Dave Lizewski always wondered why nobody had ever tried it. Was normal life so thrilling? Could someone resist the attraction of hiding his face under a mask and putting on a tight costume? Obviously, being a superhero quickly turned into an addiction for Dave. He was hospitalized, brutally attacked and humiliated. Hell, he even had electrodes connected to his testicles as part of Red Mist’s interrogation procedure! Everyone would assume that the kid would have learned his lesson by now. But addictions are called that for a reason: the dependency is too strong; the necessity for escapism and the longing for a dose of adrenaline are too powerful.
It certainly was unexpected to observe how this second volume starts with a lot of thrill-seekers. Dave is no longer the only superhero in town. In fact, there are now dozens, if not hundreds, of imitators. After reading the first volume, I would have thought that nobody in their right mind would want to emulate Kick-Ass. I was sure that Dave would end up alone, estranged in a city he could no longer recognize as his own. In my mind he would wander off, devoid of purpose and hope. Of course, had that been the case, we wouldn’t hold in our hands the second volume of Mark Millar’s brilliant saga.
It is in this context that Kick-Ass gets to meet many of the new superheroes. Most of them are amateurs, and as unlikely as it sounds, they’re even bigger losers… But none of that seems to matter to this idealistic teenager. All he can dream about is team-ups and superhero groups. And indeed, he finds in Justice Forever the first and only superhero aggrupation of the world. And he’s ecstatic to be welcomed into the ranks of these do-gooders.
As Mark Millar wrote in the introduction of volume 2, this was “a chance to enlarge upon what we did on book one and take things to the next logical step. Dave has inspired dozens of people to be superheroes so of course the next step would be superhero teams. Dave made it fashionable to pull on a mask so the natural reaction to this would be super-villains”.
It may indeed be fashionable but that doesn’t mean it’s glamorous. On the contrary: “The comic book heroes all have billion dollar bases and headquarters on the moon”. But he feels lucky for simply having a place where he can meet with his new pals, even if it isn’t a “super” base; instead of worrying about state of the art gadgets his mainly concern is getting a few quarters so he can take the bus. That’s one of the things I like the most about Kick-Ass, that connection to the real world, that celebration of reality that although isn’t denied by the heroic deeds of the protagonist, is reinforced by the typical qualms of any normal teen.
And speaking of preoccupations, there is always one thing on Dave’s mind: sex, of course. But he is not getting any luck in that department. In the previous volume, Dave had a crush on Katie Deuxma. He still thinks of her, or rather uses her as inspiration for his masturbatory sessions. Dave usually finds Katie’s pics on Facebook arousing enough to jerk-off enthusiastically. And that’s what I love about Millar’s sense of humor. Because if doesn’t matter if Kick-Ass is a superhero or the most admired member of Justice Forever, at the end of the day he’s still considered a loser by every girl in his school and he can’t get a date.
After taking into account all that sexual frustration, it should make sense why Dave must so desperately fill that void in his life. So while Kick-Ass, Colonel Star, Lieutenant Stripes, Doctor Gravity, Battle-Guy (Marty Eisenberg, one of Dave’s best friends), Night Bitch and the rest of the gang spend their nights patrolling the city or helping as volunteers in shelters, Chris Genovese is gathering a formidable army of ruthless murderers. In the first volume, Chris was introduced as the rich kid who could spend hundreds of dollars each week in the local comic store. Envied by Dave and his friends, ignored by most people, he was simply a nerd, but a wealthy one. He then turned into Red Mist, Kick-Ass’s nemesis. But like any other kid his age, he was simply too messed up to do the right thing. There was nothing inherently evil in his acts. Not anymore. Now that he has been christened as the Mother Fucker he starts acting like the cruelest bastard of the city. This transformation is explored and explained in the Hit-Girl miniseries, but suffice to say that Red Mist is gone, and so are the last traces of morality Chris Genovese had. In his own words: “No, Red Mist was the old me. The asshole who liked to dress up like a superhero and spend all his money on variant covers”.
Justice Forever / Justicia Eterna |
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Dave with his best friends Todd and Marty / Dave con sus mejores amigos Todd y Marty |
Todos hemos leído cómics, todos estamos familiarizados con los superhéroes. Hay algo dentro de nosotros que nos hace atesorar a estos estrambóticos aventureros, que nos hace sonreír cada vez que nadamos en ese vasto océano de justicieros de capas coloridas y defensores enmascarados. Y sí, pienso que es justo asumir que todos hemos fantaseado con ellos. ¿Cómo sería convertirse en un superhéroe? ¿Cómo se sentiría?
Mother Fucker & Mother Russia |
Dave Lizewski siempre se preguntó por qué nadie lo había intentado. ¿La vida normal era tan emocionante? ¿Puede alguien resistirse a la atracción de esconder su rostro bajo una máscara y ponerse un traje bien ceñido? Obviamente, ser un superhéroe rápidamente se convirtió en una adicción para Dave. Estuvo hospitalizado, fue brutalmente atacado y humillado. ¡Demonios, incluso le engancharon electrodos en los testículos durante el interrogatorio de Red Mist! Todos asumirían que el jovencito habría aprendido la lección a estas alturas. Pero las adicciones llevan ese nombre por una razón: la dependencia es demasiado fuerte; la necesidad de escapismo y las ansias de una dosis de adrenalina son demasiado poderosas.
Ciertamente, fue inesperado observar que este segundo volumen empezara con un montón de buscadores de emociones. Dave ya no es el único superhéroe en la ciudad. De hecho, ahora hay docenas, acaso cientos, de imitadores. Después de leer el primer volumen, había pensado que nadie que estuviese cuerdo querría emular a Kick-Ass. Estaba seguro que Dave terminaría solo, alienado en una ciudad que ya no sería capaz de reconocer. En mi mente él deambularía por allí, sin propósitos y sin esperanzas. Desde luego, si hubiese sido así, no tendríamos en nuestras manos el segundo volumen de la brillante saga de Mark Millar.
"It's time to see what evil dick tastes like" / "Es hora de probar a qué sabe un pene malvado" |
Es en este contexto que Kick-Ass llega a conocer a muchos de estos nuevos superhéroes. La mayoría son amateurs, y por improbable que parezca, son incluso perdedores de mayor calibre... Pero nada de eso parece importarle a este adolescente idealista. Lo único con lo que puede soñar es tener un equipo, un grupo de superhéroes. Y de hecho, encuentra en Justicia Eterna a la primera y única agrupación de superhéroes del mundo. Y está entusiasmado con ser bienvenido en las filas de estos bienhechores.
Como escribió Mark Millar en la introducción del volumen 2, esta era “la oportunidad de engrandecer lo que hicimos en el libro uno y llevar las cosas al siguiente paso lógico. Dave ha inspirado a docenas de personas a ser superhéroes así que por supuesto el siguiente paso sería equipos de superhéroes. Dave hizo que ponerse una máscara esté de moda así que la reacción natural a esto sería súper-villanos”.
Puede estar de moda, pero eso no significa que sea algo glamoroso. Por el contrario: “todos los héroes de los cómics tienen bases de un billón de dólares y cuarteles generales en la luna”. Pero él se siente afortunado por tener simplemente un espacio donde pueda reunirse con sus nuevos amigos, incluso si es que no es una “súper” base; en vez de preocuparse por artefactos tecnológicos, su inquietud principal es conseguir algunas monedas para tomar el bus. Esa es una de las cosas que más me gustan de Kick-Ass, esa conexión con el mundo real, esa celebración de realidad que aunque no es negada por los hechos heroicos del protagonista, es reforzada por las incertidumbres típicas de todo adolescente.
Katie: Gag banged / Katie es violada por todos |
Y hablando de preocupaciones, siempre hay una cosa en la mente de Dave: sexo, por supuesto. Pero él no ha tenido nada de suerte con esto. En el volumen anterior, Dave se enamoró de Katie Deuxma. Todavía piensa en ella, o más bien la usa como inspiración para sus sesiones masturbatorias. Las fotos de Katie en Facebook excitan a Dave lo suficiente para pajearse con entusiasmo. Y eso es lo que me encanta del sentido del humor de Millar. Porque no importa si Kick-Ass es un superhéroe o el miembro más admirado de Justicia Eterna, al final del día todas las chicas lo siguen considerando un perdedor y él no puede conseguir ninguna cita.
Después de tener en cuenta toda esta frustración sexual, tiene sentido que Dave esté desesperado por llenar ese vacío en su vida. Así que mientras Kick-Ass, Colonel Star, Lieutenant Stripes, Doctor Gravity, Battle-Guy (Marty Eisenberg, uno de los mejores amigos de Dave), Night Bitch y el resto de la pandilla pasan sus noches patrullando la ciudad o ayudando en asilos, Chris Genovese está reuniendo a un formidable ejército de asesinos despiadados. En el primer volumen Chris fue presentado como el niño rico que podía gastar cientos de dólares en la tienda de cómics cada semana. Envidiado por Dave y sus amigos, ignorado por otros, él era simplemente un nerd, pero con muchísimo dinero. Luego se transformó en Red Mist, némesis de Kick-Ass. Pero como cualquier otro chiquillo de su edad, simplemente estaba demasiado confundido como para hacer lo correcto. No había nada inherentemente malvado en sus actos. Esto ya no es así. Ahora que ha sido rebautizado como Mother Fucker, empieza a actuar como el bastardo más cruel de la ciudad. Esta transformación es explorada y explicada en la miniserie de Hit-Girl, pero basta decir que Red Mist ha desaparecido, y también sus últimos restos de moralidad. En sus propias palabras: “No, Red Mist era el viejo yo. El imbécil al que le gustaba vestirse como un superhéroe y gastar todo su dinero en portadas variantes”.