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Es difícil creer que ha pasado casi una década desde que se estrenó la primera producción de Marvel Studios. Y desde entonces he sido un fiel espectador y, por supuesto, eso no ha cambiado ahora que estoy en Milwaukee. Fui con un par de amigos a Marcus Theatre en Menomonee Falls y vimos Doctor Strange (2016). Tenía grandes expectativas porque Doctor Strange es uno de mis superhéroes favoritos de Marvel y también porque el director, Scott Derrickson, ya me había impresionado con Sinister (una de las mejores películas de terror de los últimos 5 años). Derrickson consigue equilibrar el aspecto de la ciencia (el Dr. Stephen Strange, después de todo, es un cirujano de renombre) y los elementos fantásticos que definen el mundo del Hechicero Supremo. Tal vez, esa sea una de las cosas que más disfruto de este personaje: él es una combinación de ciencia y magia, y por lo tanto se ubica entre el Universo Marvel más orientado a la ciencia ficción y las posibilidades de la fantasía. Benedict Cumberbatch hace un gran trabajo como Stephen Strange, y el resto del elenco es muy sólido (Rachel McAdams, Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor, etc.). Tengo, sin embargo, algunas quejas sobre el guión, algunos detalles que no encajan del todo, pero en general este éxito de taquilla es muy entretenido. Estoy impaciente por ver la secuela.