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April 24, 2013

Todo lo sólido - Iosu Aramburu (Galería 80M2)


Wild Tigers I Have Known (2006)
Directed by Cam Archer

"Wild Tigers I Have Known" is the story of Logan, an unpopular, awkward and insecure kid that gets bullied every now and then. He takes it all in and he lives in a world of his own, in some sort of ill-induced stupor state (most of his time he simply masturbates while watching other boys wrestling in tights). Until one day he meets an older boy named Rodeo. He is rebellious, rough-edged and scruffy. Of course Logan falls in love with him. They're both marginal figures at moments but for different motives. Rodeo decides to ditch his girlfriend to spend more time with his younger friend, while Logan has no choice but to be rejected by everybody except Rodeo.


Despite the initial happiness rush, Logan starts fantasizing about death. Neglected by his mother, the only true conversation she has with her is about ghosts and reincarnation. He wants to know if she would hug him if he were a ghost.

There are instances in which Logan doesn't seem to be aware of his body. The only way in which he can inscribe himself into the world is by marking his chest and stomach. Writing, thus, creates the object. Writing creates or recreates him. But it's only symptomatic to witness Logan's fascination with women's clothes, lipsticks and long, blonde wigs. 

He's constantly dressing up as a girl or pretending to be a girl in order to obtain the love of a boy. It would be interesting, then, to contrast Hélène Cixous views on women writing that breaks the linear logic of male counterparts. Certainly, the entire film seems to defy this linear logic either from a cinematographic or a narrative perspective. In writing his own body with a red lipstick Logan makes us think of Ann Rosalind Jones "Writing the Body: Toward an Understanding of l'Ecriture feminine" because, ultimately, there is an unresolved sexual charge in Cam Archer's characters.
my sketches / mis bocetos
From the very beginning of the story Logan is interested in mountain lions. These felines are beautifully designed animals, almost as gorgeous as the tangle-lined tiger. Logan's high school is constantly threatened by these animals that the principal considers very dangerous. 

Students are told to run as soon as they see a mountain lion. Logan, nonetheless, feels compelled to approach them. He goes into the woods with Rodeo trying to find them to no avail. Only unaccompanied will he be able to fulfill this wish. The mountain lion is beauty, it's beauty in an Apollonian way as Nietzsche would understand it. It's the beauty of light, of appearance, that covers the horror within. 

Fear of death can only be overcome by Apollonian beauty. But it's also through this beauty that Logan summons death. He will put his life at risk partly obeying Freud's Thanatos urge, and partly because the only way to face life is to uncover the horror of existence. Because facing life is also accepting one's own mortality. And by reaching out to this wild animal Logan is only unveiling what lies beneath.

IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0430768/reviews?start=10 
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La primera vez que tomé conciencia de Iosu Aramburu Mantovani no fue en los atiborrados pasillos de estudios generales letras ni en el concurrido tontódromo de la PUCP, sino en setiembre u octubre del 2010, en la sala central de la Galería Vértice en San Isidro. Yo recién había iniciado lo que se convertiría en un periplo vital, o semanal por lo menos, en el circuito de las galerías de arte limeñas, y él ya se desenvolvía con la sapiencia y el savoir faire de un grande. 

Recuerdo que la primera vez que lo vi llevaba anteojos muy similares a los que sigue usando el día de hoy, gafas de lunas gruesas que me recordaban demasiado a mi propio pasado escolar, pero sin importar el espesor del vidrio, su mirada lo atravesaba todo. Yo en ese momento intuí, quizás por primera vez, que Iosu tenía la mirada aguda que un artista debe poseer, un poder de observación que superaba con creces las distracciones habituales –la gente que se arremolinaba alrededor para saludarlo, las interrupciones de los mozos con las bandejas de vino, etc.– y que, estoy seguro, iba siempre más allá de la mirada común. Curiosamente, lo seguí viendo, bastante a menudo, pero mientras él siempre departía con cierto grupo de personas, yo me encontraba charlando con otro círculo, y rara vez llegamos a compartir algo más que un fugaz saludo.
Iosu Aramburu

Este lunes en la noche se inauguró “Todo lo sólido” en la galería 80M2 de Livia Benavides. En esta ocasión, Iosu aprovecha su enorme versatilidad como artista y su poder de observación para delimitar nuestros linderos urbanos y para penetrar incisivamente, inteligentemente, en lo más profundo del corazón de nuestra Lima. Hace poco Iosu estuvo en ARCO, en Madrid, presentando su más reciente propuesta creativa, propuesta que hoy encuentra eco en esta galería barranquina. 

Todo lo sólido no se desvanece en el aire gracias a la mirada firme de Iosu. Con gran creatividad, este joven artista retrata el armazón transparente de los edificios en placas de vidrio, reconstruye imágenes de edificaciones a modo de diapositivas clásicas, en artefactos que él mismo ha restaurado o reciclado o recogido quién sabe en qué rincones ocultos, y combina todo ello con óleos de gran formato –en el primer piso– de un acabado pulido, reluciente, impecable, y óleos de dimensiones más ajustadas pero no por ello menos reveladoras –en el segundo piso–, para terminar de enlazar todo, también hay fotografías de estructuras desnudas, como la que adorna la invitación de “Todo lo sólido”.    

En algún momento de la noche, envalentonado por los múltiples maracuyá sours y copas de vino blanco que me había tomado, lo interrumpí para saludarlo y felicitarlo por su muestra. Le comenté que me había encantado leer la nota de COSAS en la que salía en primera plana, en Madrid –olvidé, eso sí, comentarle que leí la nota antes de que fuese publicada porque en ese momento ya era mi segunda o tercera semana trabajando en COSAS–, y le pregunté si los cuadros habían sido hechos con acrílico –y es que, al fin y al cabo, siempre vale la pena corroborar estos datos– Iosu me dio las gracias por mis palabras de aliento, y eso fue todo. Desde que llegué hasta que me fui, estuve conversando con Mateo Alayza Moncloa y Santiago Alayza Sueiro, quien ahora está en la APCI (Agencia Peruana de Cooperación Internacional). Fue todo un reencuentro, y en cierto modo, un redescubrimiento ver a Santiago fuera de los confines de nuestras respectivas facultades en la universidad, en un ambiente tan distinto. Casi, casi, como conocerlo por primera vez. Caramba, no sé, es extraño, pero al final todo ha sido como un raro encuentro entre ex-alumnos de la Católica en el que ninguno era capaz de recordar cuándo o dónde había visto al otro por última vez. En todo caso, la desinhibición y solvencia de Iosu Aramburu ya forman parte de mi rutina diaria, ojalá –es mi mayor deseo– su mirada artística también haya fortalecido la mía.


Lima, abril del 2013.

Arcadio Bolaños. 

March 15, 2012

¿Y qué si la democracia ocurre? - Galería 80M2 (Malecón Pazos)

dibujo en grafito sobre papel periódico
El miércoles en la noche se inauguró la muestra “¿Y qué si la democracia ocurre?” en el malecón Pazos de Barranco. Son muchos los artistas que participan de este interesante proyecto que rememora la época más oscura del Perú, los años del terrorismo, y la década de dictadura fuji-montesinista que todos hemos vivido. Se trata de reconsiderar “las implicancias de la noción de ‘democracia’ en un escenario social marcado por la desigualdad, la discriminación y la explotación”. Participan importantes artistas como Sandra Nakamura, Alex Ángeles, Verónica Luyo Torres, Raimond Chaves, Gilda Mantilla, Antonio Páucar, Giuseppe Campuzano, Mijail Mitrovic, Milagros de la Torre, Nancy La Rosa, Haroldo Higa, Christians Luna, Musuk Nolte, Alfredo Márquez, Eliana Otta, Guillermo Valdizán Guerrero, Claudia Denegri Davies, Luz María Bedoya, Colectivo NoSINmiPERMISO, Mónica Miros, Trilce Naters, Sandra Gamarra, Natalia Revilla, Raura Oblitas, Juan Javier Salazar, Pablo Hare, Santiago Quintanilla, Sergio Abugattás Tenaud, Pablo Patrucco, Daniela Ortiz y Janine Soenens.
discriminación en imprenta

Nuevamente, la casona de malecón Pazos fue el escenario perfecto para esta tremenda congregación de artistas. Entre las obras que más me gustaron figuran, obviamente, San Marín de la serie Héroes de Patrucco, un espléndido trabajo de carbón sobre tela; pero claro, soy y siempre he sido fan incondicional de la obra de este talentoso artista (y ya he incluido trabajos suyos aquí en el blog hace un año más o menos).

En el transcurso de la noche me encontré con Hugo Alegría, que resaltó el trabajo fotográfico de Alfredo Márquez. También conversé con el artista especialista en grabados Julio Garay. Sin embargo, como en ocasiones anteriores, casi toda la noche estuve conversando con mi gran amigo y artista Marcos Palacios. Conforme me iba tomando un pisco sour tras otro, mi vista se iba agudizando y encontraba más y más amigos entre las decenas de nuevos visitantes que iban cruzando el umbral de la entrada. Allí estaban viejos amigos como Andrés Hare o Adrián León, a quienes saludé, fotógrafos de primer nivel como Billy Hare, intelectuales influyentes como Saúl Peña Kolenkautsky (que, dicho sea de paso, es el papá de Joshua, uno de mis mejores amigos que actualmente está en Cerro de Pasco cumpliendo su año de servicios rurales obligatorios para todo futuro médico).
Ahí estoy yo, en la sección de sociales de El Comercio tan criticada en la obra de Ortiz (jueves 1 de marzo)
Novela que aborda el tema de la violencia
 y las consecuencias del terrorismo

También conversé un rato con mi amigo Mateo Alayza, y con Gonzalo Lugón (a quien, a causa de las copas de pisco sour, confundí con su hermano menor José Arturo… y no es la primera vez que meto la pata de esa manera). También me encontré con los fundadores de Yuyachkani, Miguel Rubio (justo lo acababa de ver este fin de semana en Asia) y Teresa Ralli, con quienes conversé un ratito. Aunque una de las mejores sorpresas de la noche fue encontrarme con Sebastián Rubio Ralli, uno de mis amigos del colegio a quien apenas veo en la actualidad; estuvimos conversando un rato, un poco poniéndonos al día, y riéndonos de algunas anécdotas que solamente nosotros dos podíamos entender. Además, me encontré con varias amistades de la Católica, aunque ya a esas alturas de la noche todo el pisco ingerido me producía una amnesia concomitante que me impedía, de buenas a primeras, recordar sus nombres.

Una de las obras que más llamó la atención de los concurrentes fue la instalación-video de Daniela Ortiz “The bourgeois democratic state” (“el estado democrático burgués”), que marcó un severo contraste con todas las otras propuestas. Aquí, la estrella es la página de sociales, y vemos en una sucesión de fotogramas parpadeantes un sinnúmero de rostros que nos resultan demasiado familiares. Allí desfilan artistas de la talla de Ramiro Llona o Abel Bentín, modelos y ‘gente bonita’, figuras claves de la moda como Efraín Salas, y también aparecen Christian Fuchs y Javier Tolmos, a quienes podríamos considerar ‘caseritos’ de la sección de sociales tanto de El Comercio como de Somos, Caretas, Cosas, Asia Sur, etc. Con una cierta carga de hostilidad, estas imágenes están en el polo opuesto de la pobreza de la sierra que vemos en las fotografías de Márquez o de la violencia que se vislumbra en los informes de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Transitamos desde las imágenes y objetos que nos recuerdan lo peor de nuestro país hacia al brillo vanidoso y superficial de los rostros sonrientes que salen en Cosas o en diversas publicaciones de ese estilo.

Esta es una propuesta particularmente interesante porque nos interpela directamente a nosotros, a los que asistimos con frecuencia a estos eventos exclusivos. Tenemos el espacio privado, por ejemplo, una galería de arte, y el ámbito de lo público, una página impresa del diario con mayor tiraje en el Perú. Desde el momento mismo que uno sale en las páginas sociales de El Comercio, uno ya no puede apelar a la privacidad ni al anonimato, uno ya no es más uno mismo sino una figura que se somete, deseosa y voluntariamente, al escrutinio público. Todas las fotos seleccionadas para este video han sido apropiadas sin el permiso ni la autorización de los que figuran en ellas, y así es como debe ser, porque son fotos que ya han sido vistas por miles de peruanos y, por lo tanto, nuestra imagen les pertenece a ellos más que a nosotros mismos.
El autor escribió una emotiva dedicatoria para mí (hace ya casi 3 años)

Lo más impactante de esta propuesta artística es su diálogo tácito con las escenas de la violencia de la década del 80, la pobreza andina o los rezagos del terrorismo. Se dice a menudo que antes de la bomba de Tarata a nadie en Lima le importaba el tema de las muertes en la sierra peruana, así que ¿quiénes somos los que aparecemos en la sección de sociales del diario más emblemático de nuestro país? ¿acaso somos un grupo de personas que, efectivamente, vivimos de espaldas al Perú? ¿estamos subsumidos en este mundo frívolo de las inauguraciones y eventos de lujo? Yo mismo, por ejemplo, soy un visitante asiduo de las galerías de arte, y asisto a inauguraciones mínimo una decena de veces al mes. De hecho, la última vez que salí en El Comercio fue hace tan sólo dos semanas, en el evento de Danzka Art, en Dédalo. ¿Soy acaso uno de esos sujetos obsesionados con el lustre veleidoso del Circo Beat de ‘Somos’ o la fatuidad del Ellos & Ellas de Caretas? Claro que no, prefiero pensar que soy un amante del arte que tiene la suerte y el privilegio de formar parte de ese pequeño mundillo limeño que se reencuentra constantemente en las salas de las galerías de Miraflores, Barranco o San Isidro. Sin embargo, la obra de Daniela Ortiz está allí, hincando, hurgando, desafiándonos. Una propuesta que a mí, a nivel personal, me golpea contundentemente y me obliga a reflexionar sobre mí mismo, del mismo modo que obliga a reflexionar a amigos como Mateo Alayza o Andrés Hare que también se ven representados en esa serie visual que, acompañada de música electrónica, nos remite a una imposible fiesta perpetua a la que la mayoría de peruanos jamás tendrá acceso.


Arcadio Bolaños

March 8, 2012

((Sounds)) F.U.C.K.T.O.R.Y. - Alejandro Romaní

2:37 (2006) 
Directed by Murali K. Thalluri

"No man is an island" wrote John Donne in a poem. And, certainly, to think of the human being as an isolated creature makes little sense. We are, after all, social animals. We need others, and we need them desperately. Thalluri's film deals with the intensity of high school and the need of the other, presenting a handful of characters that coexist in the same place. We cannot say they are friends, they barely know each other, each of them carries a burden so heavy that they become estranged, alone, and that's when the fear of losing one's own humanity is ignited.
Viaje a la lengua del puercoespín

We have the case of Marcus and Melody: brother and sister. They come from a wealthy family, well structured around male hegemony. Their father is very much alike the primordial father from a tribe that Freud describes in Totem and Taboo. This primordial father can have carnal knowledge with his offspring, because in these mythical prehistoric time no such thing as incest exists; however, the jealous sons will savagely kill the father, this powerful alpha male (a figure that bears some resemblance with Lacan's inverted E, which symbolized "the one man not castrated"). By killing the totem-father only taboo remains, and thus incest becomes the ultimate sin. When Marcus witnesses his father having sex he attributes this attitude as a total disregard for moral codes, after all, Marcus seems to imply that his father acts in such a way that he has no choice but to witness the coitus. This traumatic event triggers something deep inside his consciousness and as a result the incest fantasy and the rape fantasy will become firmly inserted in his psyche.
Óscar Limache

The first scene with Luke, the high school jock, is most revealing, as we see him in his bedroom, in front of his computer, stroking his penis most vigorously. What images appear in the computer screen? Luke is struggling with his own sexuality, he is in a place that Lacan would denominate 'minus phi' which is the inscription of a point of fracture in the imaginary, that indicates a certain fissure that affects the constitution of the libidinal object in which one's own image finds support.

"Uneven" Steven is a kid that suffers of genetic malformations, not only does he have one leg longer than the other, but he also has a condition that makes him lose control of his sphincters, and as a result he wets himself in class, becoming the target for everyone's cruel jokes.

Then there is Sean, a boy that openly assumes his homosexuality and pays the price for it, being constantly mocked by Luke's friends and other guys in school. The only way for him to cope with this is escaping into a world of stupor produced by his marijuana consumption.
Viaje a la lengua del puercoespín

Finally there are two girls that play a very relevant role in this film, that owes much to Gus Van Sant's (listed in the credits) realistic and insightful approach of adolescence: Sarah, Luke's girlfriend, makes the mistake of caring too much for her boyfriend, and consequently once she begins to have doubts about her future with him, everything falls apart. Kelly, on the other hand, is perhaps the nicest person in school. She seems to genuinely try to help everyone, she is kind with boys and girls, instead of creating problems she tries to find a solution for them. When everyone attacks Steven she makes sure he's going to be OK.

However, all of them suffer from teenage angst. But this is not the typical, cliché angst. Lacanian psychoanalysts might ask… why despite all the amount of scientific knowledge that has been accumulated, and the efforts to establish theories that presuppose to grant us reassurance (Levis Straus structuralism and Hegel historicism that aims towards the acquisition of the Absolute Knowledge, in other words a conceptualization that implies a theory without remainders) we still experience restlessness? Lacan asked himself "why is it that we so much want to preserve the dimension of anxiety?". Anxiety is a horrible thing and yet is there a human need to preserve it? In this regard Kierkegaard may be closer to the question of angst when he speaks about the psychological ambiguity concerning this concept "Anxiety is a sympathetic antipathy and an antipathetic sympathy". Arguably, the existence of angst points out to something that cannot be reduced to a rational category, and without which a truly reflection on the question of ethics is useless. We find this sympathetic antipathy in characters like Marcus, who has a strong relationship with his sister and at the same time despises her. The antipathetic sympathy is present in Kelly, the sweetest girl that treats everyone kindly but that secretly feels alienated, incapable of anything but antipathy for herself.

However they are all connected, and what they do will affect the lives of the others. What happens then when during the first minutes of the film someone commits suicide? Life is a tricky business, that's for sure. But life as teenagers can be even trickier.
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Conozco a Alejandro Romaní gracias a haber coincidido tantas veces ya en el circuito limeño de galerías de arte, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de ver su obra. Alejandro tuvo la amabilidad de invitarme a la inauguración de la muestra ((Sounds)) F.U.C.K.T.O.R.Y. que se llevó acabo ayer miércoles en la noche en la sala de arte del Centro Cultural El Olivar, en San Isidro. Alejandro Romaní forma parte de un colectivo interdisciplinario que incluye a otros artistas como Burgos, Cornivell y Lisarazo. Por separado, la obra de cada uno de ellos es meritoria, pero al ver todas sus propuestas dialogando entre sí creo que uno, como espectador, gana una región privilegiada desde la que se puede contemplar mejor estos espléndidos cuadros (y, también, los sonidos experimentales que acompañan la muestra y que hacen hincapié en el alto nivel de contaminación sonora de nuestra querida ciudad de Lima).

Llegué temprano a la muestra y saludé a Alejandro Romaní; sus cuadros establecen un vínculo unívoco con la geometría euclidiana pero adaptados a una sensibilidad postmoderna, su propuesta va más allá de las líneas y de los ángulos y reinventa figuras clásicas de triángulos diversos. Después me quedé conversando con mi gran amigo y artista Marcos Palacios, aunque finalmente decidí regresar a mi distrito, a Barranco, con algunos amigos, entre ellos Julio Garay y Joseph de Utia. Eso sí, antes del retorno me tomé tres o cuatro chilcanos, más un par de tragos de pisco con café y pisco con menta.

Julio acaba de exponer en Chile una serie de grabados que se enfocan en la camisa / uniforme escolar que se usó obligatoriamente desde la dictadura militar de Velasco en adelante, es decir, el típico atuendo de colegio fiscal pero desprovisto de todo tipo de adorno. Las próximas muestras de Julio serán en Portugal y, con suerte, en nuestro medio. Uno de los momentos más divertidos de la noche: Julio afirmando que un inicuo extraño de camisa celeste lo perseguía, y efectivamente cuando tomamos el taxi allí estaba el sujeto, a media cuadra de nosotros. Lejos de sentir un escalofrío me maté de risa (no sé qué diablos habrá pensado de mí el taxista).
my drawing / mi dibujo

Llegamos rápidamente a Barranco, a la galería 80M2, concretamente a la inauguración de Luz María Bedoya. Julio estaba en desacuerdo conmigo pero yo noté un cierto aire (como si ella estuviera rindiendo homenaje) a la serie de variables continuas del prestigioso fotógrafo Billy Hare. Las fotos de Luz María Bedoya muestran un escenario repetitivo y monótono pero se centran en algún cuadro que resalta por su luminosidad, si bien, en strictu sensu no hay mayores vasos comunicantes entre una obra y otra yo sí sentí un cierto vínculo (quizá ella conoce el trabajo de Billy Hare, quién sabe). En 80M2 Julio se encontró con Natalia Majluf, y yo aproveché su distracción para tomarme no uno sino cuatro pisco sours, todos muy sabrosos. Sin duda, una noche memorable, aunque hubiese sido mejor si alguien más me hubiese acompañado.

En fin, hace un par de meses compartí aquí la edición autografiada de “Diario Educar”, del director y fundador de mi colegio Constantino Carvallo Rey. Ahora que estuve revisando los libros de mi estante, he encontrado dos ediciones de “Viaje a la lengua del puercoespín” de mi tutor y profesor del colegio Óscar Limache. Curiosamente, cuando llevé el curso de poesía peruana en la facultad de literatura, había un par de títulos de mi profesor en el syllabus. En los 80, Óscar ganó el premio más importante de poesía a nivel nacional con “Viaje a la lengua del puercoespín” un poemario muy personal y complejo que, seguro, sorprenderá a más de un lector. Tengo dos ediciones, ambas dedicadas y firmadas por el autor, que incluyo a continuación.

Finalmente, ahí tienen la versión preliminar de un dibujo que he estado preparando desde hace un par de semanas. Ya había colocado algunos fragmentos independientes en posts anteriores, pero aquí pueden ver una versión bastante avanzada.