November 27, 2015

Planetary # 17 - Warren Ellis & John Cassaday

In literary works written a century ago, there was only one predominant point of view: the perspective of the white male. Years before proper anthropological studies could be conducted, the white men elite would observe with curiosity the customs and rites of countless African tribes. For a long time, in the collective imaginary of western civilization, Africa remained as a dark continent, as a primitive and mysterious place.

Comic books, just like novels, also walked through a similar path. And in “Opak-Re” (published in Planetary # 17, December 2003), Warren Ellis combines the literary and filmic tradition with the comics universe, in a captivating story that takes place in the 30s. Elijah Snow is searching the legendary lost city of Opak-Re. Snow, this time, reminds us of an adventurer like Indiana Jones, and that much is evident since the first page.

When Snow finally finds Opak-Re, he also faces an uncanny threat: a gigantic serpent that seems to come from prehistoric times, and ornamented with golden discs and a collar. An impossible sight, but then again, Snow is an archeologist of the impossible. Unexpectedly, he’s saved by a semi-naked man swinging on vines and yelling at the top of his lungs. This man, raised in the jungle and then returned to his country of origin, answers to the name of Lord Blackstock. Clearly, Ellis is paying homage to Edgar Rice Burroughs “Tarzan” novel and the cinematographic adapation Greystock: The Legend of Tarzan.

But what is the city of Opak-Re and how has it remained hidden for centuries? Opak-Re is a city of gold equipped with the most advanced technology one could possibly imagine. This is a peaceful society devoted to culture, knowledge and learning. As Lord Blackstock explains “A thousand years ago, Opak-Re was a thousand years ahead of the rest of the world, built using scientific principles no one else had even imagined”. So in many ways, this is Ellis version of Wakanda, the land of the Black Panther, the most technologically advanced nation in the Marvel universe. Except that Opak-Re doesn’t want to share their science and their knowledge with the rest of the world. Far from it, they want to isolate themselves from the rest of humanity.
Elijah Snow

The council of the city authorizes Snow’s presence, just as they did with Lord Blackstock, but with a few conditions. None of them are allowed to reproduce, or get married with any of the women of Opak-Re. However, as it happens so often, once the object of desire is interdicted, it becomes even more desirable. Snow falls in love with a charismatic woman; however, she ends up having an affair with Lord Blackstock. Although the English gentleman had insinuated that his sexual experiences had been with boys instead of girls, he gets her pregnant and returns to his beloved England, thus abandoning a baby that cannot live in a city is transforming its very architecture to seclude itself from the world. Snow rescues the baby, and gives her in adoption to the Wagners, a German family. They name her Jakita. Years later, she will become Snow’s greatest ally. 

Issues like this explain why my admiration for John Cassaday only increases in time. In addition to his beautiful illustration of the jungle, Cassaday also provides the reader with the necessary details to further appreciate what’s going on in the opening sequence, id est, the searing sun and the sweaty Elijah Snow that is desperately trying to find the city. The splash page is also an amazing example of composition, there are two diagonal invisible lines the divide this impressive image in four: in the left and right sides there is nothing but the lush forest; in the top of the page, we have the massive gold structure of Opak-Re, with its stunning geometrical figures; and at the bottom of the page, we have Snow’s tiny boat. The contrast between the immensity of the jungle and the colossal dimensions of the city are enhanced by the presence of the boat. The artist depicts Lord Blackstock’s majestic demeanor in a subtle and yet undeniable manner. Cassaday’s cover is also a wonderful and striking image, reminiscent of the pulp novels of yesteryear. 
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En las obras literarias escritas hace un siglo, había un único punto de vista predominante: la perspectiva del hombre blanco. Años antes de que pudieran llevarse a cabo estudios antropológicos adecuados, una élite de hombres blancos observaba con curiosidad las costumbres y ritos de innumerables tribus africanas. Durante mucho tiempo, en el imaginario colectivo de la civilización occidental, África seguía siendo un continente oscuro, visto como un lugar primitivo y misterioso.
the golden city of Opak-Re / la ciudad dorada de Opak-Re
Los cómics, al igual que las novelas, también recorrieron un camino similar. Y en “Opak-Re” (publicado en Planetary # 17, diciembre de 2003), Warren Ellis combina la tradición literaria y fílmica con el universo de los cómics, en una cautivadora historia que tiene lugar en los años 30. Elijah Snow está buscando la legendaria ciudad perdida de Opak-Re. Snow, esta vez, nos recuerda a un aventurero como Indiana Jones, algo que es evidente desde la primera página.

Cuando Snow finalmente encuentra Opak-Re, también se enfrenta a una amenaza insólita: una serpiente gigantesca que parece venir de la prehistoria, ornamentada con discos de oro y un collar. Un espectáculo imposible pero, al fin y al cabo, Snow es un arqueólogo de lo imposible. Inesperadamente, es salvado por un hombre semidesnudo que se cuelga de las lianas mientras grita a todo pulmón. Este hombre, criado en la selva y luego educado en su país de origen, responde al nombre de Lord Blackstock. Claramente, Ellis rinde homenaje a la novela “Tarzán” de Edgar Rice Burroughs y la adaptación cinematográfica “Greystock: la leyenda de Tarzán”.
the new king of the jungle / el nuevo rey de la selva
Pero ¿qué es la ciudad de Opak-Re y cómo ha permanecido oculta durante siglos? Opak-Re es una ciudad de oro equipada con la tecnología más avanzada que uno podría imaginar. Esta es una sociedad pacífica dedicada a la cultura, al conocimiento y al aprendizaje. Como explica Lord Blackstock “Hace mil años, Opak-Re estaba mil años adelantada al resto del mundo, construida con principios científicos que nadie había siquiera imaginado”. Así, en muchos sentidos, esta es la versión de Ellis de Wakanda, la tierra de la Pantera Negra, la nación más avanzada tecnológicamente del universo Marvel. Aunque Opak-Re no quiere compartir su ciencia y sus conocimientos con el resto del mundo. Al contrario, desean alejarse del resto de la humanidad.

El consejo de la ciudad autoriza la presencia de Snow, tal como hicieron con Lord Blackstock, pero con algunas condiciones. A ninguno de ellos se les permite reproducirse, o casarse con las mujeres de Opak-Re. Sin embargo, como sucede tan a menudo, una vez que se prohíbe el objeto del deseo, se hace aún más deseable. Snow se enamora de una mujer carismática; sin embargo, ella termina teniendo un amorío con Lord Blackstock. Aunque el caballero inglés había insinuado que sus experiencias sexuales habían sido con chicos en vez de chicas, embaraza a la mujer y se va a su amada Inglaterra, abandonando así a una bebé que no podrá vivir en una ciudad que está transformando su propia arquitectura para aislarse del mundo. Snow rescata a la bebé, dándola en adopción a los Wagner, una familia alemana. Ellos la nombran Jakita. Años más tarde, ella se convertirá en la principal aliada de Snow.
Lord Blackstock
Números como este explican por qué mi admiración por John Cassaday sólo puede aumentar con el tiempo. Además de la hermosa ilustración de la selva, Cassaday también ofrece al lector los detalles necesarios para apreciar mejor lo que sucede en la secuencia inicial, es decir, el sol abrasador y el sudoroso Elijah Snow que está tratando desesperadamente de encontrar la ciudad. La página de los créditos es también un ejemplo asombroso de composición, hay dos líneas diagonales invisibles que dividen esta impresionante imagen en cuatro: a los lados izquierdo y derecho no hay otra cosa que el frondoso bosque; en la parte superior de la página tenemos la enorme estructura de oro de Opak-Re, con sus impresionantes figuras geométricas; y en la parte inferior de la página, tenemos la pequeña embarcación de Snow. El contraste entre la inmensidad de la jungla y las dimensiones colosales de la ciudad se ve reforzado por la presencia de la embarcación. El artista retrata de manera sutil los ademanes majestuosos de Lord Blackstock. La portada de Cassaday es también una maravillosa y sorprendente imagen, que nos recuerda las novelas pulp de antaño. 

November 26, 2015

Dédalo - Exponatale 2015

En la noche se inauguró Exponatale, importante evento anual organizado por Dédalo. En esta ocasión, mi gran amigo Andreé Ferro me acompañó. Además de las generosas copas de vino Finca Rotondo y de los exquisitos chilcanos de pisco Rotondo, hubo también numerosas sopresas a lo largo de la noche, incluyendo un estupendo concierto de jazz (además de degustaciones de bocadillos gourmet e incluso chocolate orgánico). En el transcurso de la noche me encontré con Eduardo Lores, Sebastián Lores, Sofía Lores, Paolo Vigo, Isabelle Decencière, Didi Arteta, y muchos amigos más. Sin duda, una noche memorable.

Este ha sido el sexto año consecutivo en el que escribo sobre la fiesta navideña de Dédalo. Y para aquellos que quieran enterarse de lo sucedido en las Exponotales de años anteriors basta con que hagan click aquí
Hugo Alegre
Ahora que nos acercamos a fin de año, las galerías limeñas sacan a relucir sus mejores proyectos. Por eso, no nos debe extrañar que en el mes de noviembre se hayan inaugurado muestras tan relevantes como “Re imaginado” de mi amigo y compañero de colegio José Arturo Lugón, quien ya me había sorprendido gratamente con “Gestual” su primera muestra individual hace 3 años; en esta ocasión, la Sala 770 del Centro Cultural Ricardo Palma (Miraflores) alberga una serie de cuadros en los que Lugón reinventa y subvierte los clásicos dibujos animados de Disney.

Otra muestra imprescindible es “Fragmentación de la memoria” del talentosísimo Hugo Alegre; esta “Bitácora II” juega nuevamente con elementos que pudimos ver en “Bitácora I”, hace 3 años. Las dos muestras se han presentado en el Centro Colich, y en ambas ocasiones he podido estar presente durante la inauguración (de hecho, esta vez el artista tuvo la gentileza de autografiarme el catálogo). En “Fragmentación de la memoria”, Hugo Alegre explora con especial lucidez la Guerra del Pacífico, aproximándose al conflicto desde una perspectiva que abarca tanto a Perú como a Chile. Con exquisitos cuadros realizados con tinta china y acuarela, así como algunas impactantes instalaciones, Alegre una vez más destaca notablemente en el panorama artístico contemporáneo. 

Por el contrario, “Una razón superficial” de Sandra Nakamura, es quizá uno de los proyectos menos logrados de la Galería Wu. Más que arte conceptual, es conceptualismo puro… a tal punto que se convierte en algo hermético y ajeno al espectador. 

Desde luego, ningún resumen del mes estaría completo sin la Galería Lucía de la Puente; en esta ocasión, las paredes de la preciosa casona barranquina fueron engalanadas con los cuadros de Julia Navarrete; “Intersticios” se caracteriza, como nos explica Guillermo Niño de Guzmán, por “la quietud y el movimiento, la deformación y la profundidad de sus espacios, las líneas quebradas y las perspectivas alteradas, la levedad de sus atmósferas y la densidad”. Esa misma noche también se inauguró “Ejercicios de color” de Alice Wagner, que me pareció un desacierto; efectivamente, se trata de una muestra que no está a la altura de trabajos anteriores como “Land-Scaping” y “Comunidades imaginadas”. 
my drawing  / mi dibujo 

De todos modos, fue un verdadero placer asistir a la noche de la inauguración, no solamente porque hubo destacados invitados como Alfredo Bryce Echenique sino también, y sobre todo, porque hubo un simpático y ameno reencuentro con ex colegas de la revista COSAS. Saludé a Josip Curich. Me quedé charlando un rato con Laura Alzubide, subeditora de CASAS, y la mayor sorpresa de la noche fue encontrarme con Cristina Tudela, la ex-editora de sociales del grupo editorial COSAS, fue verdaderamente un gusto conversar con ella y rememorar nuestra etapa en tan ubicua revista.

November 25, 2015

Dawn of the Undead available now on ComiXology

Dawn of the Undead is finally here! A comic book especially designed to satisfy even the most demanding readers. In addition to my first foray into the zombie genre, this book includes the first chapter of a wonderful sci-fi odyssey, plus a fine selection of stand-alone stories. And you can have it all for only $1.99. That’s right, 28 pages of content, no ads, and at half the price of a DC or Marvel comic. So what are you waiting for? Get it here:

https://www.comixology.com/Dawn-of-the-Undead-1/digital-comic/308622


Putting this book together has been such an amazing experience. I started this project in April, when Irapuan Luiz sent me the penciled pages of the second chapter of Dawn of the Undead. I needed an inker and I began a selection process that took me entire weeks, I must have interviewed approximately 30 or 35 inkers, from places as varied as Austria, Spain, Russia, Mexico, Chile and the United States. Finally, I chose the American inker Mike Lawler, who did a terrific job and in record time! Simultaneously I got in touch with my friend and longtime collaborator Juan Alarcón, who drew the greatest cover ever, and who also submitted the gorgeous pages of The Old System, a story we created back in 2011 and that had been on standby until now. 

My next task was to find colorists, so again I conducted a selection process that would turn out to be quite fruitful: Alberto Aguado, Christian Castellanos, César Hernández-Meraz and Alex Segura B. did an impressive job. Finally, and running against the clock, Alberto Aguado and Jude Terror helped me out with the lettering (and since deadlines were so tight, I actually had to do some lettering myself). Juggling dozens of emails each day and coordinating with creators from different continents (and therefore different time zones) was hard enough, but let’s add to that the fact that during those months I was also writing my thesis (my dissertation will be on December 14th, so all the hard work paid off!), and you can imagine I had way more than a full plate… 

It was a pleasure to work with writers such as Chris Lewis, Jason Snyder, Dylan Faraday and Aaron Beepat. I can’t thank them enough. Without them, this book would have been considerably thinner. And having artist Adrián Gutiérrez illustrating one of my stories was a very good experience, and one I hope to repeat soon.

Of course this project wouldn’t have been possible without the generosity and unwavering support Kenny Smith, who was also responsible for the successful completion of Un-American Chronicles (available now on Comixology: https://www.comixology.com/Un-American-Chronicles-1/digital-comic/95418)
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¡Dawn of the Undead por fin está aquí! Un cómic especialmente diseñado para satisfacer a los lectores más exigentes. Además de mi primera incursión en el género zombi, este cómic incluye el primer capítulo de una maravillosa odisea de ciencia-ficción, además de una estupenda selección de historias autoconclusivas. Y todo a tan sólo $1.99. Así es, 28 páginas de contenido a la mitad del precio de un cómic de DC o Marvel. ¿Qué están esperando? Adquiéranlo aquí:

https://www.comixology.com/Dawn-of-the-Undead-1/digital-comic/308622

Editar este cómic ha sido una experiencia increíble. Empecé este proyecto en abril, cuando Irapuan Luiz me envió las páginas a lápiz del segundo capítulo de “Dawn of the Undead”. Necesitaba un entintador y comencé un proceso de selección que demoró semanas enteras, debo haber entrevistado a unos 30 o 35 entintadores, de lugares tan variados como Austria, España, Rusia, México, Chile y Estados Unidos. Finalmente, elegí al entintador estadounidense Mike Lawler, quien hizo un trabajo de primera ¡y en tiempo récord! Simultáneamente, me puse en contacto con mi amigo y colaborador frecuente Juan Alarcón, que además de dibujar una portada realmente espectacular, también me entregó las magníficas páginas de “The Old System”, una historia que creamos en el 2011 y que se había quedado en el limbo hasta ahora.

Mi siguiente tarea fue encontrar coloristas, así que de nuevo realicé un proceso de selección que terminaría siendo muy fructífero: Alberto Aguado, Christian Castellanos, César Hernández-Meraz y Alex Segura B. hicieron un trabajo impresionante. Por último, y corriendo contra el reloj, Alberto Aguado y Jude Terror me ayudaron con el rotulado (y como la fecha límite se acercaba, al final me recluté a mí mismo como rotulador). Hacer malabares para contestar docenas de emails todos los días y coordinar con autores de diferentes continentes (y por lo tanto de diferentes usos horarios) fue bastante difícil, pero añadamos a eso el hecho de que durante esos meses también estaba escribiendo mi tesis (mi sustentación será el 14 de diciembre, ¡así que todo el esfuerzo valió la pena!), y ya se pueden imaginar que andaba ocupadísimo...

Fue un placer trabajar con escritores como Chris Lewis, Jason Snyder, Dylan Faraday y Aaron Beepat. Les doy las gracias. Sin ellos, este cómic habría sido considerablemente más breve. Y el artista Adrián Gutiérrez ilustró una de mis historias, fue una muy buena experiencia, y espero que se repita pronto.

Por supuesto, este proyecto no hubiese sido posible sin la generosidad y el apoyo inquebrantable de Kenny Smith, quien también fue responsable del éxito de “Un-American Chronicles” (disponible ahora en Comixology: https://www.comixology.com/Un-American-Chronicles-1/digital-comic/95418)
  

November 20, 2015

Robo-Hunter: Verdus - John Wagner & Ian Gibson

Most of the time, we write about human beings. Writing about animals, aliens or sentient plants is a tough challenge, but one I believe a good writer should have no problem dealing with. After creating Judge Dredd, one of the most legendary characters of the UK, John Wagner didn’t slow down, not even one bit. Back in the late 70s, the pages of the sci-fi anthology 2000 AD were the ideal scenario to come up with fresh concepts and innovative storylines, and Wagner had a tremendous amount of ideas. In addition to Dredd, the British author would also be the creator of Strontium Dog (one of my favorite comics ever!) and, of course, Robo-Hunter Sam Slade.
Ian Gibson

“By rights no robot should go wrong. They were programmed never to go wrong. But they always did. I should know. I’ve made my living catching them for forty years” explains Slade in the initial chapter of “Verdus” (originally published in 2000 AD progs 76-84 and 100-112, from August 1978 to May 1979). The notion of robots turning against their human masters has usually been the inspiration for very dramatic tales, but Wagner would concentrate instead on the humoristic side with excellent results.

“When they get Slade, they stay slayed”, is the protagonist’s motto. The job of a bounty hunter specialized in rogue robots isn’t an easy one. But years of experience, street savvy and unflinching ingenuity are enough to turn this antihero into a very charismatic man. At the beginning of this saga he’s dispatched to Verdus, an entire planet colonized by robots, waiting to receive humans. But when humans arrive they never report back to Earth. Something fishy is going on, and Slade is the right man to find out the truth. 

With an entire planet of robots to play with, Wagner gives us some really hilarious sequences. One of my favorites is the one that takes place in an apartments building. Robots have been waiting the arrival of people for decades, but due to their faulty programming, they were unable to recognize humans, and thus the people from Earth had been labeled as Sims (simulated humans), and sentenced to a life of imprisonment. When Sam Slade arrives to Verdus, his first mission isn’t to rescue the humans or find out how things got out of control, his first and sole goal is to survive through the day. Besieged and attacked by robots in every street and every corner of Verdus, he ends up looking for temporary shelter in an abandoned residence. Except that there is no such thing as abandoned homes in Verdus, they’re all inhabited by robotic house appliances and even robotic furniture. The discussion between the robots is a celebration of absurdity taken to the extreme; indeed, while some of them admit being “bored out of my circuits”, waiting for humans that never arrive, others aren’t sure about how to determine if Slade is the real deal or just another Sim. “After due consideration we’ve come to a decision […] our decision is that we are undecided”. However Boots, the cleverest robot of the bunch, decides to take Slade to SJ1, alias Smoking Joe, the first robot sent to Verdus, and the only robot in this planet that knows humans. 
Ian Gibson
After a long series of misadventures and extremely amusing confrontations, Sam Slade figures out what must be done. In the process we also get to know the robots so intimately that we can’t help it but to relate to them. Certainly, Wagner is such a brilliant writer that all his characters, humans and robots, are equally fascinating. One of my favorites is Commander Kidd, the 1-year-old pilot that smokes and swears constantly, and the only one that instead of solving problems actually wreaks havoc everywhere he goes; then there’s Cutie, Slade’s robometer, a devoted ally who detects robots and analyzes their weaknesses, while also talking very seductively to its human master; and how could I forget Smoking Joe? An old robot who acts like a harmless grandpa, constantly complaining about the new robotic generation, it may be a slow and clumsy machine, but one with a big heart inside his circuitry. There are many other memorable characters, such as B.O., a robot from the sewers who has been isolated for half a century, “accompanied” by its divided personality (the way it speaks to itself reminds us of creatures like Gollum, from The Lord of the Rings). Big Brain, the most powerful and highly evolved robot on Verdus, is also a flawed character ultimately overcome by its inner contradictions. And I could go on for hours.  
Ian Gibson
I must confess this isn’t the first time I’m reading Verdus. In fact, when I was in high school I used to re-read all of my 2000 AD comics at least once a year, and the issues got so worn-out that a few years ago I had to get rid of the old ones and buy a complete new set (in this case, the Eagle reprints of 1984). So obviously I’m a little bit biased here. Robo-Hunter has a lot of sentimental value to me. But, at the same time, re-reading it now, after so many years, I couldn’t stop laughing out loud over and over again, and as it so often happens with truly awesome literary works, I discovered things that I hadn’t noticed when I was a kid. And in the process my admiration for Wagner has increased considerably.
Sam Slade and Kidd, prisoners of Verdus / Sam Slade y Kidd, prisioneros en Verdus
Sam Slade’s co-creator is Ian Gibson (although Jose Ferrer also collaborated in the first chapter). Gibson had already proved he was a very talented artist in Judge Dredd and other 2000 AD stories, but in these pages he really unleashes all his imagination. He designed literally hundreds of different robot models, and he created a futuristic architecture of massive scale and even greater appeal. Furthermore, his commitment with the project was so strong that he became the only Sam Slade artist for years, even at the frenzy rhythm of this weekly publication, he managed to meet every deadline without neglecting the quality of his artwork. Together, Wagner and Gibson were responsible for this unique and charming creation.
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La mayor parte del tiempo, escribimos sobre seres humanos. Escribir sobre animales, alienígenas o plantas pensantes es un reto difícil, pero creo que un buen escritor no debería tener problemas afrontando semejante desafío. Después de crear a Juez Dredd, uno de los personajes más legendarios del Reino Unido, John Wagner no se durmió en sus laureles. A fines de los 70s, las páginas de la antología de ciencia ficción “2000 AD”, eran el escenario ideal para crear nuevos conceptos e historias innovadoras, y Wagner tenía una enorme cantidad de ideas. Además de Dredd, el autor británico también sería el creador de “Strontium Dog” (¡uno de mis cómics favoritos!) y, por supuesto, “Robo-Hunter Sam Slade”.
One fight after another / una pelea tras otra
“Definitivamente ningún robot debería estropearse. Fueron programados para nunca estropearse. Pero siempre se estropean. Lo sé muy bien. Durante cuarenta años me he ganado la vida capturándolos”, explica Slade en el capítulo inicial de “Verdus” (publicado originalmente en 2000 AD # 76-84 y 100-112, desde agosto de 1978 a mayo de 1979). La noción de robots que se enfrentan contra sus amos humanos ha sido usualmente la inspiración para relatos muy dramáticos, pero Wagner se concentró en el aspecto humorístico con excelentes resultados.
Malfunctioning robots get recycled / los robots estropeados se reciclan

“Cuando Slade les cae encima, ya nunca vuelven a levantarse”, es el lema del protagonista. El trabajo de un caza-recompensas especializado en robots renegados no es una tarea fácil. Pero años de experiencia, astucia callejera y un ingenio inquebrantable son suficientes para convertir a este antihéroe en un hombre muy carismático. Al comienzo de esta saga es enviado a Verdus, un planeta entero colonizado por robots, que están a la espera de recibir a los humanos. Pero cuando los humanos llegan pierden toda comunicación con la Tierra. Algo raro está pasando, y Slade es el único hombre capaz de descubrir la verdad.

Con todo un planeta de robots  a su disposición, Wagner nos entrega algunas secuencias realmente hilarantes. Una de mis favoritas ocurre en un edificio de apartamentos. Los robots han estado esperando la llegada de la gente desde hace décadas, pero debido a su programación defectuosa, no fueron capaces de reconocer a los seres humanos, y por lo tanto la gente de la Tierra había sido etiquetada como Sims (humanos simulados), y condenados a ser prisioneros de por vida. Cuando Sam Slade llega a Verdus, su primera misión no es rescatar a los seres humanos o averiguar cómo las cosas se salieron de control, su primer y único objetivo es sobrevivir. Asediado y atacado por robots en cada calle y cada esquina de Verdus, él termina buscando refugio temporal en una residencia abandonada. Excepto que no hay tal cosa como casas abandonadas en Verdus, todas están habitadas por electrodomésticos robóticos e incluso muebles robóticos. La discusión entre los robots es una celebración de lo absurdo llevada al extremo; de hecho, mientras algunos de ellos admiten su aburrimiento esperando a los seres humanos que nunca llegan, otros no están seguros acerca de cómo determinar si Slade es de verdad o simplemente otro Sim. “Después de la debida consideración hemos llegado a una decisión [...] nuestra decisión es que estamos indecisos”. Sin embargo Botas, el robot más listo del grupo, decide llevar a Slade a SJ1, alias Fumador Joe, el primer robot enviado a Verdus, y el único que conoce a los humanos.
Not even the sewers are safe / Ni siquiera las alcantarillas son seguras

Después de una larga serie de desventuras y enfrentamientos sumamente amenos, Sam Slade se da cuenta de lo que debe hacer. En el proceso también conocemos a los robots tan íntimamente que no podemos evitar identificarnos con ellos. Ciertamente, Wagner es un escritor tan brillante que todos sus personajes, humanos y robots, son igualmente fascinantes. Uno de mis favoritos es el Comandante Kidd, de 1 año de edad, un piloto que fuma y suelta groserías constantemente, y el único que en lugar de resolver problemas causa estragos dondequiera que va; luego está Cutie, la robómetro de Slade, una aliada fiel que detecta robots y analiza sus debilidades, mientras habla muy seductoramente con su amo humano; ¿y cómo podría olvidar a Fumador Joe? Un viejo robot que actúa como un abuelo inofensivo, quejándose constantemente de la nueva generación robótica, es una máquina lenta y torpe, pero con un gran corazón en medio de sus circuitos. Hay muchos otros personajes memorables, como B.O. un robot de las alcantarillas que ha estado aislado durante medio siglo, “acompañado” por su doble personalidad (la forma en la que se habla a sí mismo nos recuerda a criaturas como Gollum, de “El señor de los anillos”). El Gran Cerebro, el robot más poderoso y evolucionado en Verdus, es también un personaje defectuoso, vencido por sus contradicciones internas. Y podría seguir durante horas.

Debo confesar que esta no es la primera vez que leo “Verdus”. De hecho, cuando estaba en el colegio solía releer todos mis cómics de “2000 AD” por lo menos una vez al año, y los ejemplares quedaron tan gastados que hace unos años tuve que deshacerme de ellos y comprar un nuevo set completo (en este caso, las reimpresiones de Eagle de 1984). Así que, obviamente estoy un poco parcializado. Robo-Hunter tiene un gran valor sentimental para mí. Pero, al mismo tiempo, al volver a leerlo ahora, después de tantos años, no pude dejar de reírme a carcajadas una y otra vez, y como sucede tan a menudo con las obras literarias verdaderamente asombrosas, descubrí cosas que había pasado por alto cuando era niño. Y en el proceso, mi admiración por Wagner ha aumentado considerablemente.
Smoking Joe, Sam Slade, Boots & Kidd
El co-creador de Sam Slade es Ian Gibson (aunque José Ferrer también colaboró en el primer capítulo). Gibson ya había demostrado que era un artista muy talentoso en Juez Dredd y otras historias de 2000 AD, pero en estas páginas realmente desata toda su imaginación. Diseñó literalmente cientos de diferentes modelos de robots, y creó una arquitectura futurista de gran escala y de aun mayor atractivo. Por otra parte, su compromiso con el proyecto fue tan fuerte que se convirtió en el único artista de Sam Slade durante años; incluso al ritmo frenético de esta publicación semanal, se las arregló para cumplir con todos los plazos de entrega sin descuidar la calidad de su trabajo. Juntos, Wagner y Gibson fueron los responsables de esta creación única y encantadora.

November 16, 2015

Batman: Shaman - Dennis O’Neil & Ed Hannigan

I wasn’t even born when legendary writer Dennis O’Neil introduced Ra’s Al Ghul as a worthy antagonist, or when he redefined Green Lantern and Green Arrow. Curiously, the very first O’Neil comic I read was issue 1 of “Batman: Sword of Azrael” in the 90s. Even 20 years after his first emblematic run on Batman, this veteran author was still creating brand new characters. I guess that’s the deal with truly creative people, they can still surprise us year after year, decade after decade. Obviously, I became an O’Neil fan right away. And I just had the need to find some of his earlier works.

So I decided to start with “Shaman” (published in Legends of the Dark Knight # 1-5, from November 1989 to March 1990), the inaugural arc of a new title that DC released to commemorate Batman’s 50th anniversary. Nowadays with dozens of Batman-related books on the shelves, it’s actually quite difficult to believe that back in the late 80s, there were only 2 titles: Detective Comics and Batman. Legends of the Dark Knight became the third ongoing series, and clearly DC made an extra effort in putting together the best creative teams for unique and memorable stand-alone arcs. And who could’ve been better suited than Dennis O’Neil to start the ball rolling?

Building upon the premises established by Frank Miller in “Batman: Year One”, O’Neil came up with a fascinating saga about a young and inexperienced Bruce Wayne. In the initial chapter, Bruce is still training to become the world’s greatest detective, and his quest takes him to Alaska. In a lonely mountain, Bruce Wayne fights against a dangerous adversary, and barely manages to escape: “It’s cold. Probably 30 below. Fifty, with the wind chill. I have no food, no matches, no radio or flares, and very little clothing. I’m somewhere in north Alaska. The nearest village is a day’s trek away. The storm will hit soon”.

There is a reason why we may connect with Batman better than with other superheroes. Although he is able to accomplish impossible feats, at the end of the day he’s nothing more than a human being. But he is the best we can ever hope to be. He has trained for years to master all fighting techniques, honing his abilities, perfecting both body and mind in the process. And his human capacity, taken to the extreme, is what we find so captivating. Against impossible odds, Batman will figure out a way to succeed. Or he will die trying. “Shaman” exemplifies this notion. Surviving in low temperatures without equipment becomes a tough challenge for Bruce Wayne. But he knows he cannot give up. He must keep walking. The cold is the enemy, and if he stops, even for a second, he’ll freeze to death. O’Neil describes Bruce Wayne’s agonizing march in such a manner that we can almost feel the drop in temperature. In the end, Bruce Wayne is rescued by a shaman and his daughter, he knows he owes them his life, but he’s still an immature young man who believes that giving money away will prove his gratitude. And that’s a mistake that triggers a dramatic sequence of events.

Bruce Wayne goes back to Gotham, and a couple of years later, he starts patrolling the streets at night as Batman. Of course, he’s assisted by Alfred Pennyworth; in the past he was simply a supporting character and now, in the hands of O’Neil, he’s a more complex and appealing co-protagonist. Alfred’s “sardonic wit” and British irony are now the most well-known personality traits of the most famous butler in comics’ history, and it’s all thanks to O’Neil. In subsequent chapters, a series of seemingly unrelated events start pointing out at a connection between Alaska, shamanism, pagan rites and a new adversary powerful enough to defeat Batman on their first confrontation. I don’t think it’s a good idea to spoil the ending, so I won’t get into details. But I will mention a couple of my favorite moments. The first one is Bruce Wayne’s return to Alaska, who discovers that the money he had given to the tribe through the Wayne Foundation has corrupted their way of living, turning the aborigines into alcoholics or drug-addicts; the saddest part is when Bruce finds the shaman that saved his life, and sees him performing cheap tricks for tourists and degrading himself for a bottle of liquor. That’s the kind of scene I don’t think we could ever get to see in a DC book nowadays, not because the editors wouldn’t allow it but mainly because our generation genuinely believes that all the problems in the world can be solved with money.
Bruce Wayne: the clothes maketh the man / Bruce Wayne: el traje lo es todo
Another extraordinary moment takes place when the shaman’s daughter explains Bruce Wayne that, to become who he really is, he does not have to wear a mask, he as to become the mask. That is the leitmotif throughout this arc. Batman isn’t a masked hero in a conventional manner, he doesn’t stop being Batman the minute he takes off his costume. He remains Batman, under all circumstances, always. The covers of these 5 issues, gorgeously illustrated by Ed Hannigan and George Pratt (with a great logo design by Dean Motter), certainly support this idea. The interior art is also spectacular, thanks to Ed Hannigan’s pencils and John Beatty’s inks; they’re both faithful to the groundbreaking style introduced by David Mazzucchelli in Year One and yet innovative in their own way. Hannigan’s “figures are a nice merging of realism and dynamic anatomy. His flair for layout is among the best in the business. The storytelling flows quickly and smoothly, combining beautiful establishing shots with intriguing, cinematic angles”, affirms Michael Christiansen, and I totally agree with him. O’Neil and Hannigan set a high standard for what would unquestionably become one of the best DC ongoing series.
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Yo ni siquiera había nacido cuando el legendario escritor Dennis O'Neil presentó por primera vez a Ra's Al Ghul como un digno antagonista, o cuando redefinió a Green Lantern y Green Arrow. Curiosamente, el primer comic de O'Neil que leí fue el número 1 de “Batman: la espada de Azrael” en los 90s. Incluso 20 años después de su emblemática etapa en Batman, este veterano autor seguía creando nuevos personajes. Supongo que ese es el asunto con las personas verdaderamente creativas, nos siguen sorprendiendo año tras año, década tras década. Obviamente, me convertí en un fan de O'Neil de inmediato. Y tuve la necesidad de encontrar algunos de sus trabajos previos.
The early years of Batman / los primeros años de Batman
Así que decidí comenzar con “Shaman” (publicado en Legends of the Dark Knight # 1-5, de noviembre de 1989 a marzo de 1990), el arco inaugural de un nuevo título que DC preparó para conmemorar el 50 aniversario de Batman. Hoy en día, con docenas de colecciones vinculadas con Batman, cuesta creer que a fines de los 80s sólo había 2 títulos: “Detective Comics” y “Batman”. “Legends of the Dark Knight” se convirtió en la tercera serie mensual, y claramente DC se esforzó en elegir a los mejores equipos creativos para estas nuevas y memorables sagas. ¿Y quién podría haber sido más adecuado que Dennis O'Neil para dar inicio a este proyecto?
Gotham
Apoyándose en las premisas establecidas por Frank Miller en “Batman: Año Uno”, O'Neil se centraría en un joven e inexperto Bruce Wayne. En el capítulo inicial, Bruce todavía está entrenando para convertirse en el mejor detective del mundo, y es así como llega a Alaska. En una montaña solitaria, Bruce Wayne lucha contra un peligroso adversario, y apenas logra escapar: “Hace frío. Probablemente 30 bajo cero. Cincuenta, con las ráfagas de viento gélido. No tengo comida, ni fósforos, ni radio, ni luz de bengala, y llevo muy poca ropa. Estoy en algún lugar en el norte de Alaska. El pueblo más cercano está a una caminata de un día de distancia. La tormenta llegará pronto”.
A powerful enemy / un poderoso enemigo

Conectamos con Batman mejor que con otros superhéroes por una razón: a pesar de que es capaz de lograr hazañas imposibles, al final del día no es más que un ser humano. Pero él es lo mejor que podríamos aspirar a ser. Él ha entrenado durante años para dominar todas las técnicas de lucha, perfeccionando sus habilidades, entrenando el cuerpo y la mente. Y su capacidad humana, llevada al extremo, es lo que encontramos tan cautivadora. Contra viento y marea, Batman encontrará la manera de triunfar. O morirá en el intento. “Shaman” ejemplifica esta noción. Sobrevivir a bajas temperaturas sin equipamiento alguno se convierte en un reto difícil para Bruce Wayne. Pero él sabe que no puede darse por vencido. Debe seguir caminando. El frío es el enemigo, y si se detiene, siquiera por un segundo, morirá congelado. O'Neil describe la marcha agonizante de Bruce Wayne de tal manera que casi podemos sentir el descenso de la temperatura. Al final, Bruce Wayne es rescatado por un chamán y su hija; él sabe que les debe la vida, pero sigue siendo un joven inmaduro que cree que al regalar dinero demostrará su gratitud. Y ese es un error que desencadena una dramática secuencia de eventos.

Bruce Wayne regresa a Gotham, y un par de años más tarde, en las noches, comienza a patrullar las calles como Batman. Por supuesto, es ayudado por Alfred Pennyworth; en el pasado, él era simplemente un personaje secundario y ahora, en manos de O'Neil, es un co-protagonista más complejo y encantador. El “ingenio sarcástico” de Alfred y su ironía inglesa son ahora los rasgos de personalidad más conocidos del mayordomo más respetado de los cómics, y es todo gracias a O'Neil. En los capítulos siguientes, una serie de eventos aparentemente no relacionados señalan una conexión entre Alaska, el chamanismo, los ritos paganos y un nuevo adversario lo suficientemente poderoso como para derrotar a Batman en su primer enfrentamiento. No creo que sea una buena idea revelar el desenlace, así que no entraré en detalles. Pero sí mencionaré un par de mis momentos favoritos. El primero es el retorno a Alaska; allí Bruce Wayne descubre que el dinero que donó a la tribu mediante la Fundación Wayne ha corrompido su modo de vida, convirtiendo a los aborígenes en alcohólicos o drogadictos; la parte más triste es cuando Bruce encuentra al chamán que le salvó la vida, y lo ve realizando trucos baratos para los turistas y degradándose a sí mismo por una botella de licor. Ese es el tipo de escena que no creo que podríamos llegar a ver en un cómic de DC hoy en día, no porque los editores lo impidiesen, sino sobre todo porque nuestra generación realmente cree que todos los problemas del mundo se pueden resolver con dinero.
the shaman mask / la máscara del chamán
Otro momento extraordinario tiene lugar cuando la hija del chamán le explica a Bruce Wayne que, para aceptarse a sí mismo, él no tiene que usar una máscara, él debe convertirse en la máscara. Ese es el hilo conductor de este arco. Batman no es un héroe enmascarado a la manera convencional, no deja de ser Batman al momento de quitarse el traje. Él sigue siendo Batman, bajo cualquier circunstancia, siempre. Las portadas de estos 5 ejemplares, magníficamente ilustradas por Ed Hannigan y George Pratt (con un logo diseñado por Dean Motter), sin duda dan sustento a esta idea. El arte interior también es espectacular, gracias a los lápices de Ed Hannigan y las tintas de John Beatty; ambos son fieles al estilo innovador introducido por David Mazzucchelli en “Año Uno”, y al mismo tiempo aportan un toque novedoso. “Las figuras de Hannigan son una buena combinación de realismo y anatomía dinámica. Su gusto por el diseño le da una gran ventaja en la industria. La narración fluye rápidamente y sin problemas, combinando bellas tomas panorámicas con ángulos cinematográficos intrigantes”, afirma Michael Christiansen, y estoy totalmente de acuerdo con él. O'Neil y Hannigan fijaron un alto estándar para lo que sería indudablemente una de las mejores series de DC.