Abelard Snazz (Steve Dillon) |
The right equation ought to be drama plus humor; nevertheless, it seems as if most writer find that hard to balance, and they choose the former over the latter. And thus we have a panorama ruled by the ‘grim and gritty’ tone established in the mid-80s. But we can’t discard a healthy laughter, can we? Since the beginning of his career, Alan Moore was a very versatile author. Moore can write dramatic and tragic works such as Watchmen, V For Vendetta and From Hell but he can also write the most hilarious stories such as The Bojeffries Saga, D.R. & Quinch and Abelard Snazz, the Man of the Two-Storey Brain.
In the early 80s, Moore was still a relatively unknown writer. And despite his frequent collaborations for 2000 AD he wasn’t the biggest name in the British scene. At this point Moore was writing mostly Tharg’s Future Shocks (standalone sci-fi adventures), honing his craft and gratifying his readers with amazingly creative concepts boiled down to its very essence. Abelard Snazz would prove to be a tremendously popular character, and 6 additional episodes were written. I had the chance to re-read them a couple of months ago and I just couldn’t stop laughing at this egocentric double-brained genius (heir to the galaxy’s worst luck).
Snazz & Edwin (Mike White) |
“The Return of the Two-Storey Brain!” (2000 AD # 209, 1981) is one of my favorites. Abelard Snazz and his faithful android Edwin try to help Hoolio Moolabar, a man who has lost all his money in a famous galactic Casino and is afraid to return home, to an angry wife that will not take the news kindly. Snazz comes up with a tiny time machine that allows him to go back in time 60 seconds; so he will know which ones are the winning numbers in the roulette, in the cards and in all the casino games. Snazz and Hoolio win millions of credits in a single night, but at the end, Snazz’s hubris makes him fall into the hands of a professional scammer, who takes away all his money. The art by Mike White is absolutely top notch. White really knows how to design some wonderfully weird aliens, and he makes each panel unique and amusing.
In “The Double-Decker Dome Strikes Back” (2000 AD # 237-238, 1981), Moore embraces the absurd as a narrative resource. Instead of far-fetched sci-fi concepts, this time Moore plays with fantasy, while mocking religions and theological virtues such as compassion and hope. This time Snazz must reactivate the economy of an entire planet while saving them from a black hole. Mike White once again conveys the right artistic mood; and the cameos of characters from previous Moore’s Future Shocks are priceless.
2000 AD crossover (Mike White) |
“Halfway to Paradise” (2000 AD # 245, 1982) allows Moore to further explore the nature of deities, as Abelard Snazz gets lost in a black hole and ends up meeting the gods from ancient cultures. Washed-up and powerless after losing their worshippers thousands of years ago, Zeus, Thoth and Odin finally accept Snazz’s help, as he promises to create a public relations campaign that will make gods popular again. The talented John Cooper creates pretty impressive sequences, while making the gods look better than ever.
After a lifetime of imprisonment in the Dimension of Bleak Desolation, Snazz is finally rescued by Amnesty Intergalactic in “The Multi-Storey Mind Mellows Out!” (2000 AD #254, 1982). In a world in which all problems have been solved and people live a never-ending holyday, Snazz gets bored, until he comes up with a terrible invention. Paul Neary, still a rookie, does a good job here, especially with the hippy community.
Finally, in “Genius is Pain” (2000 AD # 299, 1983), illustrated again by White, Abelard Snazz faces the Manager of the Galaxy, an omnipotent figure that bestows upon him a unique gift. Greedy as ever, Snazz thinks he’ll get the biggest treasure in the cosmos, but he gets the one thing he’s been trying to get rid of for years: his faithful robot Edwin. In these great 6 episodes, Moore makes all readers laugh out loud; and for that, we should be thankful.
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Reír a carcajadas siempre es revigorizante. Pero cuando se trata de cómics, actualmente este placer tan simple parece ser poco común. Es algo curioso, ¿no es así? Todavía los llamamos cómics aunque el 90% de los títulos estadounidenses son cualquier cosa menos cómicos. Siempre me ha gustado la comedia en los cómics. Para mí, el humor debería ser un elemento narrativo importante, así no sea el más prominente.
Odin, Zeus & Thoth (John Cooper) |
La ecuación correcta debe ser drama más humor; sin embargo, pareciera que a la mayoría de escritores les cuesta mantener el equilibrio. Y de este modo tenemos un panorama dominado por el tono 'sombrío y áspero' establecido a mediados de los 80s. Pero no podemos descartar las risas, ¿verdad? Desde el comienzo de su carrera, Alan Moore fue un autor muy versátil. Moore podía escribir obras dramáticas y trágicas como “Watchmen”, “V de Vendetta” y “From Hell” pero también podía escribir las historias más hilarantes como “The Bojeffries Saga”, “D.R. & Quinch” y “Abelard Snazz, el hombre con el cerebro de dos pisos”.
A principios de los años 80, Moore era todavía un escritor relativamente desconocido. Y a pesar de sus frecuentes colaboraciones para “2000 AD”, él no era el nombre de más peso en la escena británica. En esos tiempos, Moore estaba escribiendo principalmente “Tharg’s Future Shocks” (aventuras auto-conclusivas de ciencia ficción), perfeccionando su oficio y gratificando a sus lectores con conceptos increíblemente creativos y contundentes. Abelard Snazz demostraría ser un personaje tremendamente popular, y 5 episodios adicionales fueron escritos. Tuve la oportunidad de releerlos hace un par de meses y no pude dejar de reír gracias a este egocéntrico genio con dos cerebros (heredero de la peor suerte de la galaxia).
Relax (Paul Neary) |
“¡El regreso del cerebro de dos pisos!” (“2000 AD” # 209, 1981) es uno de mis favoritos. Abelard Snazz y su fiel androide Edwin tratan de ayudar a Hoolio Moolabar, un hombre que ha perdido todo su dinero en un famoso casino galáctico y tiene miedo de regresar a casa, a una mujer enojada que no recibirá la noticia amablemente. A Snazz se le ocurre ensamblar una máquina del tiempo diminuta que le permita retroceder en el tiempo hasta 60 segundos; de ese modo sabrá cuáles son los números ganadores en la ruleta, en las cartas y en todos los juegos del casino. Snazz y Hoolio ganan millones de créditos en una sola noche, pero al final, la arrogancia de Snazz le hace caer en manos de un estafador profesional, que le quita todo su dinero. El arte de Mike White es asombroso. White sabe muy bien cómo diseñar alienígenas, y cómo hacer que cada viñeta sea única y amena.
En “El cerebro doble ataca de nuevo” (“2000 AD” # 237-238, 1981), Moore asimila lo absurdo como un recurso narrativo. En vez de rebuscados conceptos de ciencia ficción, esta vez Moore juega con la fantasía, a la vez que se burla de las religiones y de las virtudes teologales como la compasión y la esperanza. En esta ocasión Snazz debe reactivar la economía de todo un planeta, y también salvarlos de un agujero negro. Mike White, una vez más, capta muy bien los estados de ánimo; y los cameos de personajes de anteriores “Future Shocks” de Moore son un lujo.
The end (Mike White) |
“A medio camino del paraíso” (“2000 AD” # 245, 1982) le permite a Moore explorar más a fondo la naturaleza de las deidades; cuando Abelard Snazz se pierde en un agujero negro, termina conociendo a los dioses de las culturas antiguas. Fracasados e impotentes después de haber perdido a sus adoradores hace miles de años, Zeus, Thoth y Odín finalmente aceptan la ayuda de Snazz; él promete crear una campaña de relaciones públicas que hará que los dioses sean populares otra vez. El talentoso John Cooper crea secuencias bastante impresionantes, y sus dioses se ven estupendos.
Después de toda una vida de reclusión en la Dimensión de la Desoladora Miseria, Snazz es finalmente rescatado por Amnistía Intergaláctica en “¡La mente de múltiples pisos se relaja!” (“2000 AD” # 254, 1982). En un mundo en el que todos los problemas han sido resueltos y las personas viven unas vacaciones eternas, Snazz se aburre, hasta que se le ocurre un terrible invento. Paul Neary, todavía un novato, hace un buen trabajo aquí, especialmente con la comunidad hippy.
Por último, en “Ser genio duele” (“2000 AD” # 299, 1983), ilustrado nuevamente por White, Abelard Snazz confronta al gerente de la galaxia, una figura omnipotente que le otorga un regalo único. Codicioso como siempre, Snazz piensa que obtendrá el mayor tesoro del cosmos, pero recibe la única cosa de la que ha estado tratando de deshacerse durante años: su fiel robot Edwin. En 6 fabulosos episodios, Moore hace que todos sus lectores se rían a carcajadas; razón de más para quedar agradecidos.