After defeating Johnny Bates, Miracleman knows that there is no force on Earth and perhaps in the entire galaxy that can subdue him. In many ways, the Olympus saga concluded in “Nemesis”, but this is a very necessary epilogue that wraps up Moore’s groundbreaking take on the superhero genre. In all my years as a comic book reader, I never thought I would find a proposal that could understand so well the roots of the superhero as an archetype, while at the same time exploring the structural fissures of a narrative that was at the risk of becoming stale and predictable before Moore and other British authors revitalized the industry.
Many readers consider “Watchmen” as the ultimate deconstruction of superheroes, however, the seminal series focuses more on the psychological aspects of masked vigilantes (in fact, save for Doctor Manhattan, there are no super-powered individuals in Watchmen); so, in a way, Moore’s Miracleman is the other side of the same coin. Here, Moore delves deep into the notion of power, and its superlative level. The superpower, then, is no longer a deus ex machina that makes it easier for the hero to save the world or escape from peril, but rather what defines and gives form to the superhuman protagonist.
Olympus: Miracleman's home / el Olimpo, hogar de Miracleman |
Perhaps in the past there was something holding Miracleman down. Maybe his own humanity was his weakness. But now that he is no longer human he is absolute power, and there are no barriers, no limits for the things he can do: his first task is to arrange a meeting with England’s Prime Minister, Margaret Thatcher. In the reunion, Thatcher believes she is there to negotiate, to retain whatever little crumbs of power are still left on the table. However, she’s dealing with an unrelenting individual that has already proven his superiority. Humiliated and in shock, Margaret Thatcher leaves the room, knowing full well that she’ll never be an influential person again. I’m guessing that writing these pages must have been quite therapeutic for Moore (who has always been very open about his anti-Thatcher stance).
Totleben's fascinating architecture / la fascinante arquitectura de Totleben |
the downfall of Margaret Thatcher / la derrota de Margaret Thatcher |
Miracleman alone would be enough of an accomplishment to consider Moore a genius, but what is even more remarkable is that at some point he was writing Miracleman, Swamp Thing and Watchmen at the same time. He wasn’t just producing one masterwork after another, he was producing them simultaneously. There is absolutely no one else in the history of the 9th art that has come close to such an achievement.
In the past, superhero comic books could be narrowed down to its most basic components, id est, the eternal fight between good and evil, the everlasting battle between heroes and villains. However, after Watchmen, comic book writers felt the need for a more sophisticated approach, and thus they produced stories that would question the nature of the hero and the villain, replacing an exclusively black and white perspective with much needed shades of gray. What Alan Moore does here is go even further, as he dares answer questions no one had the courage to ask. In every Marvel or DC publication there is always an explanation about why the heroes must uphold the status quo of the world, however unfair it may be. The heroes can never change the course of history, they can never interfere in countries plagued by hunger and misery, they can neither cure cancer nor bestow upon mankind the gift of an advanced technology that is reserved only for their adventures. In short, superheroes can never change the world in any meaningful way, and it sure does make sense from a storytelling point of view. After all, comics are a continuous, never-ending narrative, and in order for them to keep going like this, superheroes must never solve any problem in a definitive way, nor should they deal with an enemy in a matter that would preclude that character from reappearing afterwards. However, in Miracleman, all these rules are broken. And it is precisely for that reason that this stands as one of the greatest contemporary masterpieces.
Miracleman & Miraclewoman |
When I finished reviewing Swamp Thing after 2 years, I thought it would take me longer to review Miracleman and I was right. After 3 years, I’m finally done. Here are the rest of my Miracleman reviews. Read them and enjoy them:
Miracleman Book 1: A Dream of Flying:
http://artbyarion.blogspot.com/2014/07/miracleman-book-1-dream-of-flying.html
Miracleman Book 2: The Red King Syndrome
http://artbyarion.blogspot.com/2015/01/miracleman-10-alan-moore-rick-veitch.html
Miracleman Book 3: Olympus
http://artbyarion.blogspot.com/2015/05/miracleman-15-alan-moore-john-totleben.html
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“Y fue así como bosquejamos planos puros y abstractos, libres de toda complicación moral, y fuimos los arquitectos de los sueños”, explica Miracleman. Alguna vez el héroe más grande del mundo, Miracleman finalmente ha aceptado su condición de divinidad postmoderna en “Olimpo” (publicado originalmente en Miracleman # 16, diciembre de 1989), último número escrito por Alan Moore.
Miracleman: supreme ruler of the world /Miracleman: gobernante supremo del mundo |
Después de derrotar a Johnny Bates, Miracleman comprende que no hay fuerza en la Tierra y tal vez en toda la galaxia que pueda someterlo. En muchos sentidos, la saga del Olimpo concluyó en “Némesis”, pero este es un muy necesario epílogo que pone punto final a la innovadora labor de Moore en el género superheroico. En todos mis años como lector de cómics, nunca pensé que iba a encontrar una propuesta capaz de entender tan bien las raíces del superhéroe como arquetipo, y de explorar al mismo tiempo las fisuras estructurales de una narrativa que corría el riesgo de quedarse estancada y volverse predecible antes de que Moore y otros autores británicos revitalizaran la industria.
Muchos lectores consideran “Watchmen”, como la deconstrucción definitiva de los superhéroes, sin embargo, la prestigiosa serie se centra más en los aspectos psicológicos de los vigilantes enmascarados (de hecho, salvo Doctor Manhattan, no hay individuos súper-poderosos en Watchmen); así, en cierto modo, el Miracleman de Moore es la otra cara de la moneda. Aquí, Moore se adentra profundamente en la noción de poder, y a un nivel superlativo. El superpoder, entonces, ya no es el deus ex machina que le permite al héroe salvar al mundo o escapar de un peligro fácilmente, sino más bien lo que define y da forma al protagonista sobrehumano.
Olympus / Olimpo |
As a god, is Miracleman doomed to loneliness? / Al ser un dios, ¿Miracleman está condenado a la soledad? |
original cover (1989) / portada original (1989) |
El siguiente movimiento es buscar todos los dispositivos nucleares y arrojarlos al sol. Una medida drástica que se explica en las Naciones Unidas, frente a los líderes que se dan cuenta de lo impotentes que son ahora. No satisfecho con eso, Miracleman decide eliminar el dinero: “El dinero es una promesa, para redimir el efectivo de cada portador por su valor en oro o mercancía. Una promesa vacía. Si acaso exigiéramos todos a la vez la redención de nuestras monedas, nos enteraríamos de que esa riqueza no existe. El dinero es imaginario [...] El próximo verano ya no habrá dinero... se trata, claro está, de algo que nunca existió”. Sin dinero, la delincuencia en las ciudades desaparece, pero todavía hay otros problemas como el hambre y la pobreza en los países subdesarrollados, el crimen organizado, los cárteles de la droga y así sucesivamente, Miracleman encuentra una manera de lidiar con todo eso. La sociedad sufre una transformación radical. El mundo es irreconocible, pero Miracleman sigue adelante. Él tiene grandes planes para la humanidad y no se detiene ante nada para llevarlos a cabo. Los conceptos desarrollados a continuación son, de hecho, los frutos más deliciosos que puedan ser cosechados de la mente creativa de Alan Moore.
“Miracleman” es un logro suficiente para considerar a Moore como un genio, pero lo que es aún más notable es que en algún momento él estaba escribiendo “Miracleman”, “Swamp Thing” y “Watchmen” al mismo tiempo. Él no estaba produciendo una obra maestra tras otra, más bien las estaba produciendo simultáneamente. No hay nadie más en la historia del noveno arte que haya logrado algo parecido, ni de lejos.
John Totleben: oils on canvas / John Totleben: óleos sobre lienzo |
En el pasado, los cómics de superhéroes podían ser reducido a sus componentes más básicos, es decir, la eterna lucha entre el bien y el mal, la inacabable batalla entre héroes y villanos. Sin embargo, después de “Watchmen”, los escritores de cómics sintieron la necesidad de tener un enfoque más sofisticado, y por lo tanto produjeron historias que cuestionaban la naturaleza del héroe y del villano, sustituyendo una perspectiva exclusivamente a blanco y negro por otra con necesarios tonos de gris. Lo que Alan Moore hace aquí es ir aún más lejos, ya que se atreve a responder preguntas que nadie tuvo el coraje de formular. En toda publicación de Marvel o DC siempre hay una explicación acerca de por qué los héroes deben defender el statu quo del mundo, sin importar lo injusto que sea. Los superhéroes no pueden cambiar el curso de la historia, nunca pueden interferir en los países asolados por el hambre y la miseria, no pueden ni curar el cáncer, ni otorgar a la humanidad el don de una tecnología avanzada que está reservada sólo para sus aventuras. En resumen, los superhéroes no pueden cambiar el mundo de una manera significativa, y seguro que tiene sentido desde un punto de vista narrativo. Después de todo, los cómics son una narración continua y sin fin, y para que esto sea así, los superhéroes nunca deben resolver ningún problema de manera definitiva, ni deben deshacerse de sus enemigos quienes, al fin y al cabo, deben reaparecer continuamente. Sin embargo, en Miracleman, todas estas reglas se rompen. Y precisamente por eso es una de las más grandes obras maestras contemporáneas.
John Totleben tardó más de un año para completar las 32 páginas de esta última entrega (con la excepción de unos pocos paneles preciosamente ilustrados por Thomas Yeates). Y el resultado es una hazaña artística de una belleza sin precedentes. Sus diseños son impresionantes y su Olimpo es fastuoso y sobrecogedor: “una gran extravagancia en decoración que dejaría en ridículo a Versalles o Babilonia la Grande”. Además de sus exquisitas composiciones e imágenes ricamente detalladas, Totleben también sorprende a los lectores con varios experimentos visuales: algunas páginas son simplemente el producto de lápices más tintas, otras incluyen tinta lavada y acrílico blanco; dominando todas las técnicas artísticas que uno podría mencionar, Totleben pinta algunas páginas con témpera, y destaca en el uso de óleos sobre lienzo. Ya había elogiado el talento de Totleben en mis reseñas sobre “Swamp Thing”, pero su trabajo en Miracleman es incluso mejor.
Cuando terminé de reseñar Swamp Thing después de 2 años, pensé que iba a necesitar más tiempo para hacer lo mismo con Miracleman, y no me equivoqué. Después de 3 años, por fin he terminado. Aquí están el resto de mis comentarios sobre Miracleman. A Leer y a disfrutar de ellos:
Miracleman Book 1: A Dream of Flying:
http://artbyarion.blogspot.com/2014/07/miracleman-book-1-dream-of-flying.html
Miracleman Book 2: The Red King Syndrome
http://artbyarion.blogspot.com/2015/01/miracleman-10-alan-moore-rick-veitch.html
Miracleman Book 3: Olympus
http://artbyarion.blogspot.com/2015/05/miracleman-15-alan-moore-john-totleben.html