June 15, 2012

Flex Mentallo # 4 - Grant Morrison & Frank Quitely

Dig the Vacuum / el vacío gusta
Once upon a time, superheroes walked amongst us. Respected and cherished, they were our protectors. Nevertheless, they were erased from reality. In order to avoid complete extinction, the Legion of Legions finds a way to survive: “It’s not death. Prepare to become fictional”. Inhabiting the pages of comic books, they become characters that people read about, they exist in our minds, perhaps in our hearts, but they no longer live as they once did.

The world is on the brink of chaos, and Flex Mentallo is neither strong nor fast enough to save the entire planet. Meanwhile, Wallace ‘Wally’ Sage has realized that living or dying is his decision. If he has taken painkillers he will surely die of an overdose, but if he has instead swallowed M&M’s then he will live. And he remembers, deep inside his mind, that when he was a child a superhero from the past visited him and installed in his memory the souls of hundreds of noble warriors. In order for them to return to life, to abandon the pages of old comic books and reappear as living entities to save the world once again, Wally must believe. Except that he can’t. It’s too difficult: caped crusaders and masked vigilantes are childish, unreal, and the adult thing to do is to let go of all that.
We Are All UFOs / todos somos OVNIS


But what is all that? Writer Grant Morrison was interested in the Sekhmet Hypothesis, a curious theory that tried to explain youthful cultural movements. Superheroes are evolutionary allegories that were aimed at children in the 50s, teens in the 80s and adults nowadays. There could be a correlation with the Sekhmet Hypothesis: flower children of the 60s which are thought to present a collective mood of 'friendly weakness' (“I'm not okay, you're okay”); while punk culture and certain aspects of rap culture present an archetype of 'hostile weakness' (“I'm not okay, you're not okay”). In the late eighties and nineties, rave culture would present a mood based mainly on 'friendly strength' (I'm okay, you're okay). Superhero comic books have transited through all these stages. And Flex Mentallo is the sum of it all. He encompasses the friendly and hostile weaknesses, and the friendly strength too. He was created as comic book hero for children, he later gained acceptance into the adolescent inner world of his creator and at last he was catapulted into our world, into reality and adulthood.

When Flex Mentallo faces the ultimate menace, Wally insults him and the juvenile concept of heroism: “Pathetic fucking power fantasies for lonely wankers” […] “Look at you! A half-naked muscleman in trunks. What’s that supposed to signify?”. Of course, Flex Mentallo remains as a symbol of kindness and goodness, and with a smile he replies: “sometimes a boy just needs to get out of the house and meet some girls”.

Wallace ‘Wally’ Sage

Wally had spent countless afternoons masturbating over comic book heroines, and now he must finally confront his life. He’s not a scruffy kid anymore: “only a little adolescent boy could confuse realism with pessimism”. And just like that, hope is recovered. And with hope also comes an endless army of superheroes, ready to save the world and protect humanity. Wally had been living what he thought was his real life, the adult life; he had tried to do what society expected of him. But it was all a dream. And, in the words of Lacan “If the function of the dream is to prolong sleep, if the dream, after all, may come so near to the reality that causes it, can we not say that it might correspond to this reality without emerging from sleep?”.

Morrison has created a truly moving love-song to the superhero genre, accepting the beauty of the heroic archetype, embracing the absurdity inherent in a world populated by caped superheroes and above all proving that reality is nothing else but a shared fantasy. So what is fantasy at its most elementary? The ontological paradox -scandal even- of fantasy resides in the fact that it subverts the standard opposition of "subjective" and "objective", just like Morrison has done on the first pages, the real, the imaginary and the symbolic become interchangeable. The real world becomes the world of the superheroes, the past of Wally Sage becomes his present, the ridiculous hero that no one could take seriously is humanity’s last hope.

Finally, Frank Quitely proves why he is one of the best artists in the comic book industry. Quite often I have praised the work of hyper-realistic artists such as John Cassaday, Barry Windsor-Smith, Michael Zulli, Stephen Bissette, Alex Ross or Phil Jimenez, but I would like to clarify that Quitely has the best of two worlds: realism in details (every building, every person, every texture is penciled with exquisite patience), but also a certain cartoonish approach that confers to his illustrations a vivid and intense look. These are pictures in motion, alive, almost ready to jump out of the page, just like Flex Mentallo did once, much to his chagrin.

The four issue miniseries has finally being collected in a hardcover titled Flex Mentallo: Man of Muscle Mystery. It is simply put the best comic book I have read in 2012. A masterwork. I recommend it.
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Superheroes: real or fictional? / súper-héroes: ¿reales o ficticios?

En tiempos lejanos, los súper-héroes caminaban entre nosotros. Respetados y queridos, ellos eran nuestros protectores. No obstante, fueron eliminados de la realidad. Para impedir ser extinguidos por completo, la Legión de Legiones encuentra un modo de sobrevivir: "No es la muerte. Prepárense para ser ficticios". Habitando las páginas de los cómics, se convierten en personajes sobre los que leemos, existen en nuestras mentes, tal vez en nuestros corazones, pero ya no están vivos como antes.

El mundo está al borde del caos, y Flex Mentallo no es ni tan fuerte ni tan rápido como para salvar al planeta entero. Mientras tanto, Wallace ‘Wally’ Sage ha descubierto que vivir o morir es su decisión. Si es que ha tomado analgésicos seguramente morirá de una sobredosis, pero si en vez de esto se ha tragado M&M’s, entonces vivirá. Y él recuerda, en lo profundo de su mente, que cuando era un niño un súper-héroe del pasado lo visitó e instaló en su memoria las almas de cientos de nobles guerreros. Para que ellos regresen a la vida, para abandonar las páginas de los cómics y reaparecer como entidades vivientes y salvar el mundo una vez más, Wally debe creer. Excepto que no puede. Es demasiado difícil: justicieros con capas y vigilantes enmascarados son infantiles, irreales, y lo adulto es dejar todo esto atrás.
Amazing perspective and composition / asombrosa perspectiva y composición

¿Pero qué es todo esto? El escritor Grant Morrison estaba interesado en la hipótesis Sekhmet, una curiosa teoría que pretende explicar los movimientos culturales juveniles. Los súper-héroes son alegorías evolucionarias que fueron dirigidas a los niños, en los 50, a los adolescentes, en los 80 y a los adultos, en la actualidad. Podría haber una correlación con la hipótesis Sekhmet: los hijos de las flores de los 60 que representarían un ánimo colectivo de "debilidad amigable" ("yo no estoy bien, tú estás bien"); mientras que la cultura punk y ciertos aspectos del rap presentan un arquetipo de "debilidad hostil" ("yo no estoy bien, tú no estás bien"). A fines de los 80 y los 90, la cultura rave representaría un ánimo basado principalmente en la "fuerza amigable" ("yo estoy bien, tú estás bien"). Los cómics de súper-héroes han transitado por todas estas etapas. Y Flex Mentallo es la suma de todo. Él es la síntesis de las debilidades amigables y hostiles, y de la fuerza amigable también. Él fue creado como el héroe de un cómic para niños, después logró ingresar al mundo interno adolescente de su creador y finamente fue catapultado hacia nuestro mundo, hacia la realidad y la adultez.

Cuando Flex Mentallo enfrenta a la amenaza definitiva, Wally lo insulta y denigra el concepto del heroísmo: "Patéticas y jodidas fantasías de poder para pajeros solitarios" [...] "¡Mírate! Un hombre musculoso medio desnudo en calzoncillos. ¿Qué se supone que significa eso?". Por supuesto, Flex Mentallo permanece como un símbolo de la bondad y la amabilidad, y con una sonrisa responde: "a veces un chico sólo necesita salir de casa y conocer a algunas chicas".

Wally había pasado incontables tardes masturbándose mirando a las heroínas de los cómics, y ahora finalmente debe confrontar su vida. Ya no es un muchachito desaliñado: "sólo un pequeño chico adolescente podría confundir el realismo con el pesimismo". Y de pronto, la esperanza es recuperada. Y con la esperanza también llega un ilimitado ejército de súper-héroes, listos para salvar el mundo y proteger la humanidad. Wally había estado viviendo en lo que él consideraba la vida real, la vida adulta; había intentado cumplir con las demandas de la sociedad. Pero todo fue un sueño. Y, en las palabras de Lacan "si la función del sueño es prolongar el dormir, si el sueño, después de todo, puede estar tan cerca a la realidad que la causa, ¿no podemos decir que puede corresponder a esta realidad sin emerger del dormir?".
New cover by Frank Quitely / nueva portada de Frank Quitely

Morrison ha creado una canción de amor al género de los súper-héroes auténticamente conmovedora, aceptando la belleza del arquetipo heroico, abrazando el absurdo inherente en un mundo poblado por súper-héroes con capas y por encima de todo demostrando que la realidad no es nada más que una fantasía compartida. ¿Qué es la fantasía en lo más elemental? La paradoja ontológica -el escándalo incluso- de la fantasía reside en el hecho de que subvierte la oposición estándar de "subjetivo" y "objetivo", tal como hace Morrison en las primeras páginas, lo real, lo imaginario y lo simbólico se vuelven intercambiables. El mundo real se convierte en el mundo de los súper-héroes, el pasado de Wally Sage se convierte en el presente, el héroe ridículo a quien nadie toma en serio es la última esperanza de la humanidad.

Finalmente, Frank Quitely confirma por qué es uno de los mejores artistas de la industria. A menudo, he elogiado el trabajo de artistas híper-realistas como John Cassaday, Barry Windsor-Smith, Michael Zulli, Stephen Bissette, Alex Ross o Phil Jimenez, pero me gustaría aclarar que Quitely tiene lo mejor de dos mundos: realismo en los detalles (cada edificio, cada persona, cada textura es dibujada con una paciencia exquisita), pero también un cierto enfoque caricaturesco que confiere a sus ilustraciones un tono vívido e intenso. Estas son imágenes en movimiento, vivas, casi listas para saltar de la página, tal como hizo Flex Mentallo alguna vez, para su mala suerte.

La miniserie de cuatro números ha sido finalmente recopilada en un tomo de tapa dura titulado "Flex Mentallo: Man of Muscle Mystery". Es simplemente el mejor cómic que he leído en el 2012. Una obra maestra. La recomiendo.

June 13, 2012

Flex Mentallo # 3 - Grant Morrison & Frank Quitely

Homage to Miller's The Dark Knight Returns /
homenaje a "El regreso del caballero oscuro" de Miller
“Who needs girls when you’ve got comics?” asks Wally Sage, as he spends his time “drawing Thunder-Girl with her tits hanging out of her top or Supernova masturbating with the light up end of her solar-scepter”. Indeed, as a teenager, Wally cannot fathom what kind of object he is for the others; therefore fantasy provides an answer to this enigma: at its most fundamental, fantasy tells him what he is for the others. Because fantasy has taught us how to desire: fantasy does not imply that, when I desire a chocolate bar and cannot buy it, I fantasize about eating it; the problem is rather, how can I be sure that what I desire is a chocolate bar in the first place?

When Wally Sage is “changing from a child to a teenager”, his sexual fantasies are not the byproduct of chauvinistic publicity or pornographic movies, his sexual fantasies derive from comic books. This role of fantasy hinges on the deadlock of his sexuality. When Lacan wrote "there is no sexual relationship" he meant that there is no universal guarantee of a harmonious sexual relationship with one's partner. Everyone must invent a fantasy of his or her own, a "private" formula for the sexual relationship. In a basic level, for some people fantasy can imply big breasts, for others a well-rounded ass, for others a penis of certain dimensions; but on a more complex level fantasy entails all aspects of the human body (color of the hair, racial features, height, weight) and mind (personality traits, behavior, cultural traditions).

Wally Sage as a teenager / Wally Sage de adolescente
So fantasy permeates Wally’s life. And instead of spilling his seed on the ground, the boy effectively spills his semen on a white page, thus adding a strong element of sexuality in the genesis of Flex Mentallo -a character that literally comes out from Wally’s fantasies. Now, if normal people have normal sexual fantasies, superheroes would have super-sexualized fantasies. Morrison here treads on a new path -as sexuality with superpowers became anathema in mainstream comic books decades ago- heralding works such as Garth Ennis “The Boys”.

The Scottish writer shows us the secret lair of a group of heroes that live in a perpetual orgy. This is a place of “power-porn” or “fetish dreams of flying women and boy hyspersluts”. The presence of underage boys is necessary as they are embedded in a complex network of relations, they act as catalysts and battle-fields for the desires of those around them. In this secluded location, dozens of superheroes try to refute Lacan’s phrase -"there is no sexual relationship"- by using every conceivable superpower to spice up and enhance the sexual act. Can Flex Mentallo survive the experience of being sexually assaulted by an army of horny super-powered men and women?

In the midst of it all, Morrison also manages to pay homage to influential works like Watchmen (Watchmen is, after all, the title that forced the industry to be more adult), by presenting a disenchanted superhero in a ‘grim and gritty’ world. At the same time, Morrison also makes references to well-known superheroes and commercial successes such as Marv Wolfman and George Perez’s Crisis on Infinite Earths.
Wally masturbating vigorously / Wally masturbándose vigorosamente

Frank Quitely provides some of the most magnificent pages I’ve seen in years. The characters designs and the views of the city appropriately complement the sheer emotion of the protagonists. Frank can convey joy and suffering, laughter and crying, weariness and vigor. The pages including Wally’s masturbatory practices preserve the balance between eroticism and fantasy, and they are also a proper rendition of the imaginary versus the symbolic. Finally, Peter Doherty’s colors are vivid or opaque when necessary, but above all they mix perfectly with Quitely’s lines.
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After the ejaculation / después de la eyaculación

"¿Quién necesita chicas cuando tienes cómics?", pregunta Wally Sage mientras gasta su tiempo "dibujando a la Chica-Trueno con sus tetas saliéndose de la blusa o a Supernova masturbándose con la punta luminosa de su cetro solar", De hecho, como adolescente, Wally no puede intuir qué tipo de objeto es él para los otros; por lo tanto, la fantasía provee una respuesta a este enigma: lo más fundamental de la fantasía es manifestar qué es él para los otros. Porque la fantasía es la que nos enseña cómo desear: la fantasía no implica que, cuando quiero un chocolate y no lo puedo comprar, fantasee con comérmelo; el problema es, más bien, ¿cómo puedo estar seguro de que lo que deseo en primer lugar es un chocolate?

Cuando Wally Sage está "cambiando de niño a adolescente", sus fantasías sexuales no son producidas por la publicidad chauvinista ni las películas pornográficas, sus fantasías sexuales derivan de los cómics. Este rol de la fantasía se centra en el impasse de su sexualidad. Cuando Lacan escribió "no hay relación sexual" quiso decir que no hay una garantía universal de una relación sexual armoniosa con la pareja. Todos deben inventar una fantasía propia, una fórmula "privada" para la relación sexual. En un nivel básico, para algunos la fantasía puede implicar pechos prominentes, para otros un culo bien redondeado, para otros un pene de ciertas proporciones; pero a un nivel más complejo, la fantasía explora todos los aspectos del cuerpo humano (color de pelo, rasgos raciales, altura, peso) y de la mente (rasgos de personalidad, actitud, tradiciones culturales).
the desire of the other / el deseo del otro

Así que la fantasía permea la vida de Wally. Y en vez de derramar su semilla sobre el suelo, el muchacho efectivamente derrama su semen sobre una página en blanco, añadiendo así un fuerte elemento de sexualidad en el génesis de Flex Mentallo -un personaje que literalmente proviene de las fantasías de Wally. Ahora, si la gente normal tiene fantasías sexuales normales, los súper-héroes tendrían fantasías súper-sexualizadas. Morrison abre aquí una nueva ruta -la sexualidad con súperpoderes se convirtió en anatema en los cómics hace décadas- como un heraldo para autores como Garth Ennis y su obra “The Boys”.

El escritor escocés nos muestra la guarida secreta de un grupo de héroes que viven en una orgía perpetua. Este es un lugar de "porno-poder" o "sueños fetichistas de mujeres voladoras y muchachitos híper-promiscuos". La presencia de chiquillos menores de edad es necesaria porque ellos están imbricados en una compleja red de relaciones, son catalizadores y campos de batalla para los deseos de aquellos que están alrededor. En esta aislada ubicación, docenas de súper-héroes intentan refutar la frase de Lacan -"no hay relación sexual"- usando todos los poderes imaginables para intensificar el acto sexual y volverlo más ardiente. ¿Puede Flex Mentallo sobrevivir a la experiencia de ser sexualmente asaltado por un ejército de hombres y mujeres súper-poderosos y súper excitados?

the perpetual orgy / la orgía perpetua
En medio de todo esto, Morrison también se las arregla para homenajear trabajos influyentes como Watchmen (Watchmen es, después de todo, el título que forzó a la industria a ser más adulta), al presentar a un héroe desencantado en un mundo frío y gris. Al mismo tiempo, Morrison también hace referencias a súper-héroes bien conocidos y a éxitos comerciales como la "Crisis en Tierras infinitas" de Marv Wolfman y George Pérez.
the power of sex / el poder del sexo

Frank Quitely logra algunas de las páginas más maravillosas que he visto en años. Los diseños de los personajes y las vistas de la ciudad complementan apropiadamente la emoción cruda de los protagonistas. Frank nos transmite alegría y sufrimiento, risa y llantos, debilidad y vigor. Las páginas que incluyen las prácticas masturbatorias de Wally preservan el balance entre el erotismo y la fantasía, y son también un adecuado retrato de lo imaginario versus lo simbólico. Finalmente, los colores de Peter Doherty son vívidos u opacos cuando es necesario, pero por encima de todo se adaptan perfectamente a los trazos de Quitely.

June 11, 2012

Flex Mentallo # 2 - Grant Morrison & Frank Quitely


My Beautiful Head / mi hermosa cabeza
“It’s not the acid that’s killing me. It’s the painkillers. You can’t overdose on LSD” affirms Wally Sage. He has no intentions of calling an ambulance, he would rather spend his last minutes talking on the phone with an unknown Samaritan. “And there were all these little boys, squatting in a circle… they were shitting on the floor”, he recalls. What kind of childhood trauma did he experience? And why is it that he can’t remember who took him to that appalling place?


How could we avoid the traumatic impact of directly exposing ourselves to the terrifying abyss of the other? How could we cope with the anxiety-provoking encounter of the other's desire? According to Lacan, fantasy provides an answer to the enigma of the Other's desire. An enigma that becomes ungraspable in the case of Wally. Is his depression perhaps a consequence of not being able to identify the Other’s desire? Simultaneously, Flex Mentallo reminisces his final battle against Mentallium Man and as he ascertains: “Would it be shocking pink mentallium, under the influence of which I was invariably invited to explore complex issues of gender and sexuality?”. Here the desire of the other is clearly a part of Flex Mentallo’s weakness, as he can’t condone the fact that an alien substance (akin to Superman’s kryptonite) can force him to engage into sexual practices deemed as aberrant...

childhood trauma / trauma infantil


According to Lacanian theory there is no such thing as my own desire, all that exists is the other's desire, the desire of those around me with whom I interact. The original question of desire is not "What do I want?", but rather "What do others want from me? What do they see in me? What am I for the others?". Nonetheless, there are no answers to these questions, we can never know what the other wants from us. And this doubt can be a torture. In the mind of a young male prostitute, some answers become evident: “I’m sick of the real thing. Dirt and shit and going down on fat guys for a few dollars […]”. So drugs become the one and only alternative to escape from reality. One of his friends, a transvestite prostitute runs into Flex Mentallo and asks for help. Flex Mentallo tries to help the youngster, but it’s too late, an overdose takes his life, but not before showing him in a hallucinatory state a world brimming with superheroes, a world that can be saved. Surrounded by male hustlers and transvestites in a filthy public bathroom, Flex Mentallo understands that it’s not his prerogative to save the world. Not anymore, because the world has changed and maybe, just maybe, he can’t keep up with all these changes.


Meanwhile, Wally Sage explains the differences between the Golden Age and the Silver Age of comic books. In the Golden Age we had “musclemen in costumes, idealized masculine figures, the Charles Atlas hard body. Homoerotic wish-fulfillment”. Then comes the Silver Age, a state of flux, of constant modifications and alterations, in which the body of the hero could be transformed into different animals or alien species, in which the human shape could be constantly modified: “the masculine heroes becoming fluid and feminine” […] “like a prophecy of the arrival of LSD on the streets of America”.


As Flex Mentallo keeps patrolling the city, he enters a tavern and there a drunk old man tells him that other superheroes exist, and that they hide amongst us, in secret identities. Here, Frank Quitely’s rendering of an aged Clark Kent reading the Daily Planet is both subtle and endearing. In other pages, however, subtlety gives way to grand scale images, epic moments full of characters and action. The dramatic developments of Morrison’s story acquire even more depth and meaning thanks to Frank’s art. Some critics might consider Morrison and Quitely as the best creative team in the past two decades or so, and honestly, looking at these pages, it would be hard to contend otherwise.
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the ugly reality / la fea realidad


"No es el ácido lo que me está matando. Son los analgésicos. No puedes tener una sobredosis con LSD" afirma Wally Sage. Él no tiene intenciones de llamar a una ambulancia, en vez de eso prefiere gastar sus últimos minutos hablando por teléfono con un desconocido samaritano. "Y había niños pequeños, agachándose en un círculo... ellos estaban cagando en el piso", recuerda. ¿Qué tipo de trauma infantil experimentó allí? ¿Y por qué no puede recordar quién lo llevó a ese horroroso lugar?


¿Cómo podríamos evitar el traumático impacto de exponernos a nosotros mismos al aterrorizador abismo del otro? ¿Cómo podríamos lidiar con aquello que provoca ansiedad, es decir, el encuentro con el deseo del otro? De acuerdo a Lacan, la fantasía proporciona una respuesta al enigma del deseo del otro. Un enigma que se vuelve inalcanzable en el caso de Wally. ¿Es su depresión tal vez una consecuencia de no ser capaz de identificar el deseo del Otro? Simultáneamente, Flex Mentallo revive su batalla final contra el hombre mentallium y asevera: "¿sería el mentallium rosado? bajo su influencia yo era invariablemente invitado a explorar complejos temas de género y sexualidad". Aquí el deseo del otro es claramente una parte de la debilidad de Flex Mentallo, ya que no puede olvidar el hecho de que una sustancia alienígena (similar a la kriptonita de Superman) puede forzarlo a participar en prácticas sexuales consideradas como aberrantes...
Dying in a pool of piss / muriendo en un charco de orina


De acuerdo a la teoría lacaniana, no existe mi propio deseo, todo lo que existe es el deseo del otro, el deseo de aquellos que me rodean y con quienes interactúo. La pregunta original no es "¿qué es lo que quiero?" sino "¿qué es lo que los otros quieren de mí? ¿Qué ven en mí? ¿Qué soy yo para los otros?". No obstante, no hay respuestas para estas preguntas, nunca podemos saber lo que el otro quiere de nosotros. Y esta duda puede ser una tortura. En la mente de un joven prostituto, algunas respuestas son evidentes: "Estoy harto de la cosa real. Mugre y mierda y chupársela a tíos gordos por unos cuántos dólares [...]". Así, las drogas se convierten en la única vía de escape de la realidad. Uno de sus amigos, un travesti ve a Flex Mentallo y le pide ayuda. Flex Mentallo intenta salvar al joven, pero es demasiado tarde, una sobredosis le cuesta la vida, pero no sin antes mostrarle en un estado alucinatorio un mundo repleto de súper-héroes, un mundo que puede ser salvado. Rodeado de prostitutos y travestis en un asqueroso baño público, Flex Mentallo comprende que no es su prerrogativa salvar el mundo. Ya no lo es porque el mundo ha cambiado y quizás, sólo quizás, él no se ha adaptado a los cambios.
Can the world be saved? / ¿El mundo puede ser salvado?


Mientras tanto, Wally Sage explica las diferencias entre la Edad de Oro y la de Edad de Plata de los cómics. En la Edad de Oro teníamos "musculosos en disfraces, figuras masculinas idealizadas, el cuerpo duro de Charles Atlas. La realización plena del deseo homoerótico". Luego llega la Edad de Plata, un estado de flujo, de constantes modificaciones y alteraciones, en las que el cuerpo del héroe podía ser transformado en diferentes animales o especies alienígenas, la forma humana es constantemente modificada: "los héroes masculinos se vuelven fluidos y femeninos" [...] "como una profecía de la llegada del LSD en las calles de Norteamérica".


Luego de patrullar por la ciudad, Flex Mentallo entra a una taberna en la que un viejo borracho le dice que otros súper-héroes existen, y que se esconden entre nosotros, con identidades secretas. Aquí, el retrato que hace Frank Quitely de un envejecido Clark Kent que lee el Daily Planet es sutil y encantador. En otras páginas, sin embargo, la sutileza abre paso a las imágenes de gran escala, a momentos épicos llenos de personajes y de acción. El dramático desarrollo de la historia de Morrison adquiere incluso más profundidad y significado gracias al arte de Frank. Algunos críticos podrían considerar a Morrison y Quitely como el mejor equipo creativo de las últimas dos décadas, y honestamente al ver sus páginas sería difícil argumentar lo contrario.

June 9, 2012

Flex Mentallo # 1 - Grant Morrison & Frank Quitely

Flowery Atomic Heart / florido corazón atómico
Because we can no longer believe in ancient gods, because we can no longer have faith in myths and legends, because we can no longer accept that other realities might exist. Because of all of that, superhero comics have persisted for more than half a century: how could we define the quintessential superhero? As the living embodiment of a god, whether old (Thor) or new (Superman)? As the reenactment of mythical tales and stories that long gone civilizations crafted in order to give some sort of meaning to the world? Or as archetypal figures that redefine the world as we know it (or even the galaxy)?


Superheroes have accompanied us for a few generations, nonetheless, we rarely try to explain their appeal. Why is it that they are so deeply rooted in pop culture? Why decades ago millions of children used to read the daring exploits of Superman or Captain Marvel and now only a few thousands of adults keep collecting them? What has changed in the world and how have we changed as comic book readers?


Flex Mentallo in the diner / Flex Mentallo en el cafetín
Flex Mentallo is a peculiar superhero, he is in-between worlds. He is an example of youthful fantasy and he is also the link between childish comic books and adult graphic novels. He is, in fact, the creation of a prepubescent boy named Wally Sage; Flex Mentallo did not arrive to Earth in a spaceship, like Superman did, he first existed as a drawing, ink over paper, and then due to Wally’s psychic powers he became a real, flesh and blood superhero. He arrives from fiction, and so he sees our world as it really is: a reality that shifts between the imaginary and the symbolic.


The ‘real’ -a category established by Jacques Lacan- escapes the symbolic. The real can be neither spoken nor written; if it cannot be reduced to meaning, then it does not lend itself any more readily to univocal imaginary representation than it does to symbolization. Although there is a constant game here, a taunting of sorts, as Flex Mentallo acts in our world. He is the incarnation of a typical muscled superhero from the 40s or 50s. With mighty sinews and a loincloth, he goes around doing good deeds. But can we take him seriously? Sometimes he is like a parody of classic adventurers and others he is like a slightly misplaced individual, a man who doesn’t really belong into the grim and gritty reality in which we live.
Wally Sage


The first pages of Flex Mentallo # 1 (June 1996) are the key: everything begins with a man and a bomb; then, an explosion, the infinite darkness of space is sprinkled with lights; stars and galaxies are created, and then we see the milky way far away, until it’s only a microscopic white dot, and then, in the next page, the image changes, and we see the stains and imperfections of an egg, and then we see a man frying eggs. The imaginary and the symbolic are thus combined, as we see Flex Mentallo, completely out of place in a small diner, with his hairy chest and his hirsute legs, smiling like Dick Tracy or Flash Gordon, while everyone there looks at him with disdain, mockery or hesitation.


In the first ten pages we can see a minuscule insect flying in the background, with deliciously clever minutiae like this, artist Frank Quitely creates a direct link between Flex Mentallo and his creator Wally Sage, who is now an alcoholic man with suicidal tendencies.


Whenever Flex Mentallo flexes his big muscles, his powers get activated. That is how he tries to stop a bomb from exploding (identical to the one that we saw on the first page). And he learns that someone has been planting in public places bombs that never explode, it’s almost like a provocation, like someone trying to prove that it can be done. Of course, having a semi naked colossal man is ridiculous enough, but watching him flexing his muscles to activate his powers is simply hilarious.


Flex Mentallo remembers his past as a superhero, he remembers simpler and happier times, he remembers villains as Origami, the folding man or the Lucky Number Gang. But that was then and this is now. The world has changed. Things grow dismal and hopeless as more and more people get obsessed with the end of the millennium and the inevitable apocalypse. Meanwhile, after consuming vodka, acid and painkillers, Wally Sage calls an unknown Samaritan and tries to synthetize the story of his life and his unending love towards comic books. Will he be able to do that before he dies of an overdose? When Flex Mentallo visits “Boys” the school for sidekicks he finds yet more evidence of the decay and corruption of today’s world. A group of children training to become the next generation of sidekicks suddenly lose the heroes they used to admire, and now they are “Roaming tribes of boy sidekicks, armed to the teeth and trained to kill. Beast boys and daring young athletes. Superfast Mercury boys in chrome-trimmed suits […]”.


Frank Quitely has won the Eisner (the industry equivalent of the Oscar) and many other awards. He is easily one of the most talented contemporary artists. But 16 years ago he wasn’t as famous or as awarded as he is now. And yet, his pages have some of the most beautiful art I’ve seen in my life. Frank takes every advantage of comic books as a visual medium and unabashedly embraces all the goofiness and colorfulness of Silver Age heroic extravaganzas. He’s playful and ludic, and he also has all the elements that made of Hergé (Tintin) and Uderzo and Goscninny (Astérix & Obélix) immortal authors. Movement, dynamism, creative panels, clever angles, and on top of all that, Quitely’s insatiable need for drawing even the minutest detail gives the whole book a very sophisticated and unforgettable look.  
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Past & present / pasado y presente
Porque ya no podemos creer en dioses antiguos, porque ya no podemos tener fe en mitos y leyendas, porque ya no podemos aceptar que otras realidades podrían existir. Por todo esto, los cómics de súper-héroes han persistido por más de medio siglo: ¿cómo podríamos definir la quintaesencia del súper-héroe? ¿Como la encarnación viviente de un dios, ya sea viejo (Thor) o nuevo (Superman)? ¿Cómo la representación de relatos míticos e historias pergeñadas hace siglos por civilizaciones que buscaban darle sentido al mundo? ¿O como figuras arquetípicas que redefinen el mundo tal como lo conocemos (o incluso la galaxia)?


Los súper-héroes nos han acompañado por varias generaciones, no obstante, raramente intentamos explicar cuál es su atractivo. ¿Por qué están tan profundamente enraizados en la cultura popular? ¿Por qué hace décadas millones de niños solían leer las electrizantes hazañas de Superman o Captain Marvel y ahora apenas unos cuantos miles de adultos las siguen coleccionando? ¿Qué ha cambiado en el mundo y cómo hemos cambiado nosotros como lectores de cómics?
sidekicks / jóvenes aliados


Flex Mentallo es un súper-héroe peculiar, se encuentre entre dos mundos. Es un ejemplo de la fantasía juvenil y es también un vínculo entre los cómics infantiloides y la novela gráfica adulta. Él es, de hecho, la creación de un niño prepubescente llamado Wally Sage; Flex Mentallo no llegó a la tierra en una nave espacial, como Superman, existió primero como un dibujo, tinta sobre papel, y luego gracias a los poderes psíquicos de Wally él se vuelve de carne y hueso. Su origen es la ficción y por eso ve nuestro mundo como lo que realmente es: una realidad que oscila entre lo imaginario y lo simbólico.


Lo 'real' -una categoría establecida por Jacques Lacan- escapa a lo simbólico. Lo real no puede ser hablado ni escrito; si no puede ser reducido a un significado, entonces no puede ofrecerse a sí mismo ni como la representación unívoca de lo imaginario ni como la simbolización. Aunque hay un juego constante aquí, una suerte de provocación, cuando Flex Mentallo actúa en nuestro mundo. Él es la encarnación del típico súper-héroe musculoso de los 40 o los 50. Con poderosos bíceps y un taparrabos, va por ahí deshaciendo entuertos. Pero ¿nos lo podemos tomar en serio? A veces él es como una parodia de los aventureros clásicos y otras es como un individuo ligeramente desubicado, un hombre que no pertenece realmente al mundo frío y gris en el que vivimos.


Las primeras páginas de Flex Mentallo # 1 (junio de 1996) son la clave: Todo empieza con un hombrecillo y una bomba; luego una explosión, la oscuridad infinita del espacio es agujereada por luces; se crean las estrellas y las galaxias, y luego vemos la vía láctea desde muy lejos, hasta que es apenas un punto blanco diminuto, y luego, en la siguiente página, la imagen cambia, y vemos las manchas y las imperfecciones de un huevo, y a un hombre friendo huevos. Lo imaginario y lo simbólico se combinan cuando vemos a Flex Mentallo, completamente fuera de lugar en un pequeño cafetín, con su pecho velludo y sus piernas hirsutas, sonriendo como Dick Tracy o Flash Gordon, mientras todos a su alrededor lo miran con desdén, burla o incertidumbre.


Frank Quitely
En las primeras diez páginas vemos a un insecto minúsculo volando en el fondo, con minucias deliciosamente astutas como esta, el artista Frank Quitely crea un nexo directo entre Flex Mentallo y su creador, Wally Sage, que ahora es un alcohólico con tendencias suicidas.


Cada vez que Flex Mentallo flexiona sus grandes músculos, sus poderes se activan. Así es como intenta impedir que una bomba explote (la misma que vimos en la primera página). Y descubre que alguien ha estado plantando en lugares públicos bombas que nunca explotan, es casi como una provocación, como si alguien quisiera demostrar que se puede hacer. Desde luego, un coloso semi-desnudo es ya bastante ridículo, pero verlo flexionando sus músculos para activar sus poderes es simplemente hilarante.


Flex Mentallo recuerda su pasado como súper-héroe, recuerda épocas más simples y más felices, recuerda villanos como Origami, el hombre que se doblaba, o la Pandilla del Número de la Suerte. Pero eso era antes y esto es ahora. El mundo ha cambiado. La desesperanza y el pesimismo aumentan, la gente se obsesiona con el fin del milenio y el inevitable apocalipsis. Mientras tanto, luego de consumir vodka, ácido y analgésicos, Wally Sage llama a un desconocido samaritano y trata de sintetizar la historia de su vida y su inacabable amor por los cómics. ¿Será capaz de hacerlo antes de morir de una sobredosis? Cuando Flex Mentallo visita "Chicos", la escuela de jóvenes aliados encuentra aún más evidencia sobre la decadencia y la corrupción del mundo de hoy. Un grupo de niños que entrenan para convertirse en la próxima generación de jóvenes aliados repentinamente pierden a los héroes que admiraban, y ahora son "tribus nómades de aliados adolescentes, armados hasta los dientes y entrenados para matar. Chicos bestiales y atrevidos atletas jóvenes. Chicos mercurios súper-veloces en apretados trajes de cromo [...]". 


Frank Quitely ha ganado el Eisner (el Oscar de la industria del cómic estadounidense) y muchos otros premios. Él es uno de los artistas contemporáneos más talentosos. Pero hace 16 años no era ni tan famoso ni tan laureado como ahora. Y sin embargo, algunas de sus páginas tienen el mejor arte que he visto en mi vida. Frank aprovecha el cómic como medio visual y acepta sin remilgos toda la candidez y el colorido de las extravagancias heroicas de la Edad de Plata. Es juguetón y lúdico, y tiene todos los elementos que hicieron de Hergé (Tintin) y Uderzo y Goscninny (Astérix & Obélix) autores inmortales. Movimiento, dinamismo, paneles creativos, ángulos inteligentes, y por encima de todo, Quitely tiene la insaciable necesidad de dibujar incluso el detalle más insignificante. El resultado es muy sofisticado e inolvidable.

RAY BRADBURY

When I was 12 years old I was Douglas, living an ordinary life in Waukegan, Wisconsin. And yet I was somebody else, I was, in fact, a 13 year old Peruvian boy reading about the life of Douglas in “Dandelion Wine”. I felt transported to carnivals, gramophone concerts and traditional American life, even though that was neither my reality nor my time. When I was 13 years old I understood the premises of “Fahrenheit 451”, a world in which books were forbidden, and the most scary thing is that everyone was happy in a world without novels. I even wrote a paper for my university about it. When I was 14 years old I read “The Illustrated Man” and I found myself in every story, not because I was an American man or an astronaut, but because I was a human being concerned about the reality surrounding me. When I was 15 years old I read “The Martian Chronicles” and I was absolutely delighted, I felt as mysterious as an undiscovered planet, I felt as ambitious as the men who conquered Mars but also as frail as those who doubted about the conquest. I was the racial minority dreaming about reaching the moon and I was the lonely child as well. Bradbury made me feel as a Fire Balloon, as a musician, as a gifted child, as the last one of my species, as a Martian, as a kid from Earth.

Later on I kept on reading, and I kept feeling as a character in one of Bradbury’s novels. I even fantasized about meeting the man and telling him how much I admired his work. Now, I know I’ll never be able to do that. He’s death, but his novels and short stories are immortals. Bradbury has made me laugh and has made me cry. If I ever make a list of the three best American writers in the 20th century I would include Ray Bradbury, Ernest Hemingway and Cormac McCarthy. Ray Bradbury lived for almost a century, but his literary masterpieces will live on forever. And I am not the only one saying that. He dies at 91, but his novels and short stories will live longer than us. The man was a genius and the news of his death has saddened me more than I could have expected. It’s time to mourn, it’s time to read. 

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Cuando tenía 12 años era Douglas, vivía una vida ordinaria en Waukegan, Wisconsin. Y sin embargo era alguien más, de hecho, era un niño peruano de 13 años que leía sobre la vida de Douglas en "El vino del estío". Me sentí transportado a los carnavales, a los gramófonos y a la vida tradicional norteamericana, a pesar de que esa no era mi realidad ni mi época. A los 13 años entendí las premisas de “Fahrenheit 451”, un mundo en el que los libros estaban prohibidos, y lo más aterrador es que todos vivían felices sin novelas. Incluso escribí un ensayo para mi universidad sobre el tema. Cuando tenía 14 años leí "El hombre ilustrado" y me encontré a mí mismo en cada historia, no porque fuera norteamericano o un astronauta, sino porque era un ser humano preocupado por mi entorno. Cuando tuve 15 años leí "Las crónicas marcianas" y quedé encantado, me sentí tan misterioso como un planeta no descubierto, me sentí tan ambicioso como los hombres que conquistaron Marte pero también tan frágil como aquellos que dudaron de la conquista. Yo era la minoría racial que soñaba con alcanzar la luna pero también era el niño solitario. Bradbury me hizo sentir como un globo de fuego, como un músico, como un niño dotado, como el último de mi especie, como un marciano, como un chiquillo terráqueo.
Ray Bradbury

Seguí leyendo, y seguí sintiéndome como un personaje de una novela de Bradbury. Incluso fantaseaba con saludarlo algún día y decirle lo mucho que admiraba su trabajo. Ahora, sé que nunca seré capaz de hacerlo. Él ha muerto, pero sus novelas y cuentos son inmortales. Bradbury me ha hecho reír y me ha hecho llorar. Si hiciera una lista de los tres mejores escritores estadounidenses del siglo XX incluiría a Ray Bradbury, Ernest Hemingway y Cormac McCarthy. Ray Bradbury vivió por casi un siglo, pero sus obras maestras vivirán para siempre. Y no soy el único que lo dice. Él muere a los 91 años, pero su obra vivirá más que todos nosotros. Él era un genio y la noticia de su muerte me ha entristecido más de lo que hubiese esperado. Es el momento del luto, es el momento de la lectura.