As I mentioned in previous posts, the Comics Code Authority put a lot of effort in censoring Barry Windsor-Smith’s magnificent art during his run on Conan the Barbarian. My first example came from “The Dweller in the Dark” and the second one from “The Song of Red Sonja”.
However, the most blatant case of censorship comes from the pages of one of Conan’s most classic stories: “The Frost Giant’s Daughter”, which I reviewed merely 7 years ago here, describing it as “visual poetry at its purest”. Unfortunately, as readers we only had access to the censored version of this impressive visual poetry.
One of the lawyers from the Comics Code Authority sent a memo to editor Steve Englehart, formally presenting a number of objections and suggested changes in regards to Windsor-Smith’s artwork, phrases such as “enlarge drapery to cover buttocks and show drapery to indicate that there is breast covering […] Cover breasts, buttock and pubic areas extensively beyond present illustration” can be found in the memo, which is also included in the Conan the Barbarian: The Original Marvel Years Omnibus edition.
Once again, I leave you with both the original version and the Comics Code approved version, so you can compare them at your leisure.
________________________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________________________
Como mencioné en posts anteriores, la Autoridad del Código de Comics hizo un gran esfuerzo para censurar el magnífico arte de Barry Windsor-Smith durante su etapa en Conan el Bárbaro. Mi primer ejemplo vino de “The Dweller in the Dark” y el segundo de “The Song of Red Sonja”.
Sin embargo, el caso más evidente de censura proviene de las páginas de una de las historias más clásicas de Conan: "La hija del gigante de hielo", que reseñé hace 7 años de nada aquí, describiéndola como "poesía visual en estado puro". Desafortunadamente, como lectores sólo tuvimos acceso a la versión censurada de esta impresionante poesía visual.
Uno de los abogados de la Autoridad del Código de Comics envió un memorando al editor Steve Englehart, presentando formalmente una serie de objeciones y sugiriendo cambios con respecto a la obra de arte de Windsor-Smith, frases como "Agrandad la tela para cubrir las nalgas y mostrad la tela para indicar que se está cubriendo los senos […] Cubrid los senos, las nalgas y las áreas púbicas mucho más allá de la ilustración actual” se pueden encontrar en el memorando, que también se incluye en la edición de Conan the Barbarian: The Original Marvel Years Omnibus.
Una vez más, os dejo con la versión original y la versión aprobada por el Código de Cómics, para que podáis compararlas como os plazca.
Showing posts with label Conan the Barbarian. Show all posts
Showing posts with label Conan the Barbarian. Show all posts
October 31, 2019
August 3, 2012
Conan the Barbarian # 25 & 26 - Roy Thomas & John Buscema
When I was a wee lad I learned how to read thanks to my dad’s wonderful comic book collection. I remember some of the first things I read were from Roy Thomas and Barry Windsor-Smith’s groundbreaking run. I had those comic books in my hand for so long and so often that eventually they simply withered away and started disappearing.
Comic books are not designed to be read hundreds of times. The material can’t withstand so much use (or misuse). But to this day I still have a clear memory of what it meant for me the transition from Barry Windsor-Smith to John Buscema. I knew none of their names, I had no knowledge about art or visual styles, and yet, I could notice something was different.
Through the years, as an avid comic book reader I’ve been able to differentiate the style of hundreds of artists. I can look at a cover or a random page from any comic book, and most often than not, I can immediately identify who the artist is. In the case of some of my most cherished artists I can even guess the year in which that piece was produced. I have a knack for it, and frankly that has always made me feel slightly more discerning than other fans.
Conan remains as one of my favorite comic books, and that’s why I’ve reviewed the first 24 issues one by one in this blog. But it wouldn’t be fair to leave behind another great artist like John Buscema. John became Conan’s regular artist with issue # 25 and he stayed there for over ten years. I can’t imagine that level of commitment nowadays, in which is very rare to see an artist stay for more than two or three years in the same title.
Buscema started illustrating Conan in the middle of one his greatest and most epic adventures. In The Mirror of Kharam Akkad (April 1973), we see wicked wizard Kharam Akkad contemplating his mirrors with anguish and despair. After all, in these mirrors he can see reflections of the past and the future. And he sees himself murdered at the hand of a black maned barbarian.
Undoubtedly, one of the best pages in this issue is focused on King Kull of Valusia, a character that just like Conan had been created by the novelist Robert E. Howard. I have always liked the design of this page, and the similarities that Kull shares with Conan as well as the differences: “Kull sat upon the throne of Valusia, and the time of weariness was upon him. An unrest stirred in him… a longing beyond life’s longings”. It’s interesting to observe that this magic mirror allows men to gaze into the past and into the future, not unlike the mystic crystal that Conan looks at in the first issue of this title.
In The Hour of the Griffin (May 1973) Conan understands why Kharam Akkad was so afraid of him. After killing the wizard, the young Cimmerian stares into the mirror and sees the image that tormented Kharam Akkad for so long. The city of Makkalet continues to be under siege, but the Turanian army has the advantage.
King Kull of Valusia / el rey Kull de Valusia |
The mirrors of Tuzun Thune / los espejos de Tuzun Thune |
If you want to read my reviews of the previous Conan issues please click on the following links: Conan the Barbarian #1, #2, #3, #4, #5, #6, #7, #8, #9, #10, #11, #12, #13, #14, #15, #16, #17&18, #19, #20, #21, #22 & #24.
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
the death of Kharam Akkad / la muerte de Kharam Akkad |
Cuando era un niño muy pequeño aprendí a leer gracias a la maravillosa colección de cómics de mi papá. Recuerdo que lo primero que leí fue la innovadora etapa de Roy Thomas y Barry Windsor-Smith. Manipulé tanto y tan a menudo esos cómics que al final terminaron destrozados.
Los cómics no están diseñados para ser leídos cientos de veces. El material no puede soportar tanto uso. Pero hasta el día de hoy aún tengo un recuerdo claro de lo que significó para mí la transición de Barry Windsor-Smith a John Buscema. No sabía sus nombres, no tenía ningún conocimiento sobre arte o estilos visuales y, no obstante, podía notar algo distinto.
Años después, como un ávido lector de cómics, he sido capaz de diferenciar el estilo de cientos de artistas. Puede ver una portada o una página al azar de cualquier cómic, y la mayoría de las veces, identifico inmediatamente quién es el artista. En el caso de algunos de mis artistas favoritos, incluso puedo adivinar el año en el que se hizo el dibujo. Tengo un talento especial para ello, y francamente eso siempre me ha hecho sentir con más discernimiento que otros fans.
Conan permanece como uno de mis cómics favoritos, y es por ello que he reseñado los primeros 24 números uno por uno en este blog. Pero no sería justo dejar de lado a un gran artista como John Buscema. John se convirtió en el artista fijo de Conan el # 25 y se quedó allí por más de diez años. No puedo imaginar ese nivel de compromiso hoy en día, y es que ahora es realmente inusual que in dibujante se quede más de un par de años en un mismo título.
the end of the holy war / el final de la guerra santa |
Buscema empezó a ilustrar Conan en el medio de una de sus más grandes y épicas aventuras. En "El espejo Kharam Akkad" (abril 1973), vemos al maléfico hechicero Kharam Akkad contemplando sus espejos con angustia y desesperación. Después de todo, en estos espejos podemos ver el reflejo del pasado y del futuro. Y él se ve a sí mismo asesinado a manos de un bárbaro de melena negra.
Sin duda, una de las mejores páginas en este número se enfoca el rey Kull de Valusia, un personaje que al igual que Conan fue creado por el novelista Robert E. Howard. Siempre me gustó el diseño de esta página, y las similaridades que Kull comparte con Conan así como las diferencias: "Kull se sentó en el trono de Valusia, y la hora de la desdicha cayó sobre él. La agitación se revolvía en él... un ansia más allá de las ansias de la vida". Es interesante observar que este espejo mágico permite ver el pasado y el futuro, al igual que el cristal mágico de que Conan observa en el primer número de esta colección.
En "La hora del grifo" (mayo 1973) Conan entiende por qué Kharam Akkad le tiene miedo. Luego de matar al hechicero, el joven cimerio contempla el espejo y ve la imagen que había atormentado a Kharam Akkad. La ciudad de Makkalet continúa bajo asedio, pero el ejército turanio tiene las de ganar.
Pronto, a través de una estrategema que nos recuerda al caballo de Troya, los turanios invaden la ciudad. En esta batalla final, todas las vidas están en peligro. Incluso el rey Eannatum muere salvando a su amada Melissandra. Conan, la reina y un leal capitán huyen de la ciudad. La derrota es total. Turan ha triunfado en esta guerra santa. Y el príncipe Yezdigerd celebra su victoria. En el epílogo Roy Thomas escribe un final brillante. Esta guerra empezó bajo el pretexto de rescatar al Tarim viviente, aunque la verdadera razón fuera sobre todo crematística. El Tarim ha muerto, pero Yezdigerd igual lo cubre con una túnica y hace que la gente lo vitoree. "La forma en sombras por la que un océano escarlata había sido decuidadamente derramado" no es más que un esqueleto. Miles de soldados han muerto creyendo que estaban salvando la encarnación de su dios. Miles de vidas se han perdido para que la gente pueda vitorear un cuerpo sin vida.
Este es verdaderamente un excelente final para la saga más ambiciosa de Conan. Y John Buscema hace un maravilloso trabajo en estas páginas. He visto el trabajo de dibujantes contemporáneos que se han involucrado con Conan en años recientes, y sus habilidades artísticas son seriamente inferiores comparadas a las de John Buscema. Con Barry Windsor-Smith teníamos a un guerrero joven, casi un adolescente, en constante crecimiento, ahora con Buscema tenemos un combatiente experimentado, un adulto, un bárbaro musculoso que, para algunos, es la versión definitiva de Conan.
Si quieren leer más sobre Conan hagan click aquí: Conan the Barbarian #1, #2, #3, #4, #5, #6, #7, #8, #9, #10, #11, #12, #13, #14, #15, #16, #17&18, #19, #20, #21, #22 & #24.
May 7, 2012
Conan the Barbarian # 24 - Barry Windsor-Smith
The Song of Red Sonja (March, 1973) is a milestone issue. It marks the end of an era as the fruitful collaboration between Barry Windsor-Smith and Roy Thomas comes to an end. To say goodbye to the barbarian, Barry Windsor-Smith penciled, inked and colored (and even designed the lettering for the title) of this closing chapter of the saga of Conan.
Barry Windsor-Smith had the ability to come up with the most outlandish situations and make them real. For instance, he decided to open this issue with Red Sonja practicing an exotic dance in a tavern, an attitude that most writers, including Thomas, would discard in future stories. Here, however, it works perfectly, and is the preamble of a tavern brawl that compensates exquisite details with brute strength.
Barry had already proved his talent as a co-plotter, but in these final pages he proves to be even as talented as Roy Thomas- if not more. The sublimation of sex is of paramount importance here, in this unforgettable adventure that reunites Red Sonja and Conan. So there’s a very subtle, almost subliminal sexual imagery from the very beginning. Red Sonja displays eroticism in her dance, and then, as she goes swimming with the young barbarian, she removes her mailshirt. Of course, even the idea of suggesting female nudity was an affront to the Comics Code Authority, the censorship organism that reigned supreme back then. So Barry had to redraw a couple of his original pages, his effrontery however is not diminished by the obstacle of censorship. Indeed, Barry had included words such as ‘wank’ which in British argot was a synonym for masturbator or for the act of masturbation. Neither Thomas nor the officers of the Code were familiar with British slang so the word got published.
Why were the scenes that Barry drew considered so polemic back then? First of all, we had Red Sonja naked from the waist up, provoking a certain degree of arousal in the young Cimmerian. Indeed, Barry even drew Conan performing an unequivocal activity with his hands, below the water. Certainly, the Code asked for the scene to be modified, so the printed version had Conan hands on plain view, surrendering Sonja’s torso. There’s however a well-known ‘water’ explosion that takes place afterwards, which the Code couldn’t censor as it wasn’t clear what was the origin of such eruption.
Once the swimming is done, Red Sonja and Conan enter into one of the towers of the royal palace. A tower that, according to Thomas, was emphatically phallic, enough for the Code to censor it. However, thanks to Barry’s intrepid architectonic designs, no one seemed to realize why this fortification had been erected in such a fashion. As Red Sonja intends to steal a mystic tiara, this jewel is transformed into a colossal snake. Again, the snake and the towers are phallic symbols that stress Conan’s sexual frustration as he can’t seem to seduce, or even overpower, this She-Devil with a sword.
Red Sonja is in Makkalet not to assist the besieged city, but rather to plunder the royal treasure. That doesn’t seem to matter, though, as Makkalet is about to be overrun by prince Yezdigerd and his troops. There is a especially dramatic moment that takes place between king Eannatum and queen Melissandra, as they both realize that they’re doomed, and that death will come swiftly for them: “She rises. For an eternity, they stand gazing at each other, groping for the words that have always come so hard to a very young queen and a husband twice her age. At last, they realize that there are no words left to say… So they simply hold each other close… no passion in the embrace, but only a tender caring… And for an instant, there is no Turanian horde battering at the high serpent-wall of Makkalet… no holy war on which great empires must rise or fall… Merely a man, grown suddenly older… and a woman, who never was a little girl”.
This issue exemplifies everything that is great about Conan: we have violence, war, frustration, drama, and amazing art. One of the most interesting elements here, though, is the characterization of Red Sonja. She’s a warrior, a thief, a mercenary, but she’s also incredibly attractive and bright. She feels no need to bargain with the young barbarian’s sexual demands; she simply abandons Conan, and affirms that “No man’s lips shall even touch mine, Cimmerian -- save those of him who has defeated me on the field of battle -- and that even you shall never do”. Thomas was inspired by On Baile’s Strand by William Butler Yeats, a poetic tale about an amazon queen who has only loved the one man who bested her in the battlefield.
In the final frames of “The Song of Red Sonja” the unresolved sexual tension takes its toll on the young Cimmerian. After he has injured his leg and his hand, he decides to go to sleep while he has still member left to call his own. Once again, this is a subtle reference not only to Conan’s manhood but also -and most especially- to the need of releasing this sexual tension, even solitarily. Barry had already included the word ‘wank’ in the first pages, so it’s only fitting that the end of this episode would be indirectly cover the subject of masturbation. Luckily, the Comics Code didn’t notice any of these sexual references. And thus, the story could be printed without further modifications.
After Barry Windsor-Smith quit the title, Stan Lee approached Roy Thomas and asked him what would happen if John Buscema replaced Barry as the new Conan artist. Roy’s answer was quite revealing: “I think we’ll win fewer awards and sell more comic books”. Art is always about expressing oneself, about redefining people’s preconceptions, about finding a sense of wonder, and Barry was a true artist, better than anyone else in the 70s, however, the House of Ideas was part of the comic book industry, and in the end, an industry can rely only on sales. So the change was made, and sure, Conan’s popularity increased thanks to John Buscema’s more mainstream approach, but the artistic level of Barry Windsor-Smith –his nigh-obsessive intensity, his detailed embellishments, his storytelling, his wondrous architecture- wasn’t surpassed by Buscema or his successors, not even after 40 years.
There is still one more story that Roy and Barry did together for Savage Tales, and I’ll review it next month probably, until then, this might very well be the end of Conan in this blog. Or the end of an era, at least.
___________________________________________________________________________________
La canción de Red Sonja (marzo 1973) es un episodio histórico. Marca el fin de una era, y es que la fructífera colaboración entre Barry Windsor-Smith y Roy Thomas finaliza aquí. Para decir adiós al bárbaro, Barry Windsor-Smith dibujó a lápiz, entintó y coloreó (e incluso diseñó las letras del título) este capítulo de cierre de la saga de Conan.
Barry Windsor-Smith tenía la habilidad de desarrollar las situaciones más inesperadas y hacerlas funcionar. Por ejemplo, él decidió iniciar este número con Red Sonja practicando una danza exótica en una taberna, una actitud que la mayoría de escritores, incluyendo Thomas, descartaría en futuras historias. Aquí, sin embargo, funciona perfectamente, y es el preámbulo de una lucha en la taberna que compensa detalles exquisitos con fuerza bruta.
Barry ya había demostrado que tenía talento como co-argumentista, pero en estas páginas finales demuestra ser tan o más talentoso que el propio Roy Thomas. La sublimación del sexo es de importancia capital aquí, en esta inolvidable aventura que reúne a Red Sonja y a Conan. Así que hay una muy sutil, casi subliminal imaginería desde el inicio. Red Sonja despliega erotismo en su danza, y luego, cuando va a nadar con el joven bárbaro, se quita la cota de mallas. Por supuesto, incluso la idea de sugerir la desnudez femenina era una afronta al Comics Code Authority, el organismo censor que reinaba de forma suprema en ese entonces. Así que Barry tuvo que volver a dibujar un par de páginas, su osadía, no obstante, nunca disminuyó pese al obstáculo de la censura. De hecho, Barry incluyó palabras como 'wank' que en jerga británica era un sinónimo de masturbador o del acto de la masturbación. Ni Thomas ni los oficiales del código estaban familiarizados con la jerga británica así que la palabra fue publicada.
¿Por qué las escenas que Barry dibujó eran consideradas tan polémicas en ese entonces? En primer lugar, había una Red Sonja desnuda de la cintura para arriba, provocando un cierto grado de excitación en el joven cimerio. De hecho, Barry incluso dibujó a Conan realizando una actividad inequívoca con sus manos, bajo el agua. Ciertamente, el código exigió que la escena fuese modificada, así que la versión impresa tenía a Conan con las manos a la vista, rodeando el torso de Sonja. Hay, sin embargo, una bien conocida explosión acuática que ocurre después, que el código no pudo censurar porque el origen de semejante erupción no era claro.
Cuando terminan de nadar, Red Sonja y Conan entran a una de las torres del palacio real. Una torre que, de acuerdo a Thomas, era enfáticamente fálica, suficiente como para que el código la censurase. Sin embargo, gracias a los intrépidos diseños arquitectónicos de Barry, nadie pudo darse cuenta por qué esta estructura se había edificado de esa manera. Cuando Red Sonja intenta robar una tiara mística, esta joya se transforma en una serpiente colosal. De nuevo, la serpiente y la torra son símbolos fálicos que refuerzan la frustración sexual de Conan, y es que él no puede seducir, y menos dominar, a la diablesa de las espadas.
Red Sonja no está en Makkalet para ayudar a la ciudad asediada, sino más bien para saquear el tesoro real. Aunque eso no parece importar, porque Makkalet está a punto de ser conquistada por las tropas de Yezdigerd. Hay un momento especialmente dramático que ocurre entre el rey Eannatum y la reina Melissandra, cuando ambos se dan cuenta de que están condenados, y que la muerte los alcanzará rápidamente: "Ella se levanta. Por una eternidad, se quedan de pie, mirándose el uno al otro, tanteando las palabras que siempre habían llegado con dificultad para una reina muy joven y un marido que le doblaba la edad. Por último, se dan cuenta de que no quedan palabras que decir... así que simplemente se acercan... no hay pasión en el abrazo, sólo ternura y preocupación... Y por un instante, no hay una horda turania acechando ante el muro serpenteado de Makkalet... no hay una guerra santa en la que grandes imperios deben alzarse o caer... hay meramente un hombre, envejecido repentinamente... y una mujer, que nunca fue niña".
Este número ejemplifica todo lo que es genial de Conan: tenemos violencia, guerra, frustración, drama, y arte asombroso. Aunque uno de los más interesantes elementos aquí es la caracterización de Red Sonja. Ella es una guerrera, una ladrona, una mercenaria, pero también es increíblemente atractiva e inteligente. No siente necesidad de negociar con las demandas sexuales del joven bárbaro; ella simplemente abandona a Conan, y afirma que "Los labios de ningún hombre tocarán los míos, cimerio-- salvo los de aquél que me haya derrotado en el campo de batalla-- y eso es algo que tú jamás conseguirás". Thomas se inspiró en "Baile’s Strand" de William Butler Yeats, una narración poética sobre una reina amazona que sólo pudo amar al hombre que la había vencido en el campo de batalla.
En las viñetas finales de la "canción de Red Sonja", la tensión sexual no resuelta afecta al joven cimerio. Después de haberse lastimado la pierna y la mano, decide irse a dormir mientras todavía tenga algún miembro sano. Nuevamente esta es una sutil referencia no sólo a la virilidad de Conan sino también -y sobre todo- a la necesidad de aliviar su tensión sexual, incluso solitariamente. Barry ya había incluido la palabra 'wank' en las primeras páginas, así que tiene sentido que el final del episodio abordase indirectamente el tema de la masturbación. Afortunadamente, el Código no notó ninguna de estas referencias sexuales. Y así, la historia pudo imprimirse sin mayores modificaciones.
Después de que Barry Windsor-Smith renunció, Stan Lee le preguntó a Roy Thomas qué sucedería si John Buscema reemplazara a Barry. La respuesta de Roy fue bastante reveladora: "pienso que ganaremos menos premios y venderemos más cómics". El arte significa poder expresarnos, redefinir los preconceptos de la gente, ser fascinados por algo, y Barry era el mejor artista, mejor que cualquiera en la década del 70, sin embargo, Marvel Comics era parte de la industria del cómic, y al final, una industria confía sólo en las ventas. Así que hubo un cambio, y claro, la popularidad de Conan se incrementó gracias al estilo más convencional de John Buscema, pero el nivel artístico de Barry Windsor-Smith -su intensidad casi obsesiva, su ornato detallado, su secuencialidad, su maravillosa arquitectura- no fue superado ni por Buscema ni por sus sucesores, ni siquiera después de 40 años.
Aún queda una historia más que Roy y Barry hicieron juntos para "Savage Tales", y la reseñaré seguramente el próximo mes, hasta entonces, esto bien podría significar el fin de Conan en este blog. O el fin de una era, por lo menos.
Barry Windsor-Smith had the ability to come up with the most outlandish situations and make them real. For instance, he decided to open this issue with Red Sonja practicing an exotic dance in a tavern, an attitude that most writers, including Thomas, would discard in future stories. Here, however, it works perfectly, and is the preamble of a tavern brawl that compensates exquisite details with brute strength.
Barry had already proved his talent as a co-plotter, but in these final pages he proves to be even as talented as Roy Thomas- if not more. The sublimation of sex is of paramount importance here, in this unforgettable adventure that reunites Red Sonja and Conan. So there’s a very subtle, almost subliminal sexual imagery from the very beginning. Red Sonja displays eroticism in her dance, and then, as she goes swimming with the young barbarian, she removes her mailshirt. Of course, even the idea of suggesting female nudity was an affront to the Comics Code Authority, the censorship organism that reigned supreme back then. So Barry had to redraw a couple of his original pages, his effrontery however is not diminished by the obstacle of censorship. Indeed, Barry had included words such as ‘wank’ which in British argot was a synonym for masturbator or for the act of masturbation. Neither Thomas nor the officers of the Code were familiar with British slang so the word got published.
Why were the scenes that Barry drew considered so polemic back then? First of all, we had Red Sonja naked from the waist up, provoking a certain degree of arousal in the young Cimmerian. Indeed, Barry even drew Conan performing an unequivocal activity with his hands, below the water. Certainly, the Code asked for the scene to be modified, so the printed version had Conan hands on plain view, surrendering Sonja’s torso. There’s however a well-known ‘water’ explosion that takes place afterwards, which the Code couldn’t censor as it wasn’t clear what was the origin of such eruption.
Once the swimming is done, Red Sonja and Conan enter into one of the towers of the royal palace. A tower that, according to Thomas, was emphatically phallic, enough for the Code to censor it. However, thanks to Barry’s intrepid architectonic designs, no one seemed to realize why this fortification had been erected in such a fashion. As Red Sonja intends to steal a mystic tiara, this jewel is transformed into a colossal snake. Again, the snake and the towers are phallic symbols that stress Conan’s sexual frustration as he can’t seem to seduce, or even overpower, this She-Devil with a sword.
Red Sonja is in Makkalet not to assist the besieged city, but rather to plunder the royal treasure. That doesn’t seem to matter, though, as Makkalet is about to be overrun by prince Yezdigerd and his troops. There is a especially dramatic moment that takes place between king Eannatum and queen Melissandra, as they both realize that they’re doomed, and that death will come swiftly for them: “She rises. For an eternity, they stand gazing at each other, groping for the words that have always come so hard to a very young queen and a husband twice her age. At last, they realize that there are no words left to say… So they simply hold each other close… no passion in the embrace, but only a tender caring… And for an instant, there is no Turanian horde battering at the high serpent-wall of Makkalet… no holy war on which great empires must rise or fall… Merely a man, grown suddenly older… and a woman, who never was a little girl”.
This issue exemplifies everything that is great about Conan: we have violence, war, frustration, drama, and amazing art. One of the most interesting elements here, though, is the characterization of Red Sonja. She’s a warrior, a thief, a mercenary, but she’s also incredibly attractive and bright. She feels no need to bargain with the young barbarian’s sexual demands; she simply abandons Conan, and affirms that “No man’s lips shall even touch mine, Cimmerian -- save those of him who has defeated me on the field of battle -- and that even you shall never do”. Thomas was inspired by On Baile’s Strand by William Butler Yeats, a poetic tale about an amazon queen who has only loved the one man who bested her in the battlefield.
In the final frames of “The Song of Red Sonja” the unresolved sexual tension takes its toll on the young Cimmerian. After he has injured his leg and his hand, he decides to go to sleep while he has still member left to call his own. Once again, this is a subtle reference not only to Conan’s manhood but also -and most especially- to the need of releasing this sexual tension, even solitarily. Barry had already included the word ‘wank’ in the first pages, so it’s only fitting that the end of this episode would be indirectly cover the subject of masturbation. Luckily, the Comics Code didn’t notice any of these sexual references. And thus, the story could be printed without further modifications.
After Barry Windsor-Smith quit the title, Stan Lee approached Roy Thomas and asked him what would happen if John Buscema replaced Barry as the new Conan artist. Roy’s answer was quite revealing: “I think we’ll win fewer awards and sell more comic books”. Art is always about expressing oneself, about redefining people’s preconceptions, about finding a sense of wonder, and Barry was a true artist, better than anyone else in the 70s, however, the House of Ideas was part of the comic book industry, and in the end, an industry can rely only on sales. So the change was made, and sure, Conan’s popularity increased thanks to John Buscema’s more mainstream approach, but the artistic level of Barry Windsor-Smith –his nigh-obsessive intensity, his detailed embellishments, his storytelling, his wondrous architecture- wasn’t surpassed by Buscema or his successors, not even after 40 years.
There is still one more story that Roy and Barry did together for Savage Tales, and I’ll review it next month probably, until then, this might very well be the end of Conan in this blog. Or the end of an era, at least.
___________________________________________________________________________________
La canción de Red Sonja (marzo 1973) es un episodio histórico. Marca el fin de una era, y es que la fructífera colaboración entre Barry Windsor-Smith y Roy Thomas finaliza aquí. Para decir adiós al bárbaro, Barry Windsor-Smith dibujó a lápiz, entintó y coloreó (e incluso diseñó las letras del título) este capítulo de cierre de la saga de Conan.
Barry Windsor-Smith tenía la habilidad de desarrollar las situaciones más inesperadas y hacerlas funcionar. Por ejemplo, él decidió iniciar este número con Red Sonja practicando una danza exótica en una taberna, una actitud que la mayoría de escritores, incluyendo Thomas, descartaría en futuras historias. Aquí, sin embargo, funciona perfectamente, y es el preámbulo de una lucha en la taberna que compensa detalles exquisitos con fuerza bruta.
Barry ya había demostrado que tenía talento como co-argumentista, pero en estas páginas finales demuestra ser tan o más talentoso que el propio Roy Thomas. La sublimación del sexo es de importancia capital aquí, en esta inolvidable aventura que reúne a Red Sonja y a Conan. Así que hay una muy sutil, casi subliminal imaginería desde el inicio. Red Sonja despliega erotismo en su danza, y luego, cuando va a nadar con el joven bárbaro, se quita la cota de mallas. Por supuesto, incluso la idea de sugerir la desnudez femenina era una afronta al Comics Code Authority, el organismo censor que reinaba de forma suprema en ese entonces. Así que Barry tuvo que volver a dibujar un par de páginas, su osadía, no obstante, nunca disminuyó pese al obstáculo de la censura. De hecho, Barry incluyó palabras como 'wank' que en jerga británica era un sinónimo de masturbador o del acto de la masturbación. Ni Thomas ni los oficiales del código estaban familiarizados con la jerga británica así que la palabra fue publicada.
¿Por qué las escenas que Barry dibujó eran consideradas tan polémicas en ese entonces? En primer lugar, había una Red Sonja desnuda de la cintura para arriba, provocando un cierto grado de excitación en el joven cimerio. De hecho, Barry incluso dibujó a Conan realizando una actividad inequívoca con sus manos, bajo el agua. Ciertamente, el código exigió que la escena fuese modificada, así que la versión impresa tenía a Conan con las manos a la vista, rodeando el torso de Sonja. Hay, sin embargo, una bien conocida explosión acuática que ocurre después, que el código no pudo censurar porque el origen de semejante erupción no era claro.
Cuando terminan de nadar, Red Sonja y Conan entran a una de las torres del palacio real. Una torre que, de acuerdo a Thomas, era enfáticamente fálica, suficiente como para que el código la censurase. Sin embargo, gracias a los intrépidos diseños arquitectónicos de Barry, nadie pudo darse cuenta por qué esta estructura se había edificado de esa manera. Cuando Red Sonja intenta robar una tiara mística, esta joya se transforma en una serpiente colosal. De nuevo, la serpiente y la torra son símbolos fálicos que refuerzan la frustración sexual de Conan, y es que él no puede seducir, y menos dominar, a la diablesa de las espadas.
Red Sonja no está en Makkalet para ayudar a la ciudad asediada, sino más bien para saquear el tesoro real. Aunque eso no parece importar, porque Makkalet está a punto de ser conquistada por las tropas de Yezdigerd. Hay un momento especialmente dramático que ocurre entre el rey Eannatum y la reina Melissandra, cuando ambos se dan cuenta de que están condenados, y que la muerte los alcanzará rápidamente: "Ella se levanta. Por una eternidad, se quedan de pie, mirándose el uno al otro, tanteando las palabras que siempre habían llegado con dificultad para una reina muy joven y un marido que le doblaba la edad. Por último, se dan cuenta de que no quedan palabras que decir... así que simplemente se acercan... no hay pasión en el abrazo, sólo ternura y preocupación... Y por un instante, no hay una horda turania acechando ante el muro serpenteado de Makkalet... no hay una guerra santa en la que grandes imperios deben alzarse o caer... hay meramente un hombre, envejecido repentinamente... y una mujer, que nunca fue niña".
Este número ejemplifica todo lo que es genial de Conan: tenemos violencia, guerra, frustración, drama, y arte asombroso. Aunque uno de los más interesantes elementos aquí es la caracterización de Red Sonja. Ella es una guerrera, una ladrona, una mercenaria, pero también es increíblemente atractiva e inteligente. No siente necesidad de negociar con las demandas sexuales del joven bárbaro; ella simplemente abandona a Conan, y afirma que "Los labios de ningún hombre tocarán los míos, cimerio-- salvo los de aquél que me haya derrotado en el campo de batalla-- y eso es algo que tú jamás conseguirás". Thomas se inspiró en "Baile’s Strand" de William Butler Yeats, una narración poética sobre una reina amazona que sólo pudo amar al hombre que la había vencido en el campo de batalla.
En las viñetas finales de la "canción de Red Sonja", la tensión sexual no resuelta afecta al joven cimerio. Después de haberse lastimado la pierna y la mano, decide irse a dormir mientras todavía tenga algún miembro sano. Nuevamente esta es una sutil referencia no sólo a la virilidad de Conan sino también -y sobre todo- a la necesidad de aliviar su tensión sexual, incluso solitariamente. Barry ya había incluido la palabra 'wank' en las primeras páginas, así que tiene sentido que el final del episodio abordase indirectamente el tema de la masturbación. Afortunadamente, el Código no notó ninguna de estas referencias sexuales. Y así, la historia pudo imprimirse sin mayores modificaciones.
Después de que Barry Windsor-Smith renunció, Stan Lee le preguntó a Roy Thomas qué sucedería si John Buscema reemplazara a Barry. La respuesta de Roy fue bastante reveladora: "pienso que ganaremos menos premios y venderemos más cómics". El arte significa poder expresarnos, redefinir los preconceptos de la gente, ser fascinados por algo, y Barry era el mejor artista, mejor que cualquiera en la década del 70, sin embargo, Marvel Comics era parte de la industria del cómic, y al final, una industria confía sólo en las ventas. Así que hubo un cambio, y claro, la popularidad de Conan se incrementó gracias al estilo más convencional de John Buscema, pero el nivel artístico de Barry Windsor-Smith -su intensidad casi obsesiva, su ornato detallado, su secuencialidad, su maravillosa arquitectura- no fue superado ni por Buscema ni por sus sucesores, ni siquiera después de 40 años.
Aún queda una historia más que Roy y Barry hicieron juntos para "Savage Tales", y la reseñaré seguramente el próximo mes, hasta entonces, esto bien podría significar el fin de Conan en este blog. O el fin de una era, por lo menos.
March 27, 2012
Conan the Barbarian # 19 - Thomas & Barry Windsor-Smith
Some works of literature are unforgettable, some artistic creations are immortal. Comic books are an amazing medium because they combine literature with art, words with images, narrative outlines with visual storytelling. More often than not, one of the two prevails, we either have a very solid story with average art or an uninspired script with astonishing art. Sometimes, of course, we are lucky enough to see both elements in ideal harmony and that’s when you get a masterpiece.
The first issues of Conan the Barbarian were quite good, but as Barry Windsor-Smith followed his instincts and stopped emulating Jack ‘King’ Kirby, his artistic evolution became evident. And Roy Thomas did everything he could to be on the same level of grandeur. The collaboration between the British artist and the American writer was most fruitful, and the last issues of their Conan run are proof of it.
“Hawks from the Sea” (published in October 1972) is the first chapter of the most epic Conan saga ever. Drafted by Turanian prince Yezdigerd, Fafnir, the Vaenir, and Conan, the Cimmerian, will fight in a holy war against Makkalet.
Much has been said about the nature of religion and wars, and it’s not unusual for the two of them to be intertwined. If religion is nothing more than a veil of fantasy which precludes the subject from seeing the ‘real’, then religion will evidently and perpetually be imbricated into reality. The elusive meaning of life is supposed to become graspable if we pray to the gods and do the things we ought to do. At the same time, wars frequently follow a preordained narrative which pretends to give form to the real –the ‘real’ understood as that which predates and exceeds language- and neatly tidies it up according to whatever reality is deemed necessary at any given juncture.
In simpler words, either in religion or in war, we follow orders. We follow the dictates not of our consciousness but of our societal structures. Religions are not there to be questioned, or challenged or doubted, in the same way that generals or kings are not to be defied. So it’s not accidental that one of the most astounding Conan stories revolves around a holy war. We could easily see Conan as an individual that bears some resemblance with Lacan's inverted E, which is used in his sexuation graphic to represent "the one man not castrated". Now, obviously this doesn’t mean that the young Barbarian is surrounded by eunuchs, but rather that all of his temporary allies have fully entered into the symbolic order; castration, according to Lacan, occurs when we are fully inserted into the symbolic order. This sine qua non condition to be a part of the world also means obedience, obedience to the law of the father, to the traditions of society and to the mandates of religion.
Everyone in the Turanian army believes in the sacred Tarim, a mythic figure who saved them from the wrath of the sea of Vilayet. Their beliefs are so strong that sometimes they act as irrational zealots, but doesn’t this happen frequently even in today’s world? From the Jehovah’s witnesses that will constantly disrespect your privacy by knocking on your door to a group of men willing to hijack an airplane because they are following divine orders.
All that Conan sees is a painted wooden idol revered by everyone, and of course he feels as if this war is simply not worth his effort. Because of this heresy, Balthaz, the ship’s captain, will become his enemy. When prince Yezdigerd explains that the holy war started when the Tarim incarnate was stolen from Turan and now will only end after retrieving the Tarim and burning down Makkalet, he neglects to mention a more pedestrian truth. As Fafnir points out, Makkalet is the one and only trading rival for Turan, so the true motivation here is, after all, securing the riches of the kingdom by exterminating its competition.
In the same way religion has a way of influencing people’s behavior, war has mechanisms of its own. As Slavoj Žižek explains “Fundamentalists do what they perceive as good deeds in order to fulfill God's will and to earn salvation; atheists do them simply because it is the right thing to do. Is this also not our most elementary experience of morality? When I do a good deed, I do so not with an eye toward gaining God's favor; I do it because if I did not, I could not look at myself in the mirror. A moral deed is by definition its own reward. David Hume, a believer, made this point in a very poignant way, when he wrote that the only way to show true respect for God is to act morally while ignoring God's existence”. In real life, most believers are entirely dependent of this big Other, this deity that floats above their heads and keeps an eye over them. Heteronomous behavior is thus quite common even in the 21st century.
Not unlike religion, war also nurtures the heteronomy of men. In the same way most Nazi officers pleaded to be non-guilty by saying “they were just following orders”, soldiers are trained simply to do as they’re told, and thus any trace of autonomy ends up being eradicated. No war could take place if it couldn’t be somehow legitimized. So all wars follow certain prearranged narratives that seclude the mundane man –the common soldier- from learning the truth. Words such as patriotism and honor are part of the language of war, but they wouldn’t be so effective without a clear narrative structure. How did the war between Ilium and the Achaeans begin? We can either believe the poetic origin as explained by Homer and other Greek authors (id est the kidnapping of fair Helen by Paris) or the fact that at the dawn of the Mycenaean period, Troy -due to its geographical location- was a natural contender for the maritime supremacy of the Achaeans. What was the motivation behind the conquest of America? According to the kings of Spain, there was an imperative need to evangelize everyone in this new continent, by bringing the word of god to this exotic people, Spain was acting purely out of mercy. The royal documents emphasize this ‘good deed’ but they adequately forget to highlight the huge amount of gold obtained from the Incas or other civilizations. What was the justification for the Iraq war? Lethal weapons, nuclear arsenal, etc., the truth however became apparent: oil companies and the armament industry profited from the war more than anyone could possibly realize. So, in every war we have a justification, a story that pertains to reality, but if we have a critical mind we will discover the real beneath it all.
Conan and Fafnir are able to look right through the intentions of the men from Turan, but there’s no turning back for them. And so without much conviction, the Cimmerian and the Vaenir attack the coast of Makkalet. I have read this specific issue many times in my life. It’s hard to imagine a better way to describe a large scale war than to focus on two foreigners, two men that have other gods and other attitudes. In one issue Roy Thomas provides the reader with a profound analysis of war and religion, with a complexity and maturity that would be impossible to find 40 years later (in and outside the comic book industry). Indeed, as paradoxical as it sounds, in more recent times immaturity has become the rule when it comes to religion (only a couple of years ago we had Americans insisting on creationism being taught at schools and muslims threatening to bomb cities because of a caricature of Muhammad).
Nonetheless, this issue of Conan the Barbarian would not be the same if not for Barry Windsor-Smith’s beautiful art. The first page portrays a brooding Conan, there is a sense of heaviness around him, pencils and inks actually create real weight in this splash page. Conan sits with a grim expression, not unlike the most famous statue sculpted by Auguste Rodin “The Thinker”, which was wrongfully titled since Rodin actually conceived it as “Dante in front of the Gates of Hell”. That is the feeling we get from Conan, he’s indeed catching a glimpse of the hell that is yet to come. Because, as Sartre so aptly put it long ago “l'enfer, c'est les autres” (hell is the others).
The second page that I’m including here recounts the accomplishments of the Tarim, this foundational myth and its imagery recreate the figure of the messiah, present in so many religions. Next we have an extraordinary sequence composed by tall and narrow panels, as Conan walks towards a seagull. The peacefulness of the scene contrasts against the thoughts of the young barbarian: “Here among men called civilized, a stranger may smile and extend one hand… while the other strains furtively for the hidden dagger. Here Conan finds all motives murky… all actions devious…”. The first sight of the Turanian siege-fleet is also a powerful scene, it has the same gravitas of some of Durer’s etchings. The city of Makkalet is an architectural jewel. Barry Windsor-Smith built this city stone by stone, in an era in which no such thing as computer generated images existed; nowadays a software like sketch-up prevents artists from actually doing all the heavy lifting when it comes to drawing even a simple wall and a couple of windows. The fall of Fafnir and the final outcome of the battle are an undisputable example of the British artist’s talent. And the next issue is even better.
______________________________________________________________________________________
Algunas obras literarias son inolvidables, algunas creaciones artísticas son inmortales. Los cómics son un medio asombroso porque combinan literatura con arte, palabras con imágenes, pautas narrativas con desarrollos visuales. A menudo, uno de los dos prevalece, y tenemos o bien una historia sólida con arte regular o bien un guión poco inspirado con impresionante arte. A veces, desde luego, tenemos suerte suficiente para ver ambos elementos reunidos en armonía, y allí es cuando aparece la obra maestra.
Los primeros números de Conan el Bárbaro fueron bastante buenos, pero conforme Barry Windsor-Smith seguía sus instintos y dejaba de emular a Jack ‘King’ Kirby, su evolución artística se hizo evidente. Y Roy Thomas hizo lo posible para estar al mismo nivel de grandiosidad. La colaboración entre el artista británico y el escritor norteamericano fue sumamente fructífera, y los últimos números de Conan así lo demuestran.
"Los halcones del mar" (octubre 1972) es el primer capítulo de la saga más épica de Conan. Reclutados por el príncipe turanio Yezdigerd, Fafnir, el vanir, y Conan, el cimerio, lucharán en una guerra santa contra Makkalet.
Se ha dicho mucho sobre la naturaleza de la religión y de las guerras, y no es inusual que las dos se encuentren entrelazadas. Si la religión no es nada más que un velo de la fantasía que esconde lo 'real', entonces la religión estará, evidente y perpetuamente, imbricada en la realidad. El elusivo significado de la vida está, supuestamente, al alcance de aquellos que rezan a los dioses y hacen lo que deben hacer. Al mismo tiempo, las guerras a menudo siguen narrativas predeterminadas que pretenden darle forma a lo real -lo 'real' entendido como aquello que precede y excede al lenguaje- y ordenarlo prolijamente de acuerdo a la realidad y dependiendo de la coyuntura.
Dicho con más sencillez, ya sea en la religión o en la guerra, seguimos órdenes. Seguimos los dictados no de nuestra conciencia sino de nuestras estructuras societarias. No se puede cuestionar a las religiones, ni dudar de ellas, del mismo modo que no se puede desafiar a los generales o a los reyes. Así que no es accidental que la guerra santa sea el escenario de una de las más impactantes historias de Conan. Podríamos fácilmente identificar a Conan con la E invertida de Lacan, que se usa en su gráfico de sexuación para representar al "único hombre no castrado". Obviamente, esto no significa que el joven bárbaro está rodeado de eunucos, sino más bien que sus aliados temporales se han insertado por completo en el orden simbólico; la castración, para Lacan, ocurre cuando nos insertamos por completo en el orden simbólico. Esta condición sine qua non para ser parte del mundo también significa obediencia, obediencia a la ley del padre, a las tradiciones de la sociedad y a los mandatos de la religión.
Todos en el ejército turanio creen en el sagrado Tarim, una figura mítica que los salvó de la ira del mar de Vilayet. Sus creencias son tan fuertes que a veces actúan como fanáticos irracionales, pero ¿no sucede esto con frecuencia incluso en el mundo de hoy? Desde los testigos de Jehová que no respetan tu privacidad y tocan con frecuencia la puerta de tu casa hasta un grupo de hombres capaces de secuestrar un avión porque están siguiendo órdenes divinas.
Todo lo que Conan ve es un ídolo de madera pintada reverenciado por todos, y por supuesto siente que esta guerra no merece esfuerzo alguno de su parte. A causa de esta herejía, Balthaz, el capitán de la nave, será su enemigo. Cuando el príncipe Yezdigerd explica que la guerra santa empezó cuando el Tarim encarnado fue robado de Turan y terminará solamente cuando sea recuperado y Makkalet sea destruida, él olvida mencionar una verdad más pedestre. Como señala Fafnir, Makkalet es el único rival para el comercio de Turan, así que la verdadera motivación aquí es, después de todo, asegurar las riquezas del reino exterminando a la competencia.
Del mismo modo que la religión influye en el comportamiento de la gente, la guerra tiene mecanismos similares. Como explica Slavoj Žižek "Los fundamentalistas hacen lo que ellos perciben como buenos actos para satisfacer la voluntad de dios y para ganar la salvación; los ateos hacen buenos actos simplemente porque es lo correcto, no lo hago para ganar el favor de dios; lo hago porque si no lo hiciera, no podría mirarme en el espejo. Un acto moral es por definición su propia recompensa. David Hume, creyente, resaltó esto de modo significativo cuando escribió que la única forma de mostrar verdadero respeto a dios es actuar moralmente ignorando la existencia de dios". En la vida real, la mayoría de creyentes depende enteramente de un gran Otro, una deidad que flota sobre sus cabezas y los vigila. La actitud heterónoma es bastante común incluso en el siglo XXI.
Al igual que la religión, la guerra también nutre la heteronomía del hombre. Del mismo modo que los oficiales nazi declaraban su inocencia al decir que "sólo seguían órdenes", los soldados son entrenados para hacer lo que se les dice, erradicando así todo rastro de autonomía. Ninguna guerra podría ocurrir si no fuera legitimada de algún modo. Así es que todas las guerras siguen ciertas narrativas predeterminadas que impiden que el hombre común -el soldado de a pie- descubra la verdad. Palabras como patriotismo y honor son parte del lenguaje de la guerra, pero no serían tan efectivas sin una estructura narrativa clara. ¿Cómo empezó la guerra entre Ilión y los aqueos? Podemos creer en el origen poético descrito por Homero y otros autores griegos (es decir, el rapto de la bella Helena a manos de Paris) o el hecho de que en el inicio del periodo micénico, Troya -a causa de su ubicación geográfica- era un rival natural para la supremacía marítima de los aqueos. ¿Cuál fue la motivación detrás de la conquista de América? De acuerdo a los reyes de España, había una imperiosa necesidad de evangelizar a todos en este nuevo continente, al llevar la palabra de dios a estos pueblos exóticos, España actuaba piadosamente. Los documentos reales enfatizan esta 'buena obra' pero, convenientemente, olvidan resaltar la inmensa cantidad de oro obtenida de los incas y otras civilizaciones. ¿Cuál fue la justificación de la guerra de Irak? Armas letales, arsenal nuclear, etc., la verdad sin embargo se hizo evidente: las compañías petroleras y la industria de armamento obtuvieron fuertes ganancias con esta guerra. Así que para cada guerra hay una justificación, una historia que pertenece a la realidad, pero si tenemos una mente crítica descubriremos lo 'real' que subyace a todo esto.
Conan y Fafnir son capaces de entender las intenciones de los hombres de Turan, pero ya no hay vuelta atrás. Y sin mucha convicción, el cimerio y el vanir atacan la costa de Makkalet. He leído este cómic muchas veces en mi vida. Es difícil imaginar una mejor manera de describir una guerra a gran escala que enfocándose en dos extranjeros, dos hombres que tienen otros dioses y otras actitudes. En un sólo ejemplar, Roy Thomas proporciona una análisis profundo de la guerra y la religión, con una complejidad y madurez que son imposibles de encontrar 40 años después (dentro y fuera de la industria del cómic). De hecho, por paradójico que suene, en épocas recientes la inmadurez se ha convertido en la norma para la religión (apenas hace un par de años los norteamericanos insistían en que el creacionismo se enseñe en los colegios y los musulmanes amenazaban con bombardear ciudades a causa de una caricatura de Mohammed).
No obstante, este número de Conan el bárbaro no sería igual sin el hermoso arte de Barry Windsor-Smith. La primera página retrata a un Conan meditabundo, hay una sensación de gravedad, los lápices y las tintas logran otorgarle peso de verdad. Conan está sentado con una expresión sombría, como si fuera la famosa estatua esculpida por Auguste Rodin "El pensador", que fue llamada así erróneamente ya que Rodin de hecho la concibió como "Dante en las puertas del infierno". Ese es el sentimiento que expresa Conan, él intuye el infierno que se avecina. Porque, como Sartre dijo tan acertadamente “l'enfer, c'est les autres” (el infierno son los otros).
La segunda página que incluyo aquí es un recuento de los logros del Tarim, este mito fundacional que recrea la figura del mesías, presente en tantas religiones. Luego tenemos una extraordinaria secuencia compuesta por viñetas altas y angostas, mientras Conan camina hacia una gaviota. La paz de la escena contrasta con los pensamientos del joven bárbaro: "Aquí entre hombres llamados civilizados, un extraño puede sonreír y extender una mano... mientras la otra se cierne furtivamente sobre la daga oculta. Aquí Conan encuentra insondables todos los motivos... y arteras todas las acciones...". El primer vistazo a la flota de asedio de Turan es también una escena poderosa, tiene la misma seriedad que los grabados de Durero. La ciudad de Makkalet es una joya arquitectónica. Barry Windsor-Smith construye esta ciudad piedra por piedra, en una época la que no existían las imágenes generadas en computadoras; hoy en día, un software como sketch-up impide que los artistas hagan el trabajo pesado y dibujen una simple pared o un par de ventanas. La caída de Fafnir y el desenlace final de la batalla son ejemplos indiscutibles del talento del artista británico. Y el próximo número es todavía mejor.
The first issues of Conan the Barbarian were quite good, but as Barry Windsor-Smith followed his instincts and stopped emulating Jack ‘King’ Kirby, his artistic evolution became evident. And Roy Thomas did everything he could to be on the same level of grandeur. The collaboration between the British artist and the American writer was most fruitful, and the last issues of their Conan run are proof of it.
“Hawks from the Sea” (published in October 1972) is the first chapter of the most epic Conan saga ever. Drafted by Turanian prince Yezdigerd, Fafnir, the Vaenir, and Conan, the Cimmerian, will fight in a holy war against Makkalet.
Much has been said about the nature of religion and wars, and it’s not unusual for the two of them to be intertwined. If religion is nothing more than a veil of fantasy which precludes the subject from seeing the ‘real’, then religion will evidently and perpetually be imbricated into reality. The elusive meaning of life is supposed to become graspable if we pray to the gods and do the things we ought to do. At the same time, wars frequently follow a preordained narrative which pretends to give form to the real –the ‘real’ understood as that which predates and exceeds language- and neatly tidies it up according to whatever reality is deemed necessary at any given juncture.
In simpler words, either in religion or in war, we follow orders. We follow the dictates not of our consciousness but of our societal structures. Religions are not there to be questioned, or challenged or doubted, in the same way that generals or kings are not to be defied. So it’s not accidental that one of the most astounding Conan stories revolves around a holy war. We could easily see Conan as an individual that bears some resemblance with Lacan's inverted E, which is used in his sexuation graphic to represent "the one man not castrated". Now, obviously this doesn’t mean that the young Barbarian is surrounded by eunuchs, but rather that all of his temporary allies have fully entered into the symbolic order; castration, according to Lacan, occurs when we are fully inserted into the symbolic order. This sine qua non condition to be a part of the world also means obedience, obedience to the law of the father, to the traditions of society and to the mandates of religion.
Everyone in the Turanian army believes in the sacred Tarim, a mythic figure who saved them from the wrath of the sea of Vilayet. Their beliefs are so strong that sometimes they act as irrational zealots, but doesn’t this happen frequently even in today’s world? From the Jehovah’s witnesses that will constantly disrespect your privacy by knocking on your door to a group of men willing to hijack an airplane because they are following divine orders.
All that Conan sees is a painted wooden idol revered by everyone, and of course he feels as if this war is simply not worth his effort. Because of this heresy, Balthaz, the ship’s captain, will become his enemy. When prince Yezdigerd explains that the holy war started when the Tarim incarnate was stolen from Turan and now will only end after retrieving the Tarim and burning down Makkalet, he neglects to mention a more pedestrian truth. As Fafnir points out, Makkalet is the one and only trading rival for Turan, so the true motivation here is, after all, securing the riches of the kingdom by exterminating its competition.
In the same way religion has a way of influencing people’s behavior, war has mechanisms of its own. As Slavoj Žižek explains “Fundamentalists do what they perceive as good deeds in order to fulfill God's will and to earn salvation; atheists do them simply because it is the right thing to do. Is this also not our most elementary experience of morality? When I do a good deed, I do so not with an eye toward gaining God's favor; I do it because if I did not, I could not look at myself in the mirror. A moral deed is by definition its own reward. David Hume, a believer, made this point in a very poignant way, when he wrote that the only way to show true respect for God is to act morally while ignoring God's existence”. In real life, most believers are entirely dependent of this big Other, this deity that floats above their heads and keeps an eye over them. Heteronomous behavior is thus quite common even in the 21st century.
Not unlike religion, war also nurtures the heteronomy of men. In the same way most Nazi officers pleaded to be non-guilty by saying “they were just following orders”, soldiers are trained simply to do as they’re told, and thus any trace of autonomy ends up being eradicated. No war could take place if it couldn’t be somehow legitimized. So all wars follow certain prearranged narratives that seclude the mundane man –the common soldier- from learning the truth. Words such as patriotism and honor are part of the language of war, but they wouldn’t be so effective without a clear narrative structure. How did the war between Ilium and the Achaeans begin? We can either believe the poetic origin as explained by Homer and other Greek authors (id est the kidnapping of fair Helen by Paris) or the fact that at the dawn of the Mycenaean period, Troy -due to its geographical location- was a natural contender for the maritime supremacy of the Achaeans. What was the motivation behind the conquest of America? According to the kings of Spain, there was an imperative need to evangelize everyone in this new continent, by bringing the word of god to this exotic people, Spain was acting purely out of mercy. The royal documents emphasize this ‘good deed’ but they adequately forget to highlight the huge amount of gold obtained from the Incas or other civilizations. What was the justification for the Iraq war? Lethal weapons, nuclear arsenal, etc., the truth however became apparent: oil companies and the armament industry profited from the war more than anyone could possibly realize. So, in every war we have a justification, a story that pertains to reality, but if we have a critical mind we will discover the real beneath it all.
Conan and Fafnir are able to look right through the intentions of the men from Turan, but there’s no turning back for them. And so without much conviction, the Cimmerian and the Vaenir attack the coast of Makkalet. I have read this specific issue many times in my life. It’s hard to imagine a better way to describe a large scale war than to focus on two foreigners, two men that have other gods and other attitudes. In one issue Roy Thomas provides the reader with a profound analysis of war and religion, with a complexity and maturity that would be impossible to find 40 years later (in and outside the comic book industry). Indeed, as paradoxical as it sounds, in more recent times immaturity has become the rule when it comes to religion (only a couple of years ago we had Americans insisting on creationism being taught at schools and muslims threatening to bomb cities because of a caricature of Muhammad).
Nonetheless, this issue of Conan the Barbarian would not be the same if not for Barry Windsor-Smith’s beautiful art. The first page portrays a brooding Conan, there is a sense of heaviness around him, pencils and inks actually create real weight in this splash page. Conan sits with a grim expression, not unlike the most famous statue sculpted by Auguste Rodin “The Thinker”, which was wrongfully titled since Rodin actually conceived it as “Dante in front of the Gates of Hell”. That is the feeling we get from Conan, he’s indeed catching a glimpse of the hell that is yet to come. Because, as Sartre so aptly put it long ago “l'enfer, c'est les autres” (hell is the others).
The second page that I’m including here recounts the accomplishments of the Tarim, this foundational myth and its imagery recreate the figure of the messiah, present in so many religions. Next we have an extraordinary sequence composed by tall and narrow panels, as Conan walks towards a seagull. The peacefulness of the scene contrasts against the thoughts of the young barbarian: “Here among men called civilized, a stranger may smile and extend one hand… while the other strains furtively for the hidden dagger. Here Conan finds all motives murky… all actions devious…”. The first sight of the Turanian siege-fleet is also a powerful scene, it has the same gravitas of some of Durer’s etchings. The city of Makkalet is an architectural jewel. Barry Windsor-Smith built this city stone by stone, in an era in which no such thing as computer generated images existed; nowadays a software like sketch-up prevents artists from actually doing all the heavy lifting when it comes to drawing even a simple wall and a couple of windows. The fall of Fafnir and the final outcome of the battle are an undisputable example of the British artist’s talent. And the next issue is even better.
______________________________________________________________________________________
Algunas obras literarias son inolvidables, algunas creaciones artísticas son inmortales. Los cómics son un medio asombroso porque combinan literatura con arte, palabras con imágenes, pautas narrativas con desarrollos visuales. A menudo, uno de los dos prevalece, y tenemos o bien una historia sólida con arte regular o bien un guión poco inspirado con impresionante arte. A veces, desde luego, tenemos suerte suficiente para ver ambos elementos reunidos en armonía, y allí es cuando aparece la obra maestra.
Los primeros números de Conan el Bárbaro fueron bastante buenos, pero conforme Barry Windsor-Smith seguía sus instintos y dejaba de emular a Jack ‘King’ Kirby, su evolución artística se hizo evidente. Y Roy Thomas hizo lo posible para estar al mismo nivel de grandiosidad. La colaboración entre el artista británico y el escritor norteamericano fue sumamente fructífera, y los últimos números de Conan así lo demuestran.
"Los halcones del mar" (octubre 1972) es el primer capítulo de la saga más épica de Conan. Reclutados por el príncipe turanio Yezdigerd, Fafnir, el vanir, y Conan, el cimerio, lucharán en una guerra santa contra Makkalet.
Se ha dicho mucho sobre la naturaleza de la religión y de las guerras, y no es inusual que las dos se encuentren entrelazadas. Si la religión no es nada más que un velo de la fantasía que esconde lo 'real', entonces la religión estará, evidente y perpetuamente, imbricada en la realidad. El elusivo significado de la vida está, supuestamente, al alcance de aquellos que rezan a los dioses y hacen lo que deben hacer. Al mismo tiempo, las guerras a menudo siguen narrativas predeterminadas que pretenden darle forma a lo real -lo 'real' entendido como aquello que precede y excede al lenguaje- y ordenarlo prolijamente de acuerdo a la realidad y dependiendo de la coyuntura.
Dicho con más sencillez, ya sea en la religión o en la guerra, seguimos órdenes. Seguimos los dictados no de nuestra conciencia sino de nuestras estructuras societarias. No se puede cuestionar a las religiones, ni dudar de ellas, del mismo modo que no se puede desafiar a los generales o a los reyes. Así que no es accidental que la guerra santa sea el escenario de una de las más impactantes historias de Conan. Podríamos fácilmente identificar a Conan con la E invertida de Lacan, que se usa en su gráfico de sexuación para representar al "único hombre no castrado". Obviamente, esto no significa que el joven bárbaro está rodeado de eunucos, sino más bien que sus aliados temporales se han insertado por completo en el orden simbólico; la castración, para Lacan, ocurre cuando nos insertamos por completo en el orden simbólico. Esta condición sine qua non para ser parte del mundo también significa obediencia, obediencia a la ley del padre, a las tradiciones de la sociedad y a los mandatos de la religión.
Todos en el ejército turanio creen en el sagrado Tarim, una figura mítica que los salvó de la ira del mar de Vilayet. Sus creencias son tan fuertes que a veces actúan como fanáticos irracionales, pero ¿no sucede esto con frecuencia incluso en el mundo de hoy? Desde los testigos de Jehová que no respetan tu privacidad y tocan con frecuencia la puerta de tu casa hasta un grupo de hombres capaces de secuestrar un avión porque están siguiendo órdenes divinas.
Todo lo que Conan ve es un ídolo de madera pintada reverenciado por todos, y por supuesto siente que esta guerra no merece esfuerzo alguno de su parte. A causa de esta herejía, Balthaz, el capitán de la nave, será su enemigo. Cuando el príncipe Yezdigerd explica que la guerra santa empezó cuando el Tarim encarnado fue robado de Turan y terminará solamente cuando sea recuperado y Makkalet sea destruida, él olvida mencionar una verdad más pedestre. Como señala Fafnir, Makkalet es el único rival para el comercio de Turan, así que la verdadera motivación aquí es, después de todo, asegurar las riquezas del reino exterminando a la competencia.
Del mismo modo que la religión influye en el comportamiento de la gente, la guerra tiene mecanismos similares. Como explica Slavoj Žižek "Los fundamentalistas hacen lo que ellos perciben como buenos actos para satisfacer la voluntad de dios y para ganar la salvación; los ateos hacen buenos actos simplemente porque es lo correcto, no lo hago para ganar el favor de dios; lo hago porque si no lo hiciera, no podría mirarme en el espejo. Un acto moral es por definición su propia recompensa. David Hume, creyente, resaltó esto de modo significativo cuando escribió que la única forma de mostrar verdadero respeto a dios es actuar moralmente ignorando la existencia de dios". En la vida real, la mayoría de creyentes depende enteramente de un gran Otro, una deidad que flota sobre sus cabezas y los vigila. La actitud heterónoma es bastante común incluso en el siglo XXI.
Al igual que la religión, la guerra también nutre la heteronomía del hombre. Del mismo modo que los oficiales nazi declaraban su inocencia al decir que "sólo seguían órdenes", los soldados son entrenados para hacer lo que se les dice, erradicando así todo rastro de autonomía. Ninguna guerra podría ocurrir si no fuera legitimada de algún modo. Así es que todas las guerras siguen ciertas narrativas predeterminadas que impiden que el hombre común -el soldado de a pie- descubra la verdad. Palabras como patriotismo y honor son parte del lenguaje de la guerra, pero no serían tan efectivas sin una estructura narrativa clara. ¿Cómo empezó la guerra entre Ilión y los aqueos? Podemos creer en el origen poético descrito por Homero y otros autores griegos (es decir, el rapto de la bella Helena a manos de Paris) o el hecho de que en el inicio del periodo micénico, Troya -a causa de su ubicación geográfica- era un rival natural para la supremacía marítima de los aqueos. ¿Cuál fue la motivación detrás de la conquista de América? De acuerdo a los reyes de España, había una imperiosa necesidad de evangelizar a todos en este nuevo continente, al llevar la palabra de dios a estos pueblos exóticos, España actuaba piadosamente. Los documentos reales enfatizan esta 'buena obra' pero, convenientemente, olvidan resaltar la inmensa cantidad de oro obtenida de los incas y otras civilizaciones. ¿Cuál fue la justificación de la guerra de Irak? Armas letales, arsenal nuclear, etc., la verdad sin embargo se hizo evidente: las compañías petroleras y la industria de armamento obtuvieron fuertes ganancias con esta guerra. Así que para cada guerra hay una justificación, una historia que pertenece a la realidad, pero si tenemos una mente crítica descubriremos lo 'real' que subyace a todo esto.
Conan y Fafnir son capaces de entender las intenciones de los hombres de Turan, pero ya no hay vuelta atrás. Y sin mucha convicción, el cimerio y el vanir atacan la costa de Makkalet. He leído este cómic muchas veces en mi vida. Es difícil imaginar una mejor manera de describir una guerra a gran escala que enfocándose en dos extranjeros, dos hombres que tienen otros dioses y otras actitudes. En un sólo ejemplar, Roy Thomas proporciona una análisis profundo de la guerra y la religión, con una complejidad y madurez que son imposibles de encontrar 40 años después (dentro y fuera de la industria del cómic). De hecho, por paradójico que suene, en épocas recientes la inmadurez se ha convertido en la norma para la religión (apenas hace un par de años los norteamericanos insistían en que el creacionismo se enseñe en los colegios y los musulmanes amenazaban con bombardear ciudades a causa de una caricatura de Mohammed).
No obstante, este número de Conan el bárbaro no sería igual sin el hermoso arte de Barry Windsor-Smith. La primera página retrata a un Conan meditabundo, hay una sensación de gravedad, los lápices y las tintas logran otorgarle peso de verdad. Conan está sentado con una expresión sombría, como si fuera la famosa estatua esculpida por Auguste Rodin "El pensador", que fue llamada así erróneamente ya que Rodin de hecho la concibió como "Dante en las puertas del infierno". Ese es el sentimiento que expresa Conan, él intuye el infierno que se avecina. Porque, como Sartre dijo tan acertadamente “l'enfer, c'est les autres” (el infierno son los otros).
La segunda página que incluyo aquí es un recuento de los logros del Tarim, este mito fundacional que recrea la figura del mesías, presente en tantas religiones. Luego tenemos una extraordinaria secuencia compuesta por viñetas altas y angostas, mientras Conan camina hacia una gaviota. La paz de la escena contrasta con los pensamientos del joven bárbaro: "Aquí entre hombres llamados civilizados, un extraño puede sonreír y extender una mano... mientras la otra se cierne furtivamente sobre la daga oculta. Aquí Conan encuentra insondables todos los motivos... y arteras todas las acciones...". El primer vistazo a la flota de asedio de Turan es también una escena poderosa, tiene la misma seriedad que los grabados de Durero. La ciudad de Makkalet es una joya arquitectónica. Barry Windsor-Smith construye esta ciudad piedra por piedra, en una época la que no existían las imágenes generadas en computadoras; hoy en día, un software como sketch-up impide que los artistas hagan el trabajo pesado y dibujen una simple pared o un par de ventanas. La caída de Fafnir y el desenlace final de la batalla son ejemplos indiscutibles del talento del artista británico. Y el próximo número es todavía mejor.
January 21, 2012
Conan the Barbarian # 16 - Barry Windsor Smith
“The Frost Giant's Daughter” is visual poetry at its purest. Over half a century ago Robert E. Howard wrote a poem about Atali, the fairest child of the snows, the daughter of Ymir, Lord of the Winter, God of the Nordic races.
Roy Thomas adapted this poem as a Conan adventure which should have taken place between issues 1 and 2 of the title, although it was finally published in July 1972. After a fearsome battle between Nordic warriors and the Cimmerian, only two combatants are left: Hymdul of the House of Wulfhere and Conan, the Barbarian. After one final brawl, the young barbarian is the one and only victorious man, but now he’s also miles away from any living creature, and thus, in order to survive, there is still one more fierce struggle he must endure: the fight against the chilling cold of the Northern winds, the icy and shiny snow at his feet and the loneliness of the valley around him.
He walks, and he finds a girl of pale skin and hair of gold, barely dressed in thin and delicate silk. She’s “like dawn running naked in the snows”, and even in the freezing mountain Conan’s blood boils at the sight of her. He must have her, even though if he has to chase her until the far reaches of the world. The girl runs away from him, teasing him, laughing at him, and the Cimmerian, although tired and perhaps even wounded, runs after her: “Light as a feather, floating across a pool, the girl dances through the snow… her unshod feet leaving barely an imprint on the hoar-frost that overlays the crust…”.
Once again, Conan has been ambushed, and as two gigantic bearded men attack him, he has no choice but to slaughter them. The rage and bravery in Conan’s heart has allowed him to achieve the impossible: kill the sons of Ymir, brothers of Atali, the goddess of beauty who know, unprotected, understands the horror and the despair of her situation. This time, with renewed energies, Conan runs after her, and now, overwhelmed by fear, she can no longer escape him.
For the first time in eons, a mortal hand is laid upon the flesh of the most elusive goddess of creation. Gods, however, cannot allow humans to pretend to be more than they are, and so it’s time for a god to interfere with this unholy effrontery: A lightening hits Atali and she vanishes, as she had never existed. Concussed by the explosion, the Cimmerian wakes up hours later: Niord and his Aesirs have found him. The young barbarian describes a girl of inhuman paleness and astonishing beauty, and all the Aesirs agree that it had to be a dream, and nothing else. They do not pay attention to the words of old Gorm, a warrior who claims to have seen Atali once, when he was young. It’s then and only then that Conan raises his hand: “Then the warriors speak no more-- but stare in silence at the thing which still dangles from Conan’s clenched left fist-- a flimsy veil-- a wisp of gossamer that was never spun by human distaff!”.
The first page is a masterwork, it combines a peaceful sky and a majestic mountain with the aftermath of a brutal combat. I can almost imagine Barry Windsor-Smith finding inspiration in paintings such as “The Storm on the Sea of Galilee” by Rembrandt, which balances a calm although ominous sky with a violent and yet beautiful central image.
And then, we have a double page spread which works as a close up that takes the reader right into the foray, as we see the mutilated corpses of several men around Conan and his opponent. Cadavers piled up on top of the snow are a great contrast against the movement and agony of the living, it’s not unlike Goya’s series The Disasters of War, in which we see many dead bodies and survivors performing the most gruesome deeds.
Atali’s character is the essence of graceful movements and delicacy, and in these pages I find a certain influence from immortal artists such as El Greco, whose mannerist paintings of virgins dressed with flying veils is very similar to the image of the daughter of Ymir. Throughout all these pages, however, one constant remains: beauty, or rather, as Schilling used to call it, a sublime pathos that takes aesthetic concepts to a whole new level.
In recent years, other authors have attempted the impossible: trying to compete with the work of Barry Windsor-Smith, and so, there has been at least another “Frost Giant's Daughter”, but just like it happens with any other remake, it could never be on the same level as the original, not even close.
__________________________________________________________________________________________
"La hija del gigante de hielo" es poesía visual pura. Hace más de medio siglo, Robert E. Howard escribió un poema sobre Atali, la más hermosa heredera de las nieves, la hija de Ymir, amo del invierno, dios de las razas nórdicas.
Roy Thomas adaptó este poema como una aventura de Conan que debió haber ocurrido entre el primer y el segundo ejemplar de este título, aunque finalmente fue publicado en julio de 1972. Luego de una sangrienta batalla entre los guerreros nórdicos y el cimerio, sólo quedan en pie dos combatientes: Hymdul de la Casa de Wulfhere y Conan, el bárbaro. Luego de un último embate, el joven bárbaro se alza victorioso, pero ahora se encuentra a millas de cualquier criatura viva, y por ello, para sobrevivir, debe librar una última lucha, más fiera que la anterior: pelear en contra del gélido frío de los vientos del norte, la helada y brillante nieve bajo sus pies y la soledad del valle que lo rodea.
Al caminar, encuentra a una chica de piel pálida y cabellos de oro, apenas vestida con una delgada y delicada seda. Ella es "como el alba que corre desnuda en las nieves", e incluso en la helada montaña, la sangre de Conan hierve al verla. Debe poseerla, incluso si tiene que perseguirla hasta los confines lejanos del mundo. La muchacha se aleja a gran velocidad, provocándolo, riéndose de él, y el cimerio, aunque está cansado y tal vez hasta herido, corre tras ella: "Liviana como una pluma que flota sobre un estanque, la chica danza a través de la nieve... sus pies descalzos apenas dejan huellas en la escarcha que cubre la corteza nevada".
Nuevamente, Conan ha caído en una emboscada, y cuando dos gigantes barbudos lo atacan, él los masacra. La furia y la valentía del corazón de Conan le ha permitido hacer lo imposible: asesinar a los hijos de Ymir, los hermanos de Atali, la diosa de la belleza que ahora, desprotegida, comprende el terror y la desesperación de su situación. Esta vez, con energías renovadas, Conan la persigue, y ahora, abrumada por el miedo, ella ya no puede escapar de él.
Por primera vez en eones, una mano mortal se ha posado sobre la carne de la diosa más elusiva de la creación. Los dioses, no obstante, no pueden permitir que los humanos pretendan ser más de lo que son, así que es momento de que un dios intervenga en esta afronta sacrílega: un rayo impacta sobre Atali y ella se desvanece como si nunca hubiese existido. Golpeado por la explosión, el cimerio despierta horas después: Niord y sus asires lo han encontrado. El joven bárbaro les describe a una chica de palidez inhumana y asombrosa belleza, y todos los asires están de acuerdo en que debió haber sido un sueño y nada más. No prestan atención a las palabras del viejo Gorm, un guerrero que clama haber visto a Atali una vez, cuando era joven. Es entonces y sólo entonces que Conan levanta su mano: "Entonces, los guerreros no hablan más-- admiran en silencio el objeto que aún cuelga del apretado puño de Conan-- un frágil velo-- un jirón etéreo que jamás fue enhebrado en telares humanos".
La primera página es una obra maestra, combina un cielo pacífico y una montaña majestuosa con el desenlace de un brutal combate. Casi puedo imaginar a Barry Windsor-Smith encontrando inspiración en pinturas como "La tormenta en el mar de Galileo" de Rembrandt, que balancea un cielo calmado pero ominoso con una imagen central violenta y bella.
Y luego tenemos una página doble que sirve como un close up que nos permite meternos en la contienda, y vemos los cuerpos mutilados de varios hombres que rodean a Conan y a su oponente. Los cadáveres apilados encima de la nieve ofrecen un gran contraste frente al movimiento y la agonía de los vivos, algo que nos acerca a la serie de los estragos de la guerra de Goya, en la que vemos muchos cuerpos muertos y sobrevivientes cometiendo actos terribles.
El personaje de Atali es la esencia de los movimientos con gracia y la delicadeza, y en estas páginas encuentro una cierta influencia de artistas inmortales como El Greco, que con sus pinturas manieristas presentó vírgenes de velos flotantes, bastante similares a la imagen de la hija de Ymir. A través de estas páginas, sin embargo, una constante se mantiene: la belleza, o más bien, como la llamaba Schilling, el pathos sublime que lleva los conceptos estéticos a un nuevo nivel.
En años recientes, otros autores han intentado lo imposible: competir con el trabajo de Barry Windsor-Smith, y así, ha habido al menos otra "hija del gigante de hielo", pero como sucede con todos los remakes, jamás logró estar al nivel de la versión original, ni siquiera acercarse.
Roy Thomas adapted this poem as a Conan adventure which should have taken place between issues 1 and 2 of the title, although it was finally published in July 1972. After a fearsome battle between Nordic warriors and the Cimmerian, only two combatants are left: Hymdul of the House of Wulfhere and Conan, the Barbarian. After one final brawl, the young barbarian is the one and only victorious man, but now he’s also miles away from any living creature, and thus, in order to survive, there is still one more fierce struggle he must endure: the fight against the chilling cold of the Northern winds, the icy and shiny snow at his feet and the loneliness of the valley around him.
He walks, and he finds a girl of pale skin and hair of gold, barely dressed in thin and delicate silk. She’s “like dawn running naked in the snows”, and even in the freezing mountain Conan’s blood boils at the sight of her. He must have her, even though if he has to chase her until the far reaches of the world. The girl runs away from him, teasing him, laughing at him, and the Cimmerian, although tired and perhaps even wounded, runs after her: “Light as a feather, floating across a pool, the girl dances through the snow… her unshod feet leaving barely an imprint on the hoar-frost that overlays the crust…”.
Once again, Conan has been ambushed, and as two gigantic bearded men attack him, he has no choice but to slaughter them. The rage and bravery in Conan’s heart has allowed him to achieve the impossible: kill the sons of Ymir, brothers of Atali, the goddess of beauty who know, unprotected, understands the horror and the despair of her situation. This time, with renewed energies, Conan runs after her, and now, overwhelmed by fear, she can no longer escape him.
For the first time in eons, a mortal hand is laid upon the flesh of the most elusive goddess of creation. Gods, however, cannot allow humans to pretend to be more than they are, and so it’s time for a god to interfere with this unholy effrontery: A lightening hits Atali and she vanishes, as she had never existed. Concussed by the explosion, the Cimmerian wakes up hours later: Niord and his Aesirs have found him. The young barbarian describes a girl of inhuman paleness and astonishing beauty, and all the Aesirs agree that it had to be a dream, and nothing else. They do not pay attention to the words of old Gorm, a warrior who claims to have seen Atali once, when he was young. It’s then and only then that Conan raises his hand: “Then the warriors speak no more-- but stare in silence at the thing which still dangles from Conan’s clenched left fist-- a flimsy veil-- a wisp of gossamer that was never spun by human distaff!”.
The first page is a masterwork, it combines a peaceful sky and a majestic mountain with the aftermath of a brutal combat. I can almost imagine Barry Windsor-Smith finding inspiration in paintings such as “The Storm on the Sea of Galilee” by Rembrandt, which balances a calm although ominous sky with a violent and yet beautiful central image.
And then, we have a double page spread which works as a close up that takes the reader right into the foray, as we see the mutilated corpses of several men around Conan and his opponent. Cadavers piled up on top of the snow are a great contrast against the movement and agony of the living, it’s not unlike Goya’s series The Disasters of War, in which we see many dead bodies and survivors performing the most gruesome deeds.
Atali’s character is the essence of graceful movements and delicacy, and in these pages I find a certain influence from immortal artists such as El Greco, whose mannerist paintings of virgins dressed with flying veils is very similar to the image of the daughter of Ymir. Throughout all these pages, however, one constant remains: beauty, or rather, as Schilling used to call it, a sublime pathos that takes aesthetic concepts to a whole new level.
In recent years, other authors have attempted the impossible: trying to compete with the work of Barry Windsor-Smith, and so, there has been at least another “Frost Giant's Daughter”, but just like it happens with any other remake, it could never be on the same level as the original, not even close.
__________________________________________________________________________________________
"La hija del gigante de hielo" es poesía visual pura. Hace más de medio siglo, Robert E. Howard escribió un poema sobre Atali, la más hermosa heredera de las nieves, la hija de Ymir, amo del invierno, dios de las razas nórdicas.
Roy Thomas adaptó este poema como una aventura de Conan que debió haber ocurrido entre el primer y el segundo ejemplar de este título, aunque finalmente fue publicado en julio de 1972. Luego de una sangrienta batalla entre los guerreros nórdicos y el cimerio, sólo quedan en pie dos combatientes: Hymdul de la Casa de Wulfhere y Conan, el bárbaro. Luego de un último embate, el joven bárbaro se alza victorioso, pero ahora se encuentra a millas de cualquier criatura viva, y por ello, para sobrevivir, debe librar una última lucha, más fiera que la anterior: pelear en contra del gélido frío de los vientos del norte, la helada y brillante nieve bajo sus pies y la soledad del valle que lo rodea.
Al caminar, encuentra a una chica de piel pálida y cabellos de oro, apenas vestida con una delgada y delicada seda. Ella es "como el alba que corre desnuda en las nieves", e incluso en la helada montaña, la sangre de Conan hierve al verla. Debe poseerla, incluso si tiene que perseguirla hasta los confines lejanos del mundo. La muchacha se aleja a gran velocidad, provocándolo, riéndose de él, y el cimerio, aunque está cansado y tal vez hasta herido, corre tras ella: "Liviana como una pluma que flota sobre un estanque, la chica danza a través de la nieve... sus pies descalzos apenas dejan huellas en la escarcha que cubre la corteza nevada".
Nuevamente, Conan ha caído en una emboscada, y cuando dos gigantes barbudos lo atacan, él los masacra. La furia y la valentía del corazón de Conan le ha permitido hacer lo imposible: asesinar a los hijos de Ymir, los hermanos de Atali, la diosa de la belleza que ahora, desprotegida, comprende el terror y la desesperación de su situación. Esta vez, con energías renovadas, Conan la persigue, y ahora, abrumada por el miedo, ella ya no puede escapar de él.
Por primera vez en eones, una mano mortal se ha posado sobre la carne de la diosa más elusiva de la creación. Los dioses, no obstante, no pueden permitir que los humanos pretendan ser más de lo que son, así que es momento de que un dios intervenga en esta afronta sacrílega: un rayo impacta sobre Atali y ella se desvanece como si nunca hubiese existido. Golpeado por la explosión, el cimerio despierta horas después: Niord y sus asires lo han encontrado. El joven bárbaro les describe a una chica de palidez inhumana y asombrosa belleza, y todos los asires están de acuerdo en que debió haber sido un sueño y nada más. No prestan atención a las palabras del viejo Gorm, un guerrero que clama haber visto a Atali una vez, cuando era joven. Es entonces y sólo entonces que Conan levanta su mano: "Entonces, los guerreros no hablan más-- admiran en silencio el objeto que aún cuelga del apretado puño de Conan-- un frágil velo-- un jirón etéreo que jamás fue enhebrado en telares humanos".
La primera página es una obra maestra, combina un cielo pacífico y una montaña majestuosa con el desenlace de un brutal combate. Casi puedo imaginar a Barry Windsor-Smith encontrando inspiración en pinturas como "La tormenta en el mar de Galileo" de Rembrandt, que balancea un cielo calmado pero ominoso con una imagen central violenta y bella.
Y luego tenemos una página doble que sirve como un close up que nos permite meternos en la contienda, y vemos los cuerpos mutilados de varios hombres que rodean a Conan y a su oponente. Los cadáveres apilados encima de la nieve ofrecen un gran contraste frente al movimiento y la agonía de los vivos, algo que nos acerca a la serie de los estragos de la guerra de Goya, en la que vemos muchos cuerpos muertos y sobrevivientes cometiendo actos terribles.
El personaje de Atali es la esencia de los movimientos con gracia y la delicadeza, y en estas páginas encuentro una cierta influencia de artistas inmortales como El Greco, que con sus pinturas manieristas presentó vírgenes de velos flotantes, bastante similares a la imagen de la hija de Ymir. A través de estas páginas, sin embargo, una constante se mantiene: la belleza, o más bien, como la llamaba Schilling, el pathos sublime que lleva los conceptos estéticos a un nuevo nivel.
En años recientes, otros autores han intentado lo imposible: competir con el trabajo de Barry Windsor-Smith, y así, ha habido al menos otra "hija del gigante de hielo", pero como sucede con todos los remakes, jamás logró estar al nivel de la versión original, ni siquiera acercarse.
Subscribe to:
Posts (Atom)