Sorteando el lugar donde anclar nuestra existencia |
Sueño ulterior de un autómata |
En los cuadros de Hugo anida una belleza absoluta, que destella como un sol fulgurante y nos deslumbra; y nos obliga a desmenuzar, pieza por pieza, y línea por línea, cada una de las pinturas del artista. “Sorteando el lugar donde anclar nuestra existencia” es fiel al epítome de la belleza masculina, que se conjuga hábilmente con el cuerpo ideal de la mujer, pero en esta travesía visual de casi cuatro metros hay muchas pulsiones eróticas contenidas; no obstante, cada figura se desenvuelve en su propio ámbito de sensualidad y sensibilidad.
Otra obra espectacular es “Sueño ulterior de un autómata”. En la franja superior se exhibe un desnudo masculino a manera de estatua renacentista, pero en la franja media hay un deslinde de la escuela clásica y la imagen que brota, con fuerza y con intensidad, es el autómata, el humano de orden cibernético, y por fin, en la franja inferior vemos a Hugo, “entumecido por la vigilia”, o simplemente seducido por una desbordante explosión onírica.
Lo que se juega por un beso |
Hugos al azar |
Otro de mis favoritos es “Hugos al azar”. El protagonista del cuadro es el propio Hugo Salazar, escindido. Pero lo suyo no es un desgarramiento interno, es una sublimación libidinal en la que el vigilante, el joven desnudo, y el artista con la ropa manchada juegan a las cartas sobre el tambor vacío del revólver. Las balas no están allí, están alrededor, están representadas en el enfrentamiento tripartito que se desarrolla en la pared de fondo.
El artista tuvo la gentileza de escribirme una dedicatoria en el catálago de la muestra |
Con casi 20 cuadros, “ExcluidoS al azar” se confirma como una de las mejores muestras del año, no sólo por el absoluto dominio de la técnica y el despliegue de armonía pictórica, sino sobre todo por la temática, por la potencia de la imaginación y la templanza de espíritu que le permiten al artista retratar aquello que a la mayoría se nos desvanece al abrir los ojos: el sueño de la belleza.
Arcadio Bolaños.