In a recent post (which you can read here), I talked about Marvel’s magnificent edition of Miracleman # 1. Now I’d like to draw your attention to the second issue, which included an unexpected surprise: The Yesterday’s Gambit, an Alan Moore story that was never printed in the Eclipse editions.
I have not yet received the third issue, but I understand it also includes previously unseen stories. I’m sure I’ll savor and treasure them. But in the meantime I leave you with Marvel’s recolored pages.
And, just like last time, if you want to compare them with the original version, you may do so by simply clicking here and here.
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Hace casi un año, en la galería barranquina 80M2, la propuesta artística de Iosu Aramburu me dejó asombrado. Como bien denotaba el título de la muestra, “Todo lo sólido” era un proyecto de enorme integridad y cohesión visual.
Iosu Aramburu |
Un año después, la Galería L'imaginaire de la Alianza Francesa le abre las puertas a Iosu, y él, como para no repetirse jamás ni copiarse a sí mismo –tentación frecuente entre muchos artistas de nuestro medio– emprende una iniciativa distinta, en la que el proceso histórico del arte contemporáneo se entremezcla con el accidentado discurso de la modernidad en el Perú.
Iosu se pregunta en qué medida la modernidad se instauraría de facto en nuestro país. Lejos del desarrollo de naciones del primer mundo, aquí la modernidad y, cómo no, la postmodernidad parecen estar más marcadas por el fracaso que por otros atributos. Y, de algún modo, todo esto está ligado a la inspiración de los artistas peruanos del siglo XX, al afán por apropiarse de las corrientes en boga –el arte abstracto, por ejemplo– como una forma de insertarse en la aldea global, mucho antes de que estuviese de moda el término de globalización.
Así que el espectador debería tener en cuenta qué es lo que el artista nos está comunicando con esos peculiares cuadros pintados con cemento y con esa impresionante escultura de 3 metros de alto por 12 metros de ancho. Hay mucho de reflexión e investigación detrás de “Exposición de arte abstracto”, título ya de por sí cargado con una cierta dosis de ironía.
En la inauguración me encontré con mi amigo Mateo Alayza, a quien no veía desde el 2013, ironías de por medio, concretamente desde la última muestra de Iosu. Conversamos un buen rato, y me alegró mucho saber que le está yendo bien. Por supuesto, también me acerqué a Iosu y lo saludé y felicité por tan magnífica muestra. Seguramente, el 2015 volverá a sorprendernos a todos.
Lima, marzo del 2014
Arcadio Bolaños