In the second and final run of the Spanish edition of Creepy, Josep Toutain had the good sense of serializing “Tragaldabas” in 6 monthly chapters. The author was Enrique Jiménez Corominas, a 20-year old artist with plenty of talent and enough audacity to compete against veteran creators.
The first chapter of “Tragaldabas” was published in 1990, in the pages of Creepy # 1. Corominas unleashed all his creativity, not only as an artist but also as a writer. The series moved in two directions, on one hand, we have the main plot, in which a religious fanatic kidnaps Saray, a smart journalist responsible for discrediting many sects and pseudo-messiahs; captured by this sinister and fat man, Saray is tortured while forced to listen to the peculiar parables that he tells her. The parables are a fundamental aspect of “Tragaldabas”; obviously, these are not fables or spiritual tales, but rather twisted, violent and often terrifying stories. Thanks to this dual structure, Corominas satisfies his readers by offering a complete story in each Creepy issue (one of the parables told by the captor), while gradually developing the main plot (id est, the intellectual and physical confrontation between the victim and her abductor).
Clearly influenced by the legendary Bernie Wrightson, Corominas also pays homage to Doré's illustrations and Goya's engravings. With precise lines, highly expressive and of a baroque nature, Corominas represents nightmarish landscapes decorated with convulsive and misshapen bodies, quite often mutilated and disfigured.
Saray and her cruel captor / Saray y su cruel secuestrador |
the church of evil / la igleasia del mal |
It has been many years since I read “Tragaldabas” for the first time, and although the script is a bit flawed, the art is truly wonderful, and in my opinion that's reason enough to pay attention to this graphic novel.
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Recuerdo que cuando todavía estaba en el colegio, comprar cómics implicaba una ardua labor de búsqueda. Las librerías no tenían secciones dedicadas al noveno arte y, en general, salvo alguna que otra honrosa excepción, el arte de encontrar cómics requería una inmensa paciencia. En ese entonces, ir a la feria del libro era siempre un momento emocionante, porque existía la posibilidad de encontrar allí alguna novedad. A menudo la búsqueda era infructuosa, pero a veces uno tenía la suerte de tropezarse con saldos de las editoriales españolas, y vaya que eso era todo un hallazgo. Fue así como llegaron a mis manos, poco a poco, ejemplares de Zona 84, Totem, Comix Internacional y, por supuesto, Creepy (todos ellos editados por Toutain).
The torment begins / el tormento comienza |
Another victim / otra víctima |
Parables / parábolas |
Saray tries to run away / Saray intenta escapar |
Corominas impresiona desde el primer instante, gracias a su dominio absoluto de la tinta china y a su sorprendente capacidad de dotar a cada dibujo con una abrumadora cantidad de detalles, relieves y figuras ocultas en la oscuridad de las sombras. Si observamos, por ejemplo, la primera página doble encontraremos una imagen extraordinaria, en los que los planos picados y contrapicados se entrecruzan en una dramática composición, la luz y la sombra dividen conceptualmente al mundo perverso del fanático religioso (mundo, por cierto, plagado de símbolos macabros, columnas revestidas con cabezas humanas y figuras ominosas apenas esbozadas o simplemente difuminadas entre esta arquitectura demoníaca) y al mundo vulnerable y bajo amenaza de Saray, quien parece ser el único cuerpo capaz de atraer la luz en este escenario.
Otra página doble digna de ser analizada es la que nos muestra un horizonte amplio y circular, en medio de un atardecer que sume en la oscuridad a la ciudad ficticia en la que transcurre esta saga. Desde el centro brotando con violencia la iglesia en la que Saray está aprisionada. Corominas realiza un impecable juego de falsas perspectivas que refuerzan el simbolismo arrollador de sus conceptos. Otras páginas, como la del tiburón que devora un hombre, son ejemplos claros de la pasión que Corominas siente por la ilustración clásica como forma artística.
Han pasado ya muchos años desde que leí “Tragaldabas” por primera vez, y aunque el guión presenta alguna que otra falencia, el arte sigue siendo una verdadera maravilla, y solamente por eso merece toda nuestra atención.