flux, of constant modifications and alterations, in which the body of the hero could be transformed into different animals or alien species, in which the human shape could be constantly modified: “the masculine heroes becoming fluid and feminine” […] “like a prophecy of the arrival of LSD on the streets of America”.


As Flex Mentallo keeps patrolling the city, he enters a tavern and there a drunk old man tells him that other superheroes exist, and that they hide amongst us, in secret identities. Here, Frank Quitely’s rendering of an aged Clark Kent reading the Daily Planet is both subtle and endearing. In other pages, however, subtlety gives way to grand scale images, epic moments full of characters and action. The dramatic developments of Morrison’s story acquire even more depth and meaning thanks to Frank’s art. Some critics might consider Morrison and Quitely as the best creative team in the past two decades or so, and honestly, looking at these pages, it would be hard to contend otherwise.
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the ugly reality / la fea realidad


"No es el ácido lo que me está matando. Son los analgésicos. No puedes tener una sobredosis con LSD" afirma Wally Sage. Él no tiene intenciones de llamar a una ambulancia, en vez de eso prefiere gastar sus últimos minutos hablando por teléfono con un desconocido samaritano. "Y había niños pequeños, agachándose en un círculo... ellos estaban cagando en el piso", recuerda. ¿Qué tipo de trauma infantil experimentó allí? ¿Y por qué no puede recordar quién lo llevó a ese horroroso lugar?


¿Cómo podríamos evitar el traumático impacto de exponernos a nosotros mismos al aterrorizador abismo del otro? ¿Cómo podríamos lidiar con aquello que provoca ansiedad, es decir, el encuentro con el deseo del otro? De acuerdo a Lacan, la fantasía proporciona una respuesta al enigma del deseo del otro. Un enigma que se vuelve inalcanzable en el caso de Wally. ¿Es su depresión tal vez una consecuencia de no ser capaz de identificar el deseo del Otro? Simultáneamente, Flex Mentallo revive su batalla final contra el hombre mentallium y asevera: "¿sería el mentallium rosado? bajo su influencia yo era invariablemente invitado a explorar complejos temas de género y sexualidad". Aquí el deseo del otro es claramente una parte de la debilidad de Flex Mentallo, ya que no puede olvidar el hecho de que una sustancia alienígena (similar a la kriptonita de Superman) puede forzarlo a participar en prácticas sexuales consideradas como aberrantes...
Dying in a pool of piss / muriendo en un charco de orina


De acuerdo a la teoría lacaniana, no existe mi propio deseo, todo lo que existe es el deseo del otro, el deseo de aquellos que me rodean y con quienes interactúo. La pregunta original no es "¿qué es lo que quiero?" sino "¿qué es lo que los otros quieren de mí? ¿Qué ven en mí? ¿Qué soy yo para los otros?". No obstante, no hay respuestas para estas preguntas, nunca podemos saber lo que el otro quiere de nosotros. Y esta duda puede ser una tortura. En la mente de un joven prostituto, algunas respuestas son evidentes: "Estoy harto de la cosa real. Mugre y mierda y chupársela a tíos gordos por unos cuántos dólares [...]". Así, las drogas se convierten en la única vía de escape de la realidad. Uno de sus amigos, un travesti ve a Flex Mentallo y le pide ayuda. Flex Mentallo intenta salvar al joven, pero es demasiado tarde, una sobredosis le cuesta la vida, pero no sin antes mostrarle en un estado alucinatorio un mundo repleto de súper-héroes, un mundo que puede ser salvado. Rodeado de prostitutos y travestis en un asqueroso baño público, Flex Mentallo comprende que no es su prerrogativa salvar el mundo. Ya no lo es porque el mundo ha cambiado y quizás, sólo quizás, él no se ha adaptado a los cambios.
Can the world be saved? / ¿El mundo puede ser salvado?


Mientras tanto, Wally Sage explica las diferencias entre la Edad de Oro y la de Edad de Plata de los cómics. En la Edad de Oro teníamos "musculosos en disfraces, figuras masculinas idealizadas, el cuerpo duro de Charles Atlas. La realización plena del deseo homoerótico". Luego llega la Edad de Plata, un estado de flujo, de constantes modificaciones y alteraciones, en las que el cuerpo del héroe podía ser transformado en diferentes animales o especies alienígenas, la forma humana es constantemente modificada: "los héroes masculinos se vuelven fluidos y femeninos" [...] "como una profecía de la llegada del LSD en las calles de Norteamérica".


Luego de patrullar por la ciudad, Flex Mentallo entra a una taberna en la que un viejo borracho le dice que otros súper-héroes existen, y que se esconden entre nosotros, con identidades secretas. Aquí, el retrato que hace Frank Quitely de un envejecido Clark Kent que lee el Daily Planet es sutil y encantador. En otras páginas, sin embargo, la sutileza abre paso a las imágenes de gran escala, a momentos épicos llenos de personajes y de acción. El dramático desarrollo de la historia de Morrison adquiere incluso más profundidad y significado gracias al arte de Frank. Algunos críticos podrían considerar a Morrison y Quitely como el mejor equipo creativo de las últimas dos décadas, y honestamente al ver sus páginas sería difícil argumentar lo contrario.

6 comments:

  1. Bom post Arion!
    :)
    Não sei se Morrison e Quitely são a melhor dupla das últimas décadas, mas que são muito bons a trabalhar são! Quando se fala dessa dupla vem-me sempre à cabeça All Star Superman, uma das melhores estórias do Superman de sempre na minha opinião!
    Flex Metallo é uma série a descobrir.
    ;)

    Abraço

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    1. Gracias Nuno, en Flex Mentallo, estos autores hacen un trabajo extraordinario. Claro, en All Star Superman también nos sorprenden gratamente.

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  2. EStimado Arion,

    Uno de mis grandes pendientes de Morrison, es Flex Mentallo. Estos dos fabulosos posts me han hecho darme cuenta que ahora sí me tengo que conseguir el cómic con carácter de urgencia.

    Además de las páginas que cuelgas de Quitely, uno aprecia que está como casi siempre...extraordinario.

    A conseguirlo, ya.

    Slds,

    Hernan

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    1. Muchas gracias por el comentario, me alegro haberte despertado el interés.

      Yo he comprado la edición en tapa dura que salió hace dos meses (los números sueltos son un poco difíciles de encontrar), y ha sido una de las mejores adquisiciones del año. Morrison y Quitely están en su mejor momento.

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  3. Interesante comic Arion, la verdad es que tanto Quitely como el sorprendente Morrison me parecen una buena pareja y sus trabajos suelen estar bien, mirare de hacerme con el.

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    1. Gracias, realmente lo recomiendo. Tienes que leerlo apenas puedas.

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