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April 24, 2012

Saga # 1 - Brian K. Vaughan & Fiona Staples

Fiona Staples
The first issue of Y the Last Man was a masterpiece. Brian K. Vaughan proved back then that he was a very talented writer capable of creating an entire narrative universe. Then he captivated us again with the first issue of Runaways. And now, in March 2012, he shares with us Saga, a new creator-owned series; although it may not be as groundbreaking as the beginning of Y the Last Man or Runaways, this is still quite a solid first issue.

The protagonists are Marko and Alana; she comes from a planet named Landfall, and he comes from that planet’s one and only satellite, Wreath. Landfall and Wreath are at war “but because the destruction of one would only send the other spinning out of orbit, both sides began to outsource combat to foreign lands”. Throughout the galaxy, every alien species has to pick a side, planet or moon, but in the end, the horrors of war are the one true constant.

As Doris Sommer explained once, heterosexual romances can be allegories for cultural consolidation. Marko and Alana have a daughter, Hazel, and she’s the bringer of hope in a galaxy overrun with interstellar conflicts. According to Sommer, star-crossed lovers represent particular religions and races: Marko has strong ties with magic, and horns in his head; Alana relies more on technology, and has wings in her back; their daughter is the amalgamation of this two different cultures and physiologies.
Marko & Alana

In a solar system defined by division and dispute, Brian K. Vaughan resolves religious, racial and social differences with this “natural” love. In Sommer’s words: the “passion for conjugal and sexual union spills over to a sentimental readership”, a readership that would ideally demand for such a union to occur. By allegorizing issues of the protagonists’ homeworlds into an erotic romance, the young couple effectively dissolves the boundaries between public and private spheres. “The pitch of sentiment rises along with the cry of commitment”, Sommer ascertains, “so that the din makes it ever more difficult to distinguish between our erotic and political fantasies for an ideal ending”. Furthermore, the obstacles that the lovers encounter reinforce their desire to reproduce and reaffirm their “love for the possible nation in which their relationship could be consummated”. Therefore it is fitting that the obstacles presented by Baron Robot of the Coalition Forces -and other enemies- are of a public nature.

Fiona Staples is Saga’s artist, and her cover for the first issue is delicate and quite exquisite. The anatomy of the characters has been carefully rendered, and their posture conveys a strong personality and a well-defined attitude. A few months ago, when the cover was first announced, I remember some people complained about it because it showed Alana breastfeeding her baby; well, even if I hadn’t known who the author was, I would have probably preordered this issue just because of that. Besides, I really liked what I was seeing. Nevertheless, the interior art is a bit rushed, unpolished even; I’m absolutely convinced that this isn’t an example of artistic negligence but rather an attempt for experimentation that doesn’t quite click for me. 

Here’s hoping that, in future issues, Fiona Staples will pleasantly surprise me as she has done many a time in the past.
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Coitus interruptus

El primer número de "Y the Last Man" fue una obra maestra. Brian K. Vaughan demostró entonces que era un escritor muy talentoso capaz de crear un universo narrativo total. Luego, nos volvió a cautivar con el primer ejemplar de "Runaways". Y ahora, en marzo de 2012, nos entrega Saga, una nueva serie; aunque no sea tan innovadora como el inicio de "Y the Last Man" o "Runaways", se trata de un comienzo bastante sólido.

Los protagonistas son Marko y Alana; ella viene de un planeta llamado Landfall, y él viene de la única luna de ese planeta, Wreath. Landfall y Wreath están en guerra "pero como la destrucción de uno de ellos causaría que el otro se salga de órbita, ambos lados empezaron a exportar el combate hacia tierras extranjeras". A través de la galaxia, cada especie alienígena debe elegir un bando, planeta o luna, pero al final, los horrores de la guerra son la única constante cierta.

Como Doris Sommer explicó alguna vez, los romances heterosexuales pueden ser alegorías de la consolidación cultural. Marko y Alana tienen una hija, Hazel, y ella es la portadora de la esperanza en una galaxia doblegada por los conflictos interestelares. De acuerdo a Sommer, los amantes de diferente origen representan religiones y razas particulares: Marko tiene fuertes lazos con la magia, y cuernos en su cabeza; Alana confía más en la tecnología, y tiene alas en la espalda; estas dos culturas y fisiologías diferentes se amalgaman en su hija.
art by Fiona Staples / arte de Fiona Staples

En un sistema solar definido por la división y la disputa, Brian K. Vaughan resuelve las diferencias religiosas, raciales y sociales con este amor "natural". En las palabras de Sommer: la "pasión por la unión conyugal y sexual se derrama hacia una lectoría sentimental", hacia lectores que idealmente exigirían que semejante unión ocurra. Al alegorizar problemas de los mundos de los protagonistas en un romance erótico, la joven pareja efectivamente disuelve los límites entre las esferas privadas y públicas. "El terreno del sentimiento se alza junto con el grito del compromiso", señala Sommer, "para que el clamor dificulte la distinción entre nuestras fantasías eróticas y políticas por un final ideal". Más aún, los obstáculos que los amantes encuentran refuerzan su deseo por reproducirse y reafirman su "amor por la nación posible en la que su relación pueda se consumada". Tiene sentido, por lo tanto, que los obstáculos presentados por el Barón Robot de la Coalición de Fuerzas -y otros enemigos- sean de naturaleza pública.

La artista de Saga es Fiona Staples, y su portada para el primer número es delicada y bastante exquisita. La anatomía de los personajes ha sido cuidadosamente representada, y sus posturas transmiten una fuerte personalidad y una actitud bien definida. Hace un par de meses, cuando la portada fue anunciada, algunas personas se quejaron porque mostraba a Alana dándole de lactar a su bebé; bueno, incluso aunque no hubiese conocido a la autora, hubiera comprado “Saga” justamente por eso. Me gustó lo que veía. No obstante, las páginas del cómic en sí son un tanto apresuradas, incluso desprolijas; estoy absolutamente convencido de que esto no es un ejemplo de negligencia artística sino un intento de experimentación que no termina de convencerme. 
my sketch / mi boceto

Espero que en futuras entregas, Fiona Staples me sorprenda gratamente, como ha hecho más de una vez en el pasado.