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October 22, 2011

Patricia Camet y Alice Wagner en Lucía de la Puente

My next post will be a review on Action Comics # 1. Yes, I think it’ll be the first DC comic getting a review here (apart from Vertigo). What caused this schism between my reading habits and DC Comics. It all started in 2006 when Civil War caught my attention. I had been so disappointed with Infinite Crisis that I had decided to take a break from the DCU for a while (I didn’t know it back then, but the ‘break’ would last over 5 years). Civil War had been a much more interesting event than the usual mega-crossover-madness-product.


Many people complained about the political references in Civil War, demanding for more uncontroversial stories. if I would have to venture an explanation, I would say that editors take decisions in a different way, and that gets reflected on comic books; take for instance Mark Millar, he wrote Superman: Red Son, which in my opinion is one of the best Superman stories ever told, and it has a lot of political approaches, the big difference is that it’s an Elseworlds project whereas Civil War is ‘in continuity’.


It happened all throughout the Marvel Universe and it was not some sort of alternate reality. And that’s one of the things I liked the most about it. It was relevant. And there were so many details that I found fascinating. For instance, I loved the fact that Iron Man and Ms Marvel were in the same side, both of them can be considered recovering alcoholics, and I do know for a fact that a lot of alcoholic people feel the necessity to control other people’s lives since they really can’t control their own. Alcoholic equals freak control, and I should know about that. So, for pure sympathy I guess I would’ve supported Iron Man, and besides there were a good number of logical reasons for the Superhero registration act. For the first time in years people would talk about Iron Man; he was a hero on the verge of becoming excessively controlling and authoritarian. At the same time, there was a lot of admiration going on for Captain America’s side, so no matter who’d win in the end readers could enjoy Millar’s story.


As I was saying I stopped buying DC Comics in 2006, but I had stopped buying Superman comics in 2000. Acquiring only a couple of ‘out of continuity’ projects, I distanced myself from a character that drew me into comics in the first place. More about that on the next post.
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Ayer viernes la galería Lucía de la Puente se llenó de gente. Las dos muestras del mes fueron retratos/emoticons de Patricia Camet, y “Comunidades imaginadas” de Alice Wagner. La obra de Camet es un audaz ejercicio de reciclaje/reutilización, en donde se da nueva vida a todo lo que, normalmente, consideraríamos material de desecho, al mismo tiempo, mediante la fotografía Camet retrata paisajes de sobrecogedora belleza, y ambas propuestas encajan a la perfección gracias a un enfoque muy bien planteado. Alice Wagner, artista de reconocida trayectoria, imbrica conceptos teóricos como la “comunidad imaginada” de Benedict Anderson (es decir, la nación como un producto de ficción que requiere el consenso de los creadores de dicha ficción, al fin y al cabo, ¿qué otra cosa es un país sino una invención del hombre?), y la condición del subalterno de Gayatri Spivak. Con una temática sumamente peruana, Wagner nos trae imágenes del Cusco, Machu Picchu, los húsares de Junín, etc., en cuadros cuidadosamente realizados.
Thomas Ott


Apenas llegué a Lucía de la Puente me encontré con los españoles Paola Vañó y Julius, y justamente les comenté que en literatura había leído a Anderson y Spivak, y que por lo tanto la muestra de Wagner me resultaba especialmente cercada. Con Paola y Julius nos tomamos un par de pisco sours, toda una novedad, porque en Lucía de la Puente el pisco usualmente se sirve puro. Ya luego pasé a mis infaltables vasos de Johnnie Walker, y fue en ese momento en el que me encontré con Rocío Flórez Peschiera, y le pregunté por mi gran amiga Cristina Cillóniz, que en teoría iba a ir a la inauguración aunque al final nunca apareció.


Con una copa de Navarro Correas me senté en una de las mesas donde estaba Dare Dovidjenko, conversamos un rato sobre cómics. Dare, en la actualidad, es artista exclusivo de la galería Lucía de la Puente, y de hecho expuso el año pasado (evento que fue narrado por mí oportunamente), pero Dare también era un colaborados habitual del suplemento No, de la revista Sí, en donde hacía cómics. Incluso me contó que a fines de los ochenta dibujó un cómic de una página con guión del genial poeta José Watanabe (mi tesis de literatura es, precisamente, sobre Watanabe). También saludé Rhony Alhalel, a Mariella Agois y otros artistas. Y al regresar a mi casa, pasé por Los Cavenecia Restobar, y me encontré con el escritor Guillermo Niño de Guzmán y Alfredo Bryce Echenique que acababan de entrar al elegante local. Definitivamente, fue una noche de viernes como pocas.


A continuación incluyo tres cuadros de la artista Ana Teresa Barboza, y un par de magníficas páginas de cómic suizo de Thomas Ott, actualmente en exposición el Centro Cultural Ricardo Palma, en la avenida Larco.