We have already seen a travelling salesman, with sharp teeth and a hunger for the innocent, killing young boys and assuming new identities. Lately, he pretends to be a music entrepreneur, and although his performance completely fools 12-year-old boy Jack Garron, it does not convince Sam.
cover / portada |
It’s all a matter of trust. Jack confides in this sinister salesman, and Sam doesn’t know how to open Jack’s eyes. “Guy invites us over, gives us beers and you call his boss about it? He’s just a harmless old man”, says Jack, almost oblivious to the fact that another seemingly anodyne man tried to rape him in the train before getting to Chicago. Sam has saved Jack many times, and it’s especially difficult for her to deal with Jack’s stubbornness. After a heated discussion, they end up forgetting the barriers that have kept them apart: Sam has always dressed up as a boy, but now that doesn’t matter anymore, as the two youngsters start kissing.
The salesman is a resourceful man, and posing as his own boss manages to lure Sam into a deathly trap. The salesman is the quintessential actor, but he’s also a man of deception, an evil force in human shape. It’s only fitting, then, to realize that only one clever performer can unmask another one.
"He’s just a harmless old man" / "Es sólo un viejo inofensivo" |
Sam, AKA Samantha, has long assumed the outfit and manners of a boy. When Judith Butler wrote “Bodies That Matter: On the Discursive Limits of Sex” she came to a conclusion: sexuality is not only about how the human body performs certain acts; rather, it’s about bodies understood as always already gender indeterminate; consequently bodies are marked by gender, as well as race, sexuality, etc., and these categories are also destabilized within the perfomative. Sam has destabilized Jack’s world, not because of the kiss, but because of the fact that she came to him in the first place as a masculine individual, as a male friend, and suddenly, this girl who pretends to be a boy is kissing another boy, effectively disrupting the carefully orchestrated mise-en-scène.
Scott Snyder & Scott Tuft manage to combine horror elements with an interesting take on such complex issues as sexuality and performativity. Attila Futaki’s art is consistently good, although producing over 20 pages of gorgeous images each month seems to be a bit taxing, that’s why a couple of panels in this issue look slightly rushed. I have no obsession with punctuality, and if it takes Futaki an extra month or two to finish his work calmly I’d gladly wait for it. I’ve already pre-ordered everything so I know I’ll get it sooner or later.
If you want to read my reviews for issues 1-3, click on the following links:
Severed # 1: http://artbyarion.blogspot.com/2011/09/severed-1-scott-snyder.html
Severed # 2: http://artbyarion.blogspot.com/2011/10/severed-2-snyder-tuft-futaki.html
Severed # 3: http://artbyarion.blogspot.com/2011/11/severed-3-snyder-tuft-futaki.html
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the fight / la pelea |
De un modo u otro, todos somos actores. Además de nuestro atuendo, elegimos una cierta actitud, actuamos diferente frente a nuestros padres, a nuestros amigos o a nuestros colegas de trabajo. Y actuamos bien.
Ya hemos visto a un vendedor viajante, con dientes afilados, asesinar jovencitos inocentes y asumir nuevas identidades. Últimamente, finge ser un empresario relacionado a la música, y aunque su actuación encandila por completa a Jack Garron, un chico de 12 años, no es convincente para Sam.
Es un asunto de confianza. Jack confía en este siniestro viajante, y Sam intenta hacerlo recapacitar. "El tipo nos invita a su casa, nos da cervezas ¿y tú llamas a su jefe? Es sólo un viejo inofensivo", afirma Jack, olvidando por completo que otro sujeto aparentemente anodino intentó violarlo en el tren hasta Chicago. Sam ha salvado a Jack muchas veces, y ahora le resulta difícil lidiar con la terquedad de su amigo. Luego de una acalorada discusión, terminan olvidando las barreras que los han mantenido aparte: Sam siempre se ha vestido como un muchacho, pero eso ya no importa cuando los dos jovencitos empiezan a besarse.
El viajante es recursivo, y finge ser su propio jefe para tenderle una emboscada mortal a Sam. El viajante es la quintaesencia del actor, pero también es un hombre de mentiras, una fuerza maligna con forma humana. Tiene sentido, entonces, descubrir que sólo un actor astuto puede desenmascarar a otro.
the kiss / el beso |
Sam (es decir, Samantha) ha asumido por mucho tiempo la vestimenta y los gestos de un muchacho. Cuando Judith Butler escribió "Cuerpos que importan: los límites discursivos del sexo" llegó a una conclusión: la sexualidad no es solamente sobre cómo un cuerpo humano realiza ciertos actos; más bien, se trata de cuerpos entendidos como algo que ya tiene un género siempre indeterminado; en consecuencia, los cuerpos están marcados por el género, así como por la raza, la sexualidad, etc., y estas categorías se desestabilizan en lo performativo. Sam ha desestabilizado el mundo de Jack, no a causa del beso sino por el hecho de llegar a él, en primer lugar, como un sujeto masculino, un amigo, y de pronto, esta chica que finge ser un chico está besando a otro chico, erosionando la hasta ahora tan cuidadosa puesta en escena.
the salesman / el viajante |
Scott Snyder & Scott Tuft combinan elementos de terror con una interesante exploración de temas complejos como la sexualidad y la performatividad. El arte de Attila Futaki sigue siendo bueno, aunque producir 20 páginas maravillosas cada mes debe ser agotador, quizá por ello algunas de las viñetas parecen ligeramente apresuradas. No estoy obsesionado con la puntualidad, y si Futaki necesita uno o dos meses extra para terminar su trabajo con calma, que así sea.
Si se animan a leer mis reseñas de los números 1-3, hagan click en estos links:
Severed # 1: http://artbyarion.blogspot.com/2011/09/severed-1-scott-snyder.html
Severed # 2: http://artbyarion.blogspot.com/2011/10/severed-2-snyder-tuft-futaki.html
Severed # 3: http://artbyarion.blogspot.com/2011/11/severed-3-snyder-tuft-futaki.html