Hace un par de semanas se inauguró la magnífica muestra “Hipnógrafos” de José Gabriel Alegría Sabogal, sin duda una de las mejores que he tenido la oportunidad de ver en el 2015. Además de tener un enorme talento, este artista se ha dedicado por completo a su pasión creadora, y el resultado son obras extraordinarias que rinden homenaje al maestro alemán Durero. Incluso la firma que acompaña cada uno de estos cuadros nos remite a la particular rúbrica del pintor renacentista.
Aunque me gustaría incluir todos los cuadros en este post, por motivos de espacio solamente me limitaré a unos cuantos. Pero así eligiese uno solo, la calidad artística de la propuesta de José Gabriel Alegría Sabogal sería más que evidente. En primer lugar hay que valorar el acercamiento a la técnica del grabado, tal como la entendían Durero o Goya. Es cierto que actualmente se producen grabados interesantes dentro de los esquemas del arte contemporáneo, pero a menudo lo que se puede observar es una primacía excesiva del concepto en detrimento del trabajo en sí.
Por fortuna, lo que podemos ver en “Hipnógrafos” es una adecuada confluencia de conceptos bien planteados y una minuciosa labor pictórica. Personalmente, encuentro fascinante el retorno del imaginario renacentista, reelaborado y reinterpretado para la mirada postmoderna. Tenemos, entonces, escenas que bien podría haber dibujado Durero pero adaptadas al siglo XXI.
Entre los elementos recurrentes que más me han llamado la atención, estarían la muerte, representada mediante esqueletos y cráneos (en algunos casos, el artista de hecho incluye huesos de verdad en el cuadro); la desnudez que reanuda la vertiente tanática con la erótica (en varios cuadros, el miembro viril está en estado de erección mientras el sujeto en sí se encuentra desfalleciente), los insectos (tema también común para Durero), la arquitectura y los mensajes constantes escritos en una mezcla de latín clásico y algún extraño dialecto de las incipientes lenguas romances.